Escribe Joaquín Antúnez
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El video de nuestro compañero Jorge Altamira en ocasión del 15 aniversario del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, difundidas por las redes de nuestra organización, motivaron una airada reacción nada menos que del titular de la Secretaría contra la Violencia Institucional del Municipio de Quilmes y secretario de Derechos Humanos del PJ local, Walter Ormazábal. Intervino en las redes sociales, precisamente, para repudiarlas (literalmente) por “gorilas” (sic).
En el vídeo mencionado, Altamira desarrolla los hechos ocurridos el 20 de octubre y los intereses económicos y políticos que motivaron el ataque de la patota de José Pedraza y finalmente lo llevaron tras las rejas, de la mano de una gigantesca movilización popular. Durante la intensa campaña que desarrolló nuestro partido, apenas ocurridos los hechos, se desnudó la trama integrada por la burocracia sindical, los empresarios que regenteaban el ferrocarril, los funcionarios de la Secretaría de Transporte del gobierno de Cristina Fernández y la policía, a cargo entonces de Aníbal Fernández.
El comentario de Ormazábal ataca esta verdad histórica e intenta acusarla de “gorila” por “desprestigiar al peronismo”, cuando fue Cristina Fernández de Kirchner quien había entronizado a Pedraza -cómplice del desguace ferroviario durante el menemismo, explotador de los ferroviarios tercerizados a través de la cooperativa trucha Unión del Mercosur, mentor del ataque criminal- nada menos que como ejemplo del “sindicalismo que construye”, en oposición, claro, al que lucha contra la explotación capitalista, como también ocurría en aquellos años.
El relato K intenta desfigurar la historia de la lucha de Mariano y la movilización por el castigo a los culpables. Mientras el gobierno operaba para presentar el crimen de nuestro compañero como resultado de un enfrentamiento, la respuesta contundente, a menos de 24 horas del asesinato, fue una movilización de 70 mil personas a la Plaza de Mayo para exigir justicia. El “secretario de la lucha contra la violencia institucional” (vaya ironía) asegura que Néstor Kirchner fue “el gran impulsor” del esclarecimiento del caso. Basta recordarle que NK tuvo que hurgar en las mismas filas del pejota para dar con el que sería uno de los autores materiales del crimen, Cristian Favale. En su comentario agrega que los K “le soltaron la mano a Pedraza”. Más allá de reconocer, por lo tanto, que hasta entonces era su aliado, oculta que Pedraza continuó siendo invitado a los actos oficiales aún después del crimen, al punto que Carlos Tomada, entonces ministro de Trabajo, lo asesoraba para recomponer el dominio de la burocracia en el ferrocarril, como figura en las pruebas del juicio.
Nuestro compromiso es con la verdad histórica. El ataque verborrágico de Ormazábal desnuda la hostilidad irreductible del pejotismo con la organización obrera independiente y tilda de “gorilas” a quienes contamos las cosas como fueron.
