Escribe Valentina Viglieca
El 27, marchamos de Plaza de Mayo a Congreso. A las 16 horas.
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El asesinato de Brenda, Lara y Morena suscitó una convocatoria en Plaza Flores que superó las expectativas de las propias convocantes y, al mismo tiempo, rindió mérito a la reacción histórica del Movimiento de Mujeres cada vez que otro crimen recae sobre una de nosotras. La cita era a las 19 horas y varios sindicatos circularon flyers con la convocatoria; a las 18 los bares de la zona de Flores ya tenían mesas de mujeres esperando la hora de la concentración. Maestras con sus delantales, trabajadoras estatales que hacían tiempo.
Apenas pasadas las 19 un grupo de mujeres empezó a reunirse frente al monumento en la Plaza, no había escenario, ni sonido, varios carteles manuscritos, algunos con los nombres de las tres jóvenes asesinadas, otros con la consigna “Ni Una Menos”, no faltó quien recordara que “el Estado es responsable”. Frente a los medios presentes las convocantes denunciaron a la policía como parte necesaria del ataque a las mujeres en situación de prostitución y al gobierno de Jorge Macri a cargo de esa policía. Era difícil escuchar la intervención y las mujeres presentes empezaron a cantar “cortemos la calle” pero nadie se movía hacia Rivadavia. Apenas terminada la conferencia de prensa improvisada por las dirigentes de AMMAR una voz gritó “cortemos Rivadavia”.
Algunos miles de mujeres se sintieron convocadas a la cita para exigir justicia por Brenda, Lara y Morena. Había cánticos de denuncia y no faltaban abrazos entre las asistentes, algunas llorando. No estaba la familia de ninguna de las chicas en la cita pero con un promedio de una mujer asesinada cada 26 horas en nuestro país, todas las asistentes saben perfectamente que en algún momento el cartel que hoy lleva el nombre de ellas tres, antes llevó el de otras y seguirán apareciendo cadáveres. La complicidad de todos los poderes del Estado con los femicidas y con los violadores no se termina con una ley de capacitación obligatoria. Para terminar con los femicidios no sirve la Ley Micaela. Lo que se necesita es la organización independiente de las mujeres en frente único con los varones de nuestra clase.
En algún momento las columnas empezaron a dar la vuelta a la Plaza Flores con la consigna: “señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente” y a las bocinas en apoyo se sumaron aplausos desde los balcones. Cuando la cabecera de la columna llegaba nuevamente a Rivadavia, un cordón policial intentó impedir el corte y tuvo que correr ante los insultos de las compañeras que no tenían duda que es el mismo movimiento de mujeres que salió en 2015 contra los femicidios y que, en plena pandemia, desbordó durante más de 24 horas la Plaza de los Dos Congresos por el derecho al aborto legal.
La policía quedó una parte en retirada, la otra acorralada mientras las estudiantes que fueron llegando desde los profesorados y delegadas de distintos sindicatos –que citaron, pero no llevaron banderas ni nada- les cantaban: “yo sabía, yo sabía a los violadores los cuida la policía”. La concentración se convirtió en corte, el corte se convirtió en ronda y volvió a permanecer en corte. Recogiendo la tradición de las mujeres luchadoras: el corte de calle de las piqueteras y la ronda de las Madres de Plaza de Mayo.
Horas antes de la cita en varios lugares de trabajo se hicieron recorridas, fotos con carteles, se colgaron afiches con la consigna Ni Una Menos, El Estado es Responsable, Justicia y Basta. En los grupos de WhatsApp alguien tiraba la idea y enseguida prendía. Esas mujeres “sueltas” están unidas por una historia común. Por eso mientras algunas agitaban en los edificios, otras aplaudían y se sumaban sin dudarlo.
Una reunión improvisada que algunas organizaciones llamaron “asamblea” resolvió una movilización de Plaza de Mayo a Congreso para el sábado 27 de septiembre. La convocatoria empezó a circular por las redes y muchas de las que permanecíamos nos enteramos así. La respuesta de cientos de mujeres no organizadas que se acercaron a Plaza Flores muestra que el movimiento de mujeres no está en retirada, lo que está en retirada es la dirección que deja correr los meses mirando los atropellos pasar.
Cuando la mayoría de las asistentes se retiró, la policía volvió al lugar, reprimió y detuvo a una decena de mujeres y varones que habían participado de la manifestación. Durante la noche los fueron liberando. Esta concentración se replicó en Mendoza, Bariloche, Lomas de Zamora y otros puntos del país, al igual que pasará el sábado. La lucha por la vida de las mujeres –nosotras, la mitad de la población- es y debe ser una reivindicación del conjunto de las y los trabajadores. El gobierno de Javier Milei ataca nuestros derechos y nuestras conquistas, no sólo desconociendo la violencia contra las mujeres y el femicidio sino cuando ataca las condiciones de vida de toda la población y en especial de las mujeres, porque el 80% de “los jefes de familia” son mujeres, las que lidian con el vaciamiento hospitalario y con el abandono de las escuelas. Somos mayoría de mujeres porque las que sostienen como pueden los comedores populares son las piqueteras y así sigue la lista.
Este 27 de septiembre salgamos a todas las plazas del país para exigir justicia por Brenda, Lara y Morena. Pongamos en pie la organización independiente de las mujeres para enfrentar la barbarie del femicidio y de los gobiernos del capital.
