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El gobierno nacional confirmó a través del vocero presidencial que inicia el proceso de remate del 44 % de las acciones de Nucleoeléctrica Argentina (NASA), la empresa estatal que gestiona las centrales nucleares de Atucha I, Atucha II y Embalse. Durante el primer trimestre la empresa registró un resultado financiero de 17.000 millones de pesos. El capital accionario total no supera los 1.100 millones de dólares, los cuales al día de hoy se encuentran distribuidos entre la CNEA (20 %), ENARSA (10 %) y el Ministerio de Economía (70 %). El proyecto de privatización plantea el pasaje del total de las acciones al Ministerio de Economía y de allí se gestionaría el remate.
Especialistas señalan que el valor accionario podría ser a precios irrisoriamente bajos por la necesidad de desarrollar inversiones de 300 millones de dólares para prolongar la vida de Atucha I, actualmente paralizada. Consultoras privadas indican que para la capacidad productiva de las tres centrales nucleares (1.763 MW) la empresa debería reducir 1.000 puestos laborales, un tercio de la planta actual compuesta de 3.100 trabajadores.
El botín que ofrece el Gobierno a los especuladores del mercado accionario es el importantísimo andamiaje tecnológico que posee la Argentina en materia de energía nuclear, siendo uno de los tres países latinoamericanos con centrales nucleares (los otros son México y Brasil), junto con la promesa de ser un posible productor mundial de los Reactores Modulares Pequeños (SMR por sus siglas en inglés), que hoy resurgen ante las demandas energéticas que generan las centrales de datos que utilizan Inteligencia Artificial. La venta de la patente del ACR300 producido por el INVAP coloca al conjunto del plan nuclear bajo la esfera de las compañías de IA.
Los trabajadores de la CNEA y NASA han profundizado la discusión, con asambleas y protestas en puerta, sobre el futuro de sus puestos laborales y el proyecto nuclear argentino, amenazado por despidos, salarios de pobreza y la privatización en puerta. Prima debatir un plan de lucha que plantee la articulación de las acciones en la perspectiva de una huelga general con todos los sectores que hoy enfrentan los ataques del gobierno.
El desarrollo de la Argentina en materia de energía nuclear se sirve en bandeja para ponerlo al servicio de los intereses privados. El Gobierno utilizará los fondos recaudados para contener el movimiento del dólar. La contracara es el congelamiento del desarrollo de Atucha III impulsado por capitales chinos, en el marco de la guerra internacional entre Estados Unidos y China. El proyecto de la cuarta central fue detenido en el gobierno de los Fernández, por pedido explícito del Comando Sur, que está a la cabeza de expulsar la influencia china de la región. Esto significó resignar la posibilidad de aumentar en 1.200 MW -un 70 %- la producción de energía nuclear.
El yugo de los dictámenes del FMI para enfrentar los pagos de la deuda no encuentra divergencias entre “las fuerzas patriotas” y liberticidas. Argentina EN VENTA.
