Martín Guzmán debe renunciar

Escribe Partido Obrero - Tendencia

Votemos el rechazo al acuerdo usurario que está a la firma con la finanza internacional.

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Está a punto de perpetrarse una de las mayores estafas financieras de la historia argentina – caracterizada por un récord de estas estafas financieras. Nada menos que en una cuarentena, donde se decía que la salud es más importante que los negocios y los negociados.

Luego de una campaña que aseguraba que no se podía pagar una deuda calificada de “insostenible”, el gobierno del FdeT, con el ministro de Economía, Martín Guzmán a la cabeza, se apresta a firmar el compromiso que le han puesto sobre la mesa los fondos internacionales más poderosos, en perjuicio, como siempre de la masa empobrecida de los trabajadores de Argentina.

Del planteo original del gobierno, que ya era muy generoso con los fondos internacionales, no ha quedado nada. La gracia de cuatro años, sin pagar intereses, se ha convertido en una desgracia, porque esos intereses se convertirán ahora en nueva deuda – acompañada de nuevos intereses. Hay que recordar que, desde el comienzo de las negociaciones, el ‘master’ argentino en negociación de deudas ya ha pagado u$s4.100 millones de dólares, más aquellos que pagaron los gobernadores ‘nacionales y populares’, como es el caso del ‘revolucionario’ Kicillof. El capital de la deuda, unos u$s65 mil millones, no sufre prácticamente ninguna ‘quita’.

Si este atropello se consuma, Argentina seguirá pagando una tasa de interés superior a la de cualquier país latinoamericano, porque los descuentos que se discuten la siguen colocando, lejos, arriba de ellos. Esto puede ser aún peor, ya que emitiría un nuevo bono, asociado al crecimiento del PBI, con veinte años de vigencia, en los cuales Argentina seguramente crecerá, año sí, año no, desde el subsuelo en que ha quedado una economía parada. El FMI se haría cargo de determinar ese crecimiento, en lugar del Indec. En este caso, gracias a la muñeca de Guzmán, Argentina terminará las negociaciones con una deuda superior a la que había antes de empezar.

Los fondos internacionales se atajan, lo mismo que sus secuaces criollos: no, dicen, el “valor de mercado” de la deuda quedará en un 50 o 40% menor su “valor nominal”. Pero Argentina va a pagar el “valor nominal”, o sea el ciento por ciento del valor que se acuerde, no lo que cotice el mercado. El “valor de mercado” tiene que ver con el negocio de los fondos, Argentina queda comprometida a pagar la deuda completa como figura en los acuerdos.

Esta estafa financiera, que el pueblo de Argentina pagará con la salud y la vida, se convierte en el modelo de otra deuda, la que el país ha contraído bajo legislación local. Supera los u$s65 mil millones – a lo que hay agregar la deuda con el FMI y ‘organismos financieros internacionales’, en el mismo orden de números. Llegamos así a algo como u$s250 mil millones, más unos u$s20 mil millones por las Leliq. Las mismas Leliq con las que Alberto Fernández prometió mejorar a los jubilados. El acuerdo que se apresta a cerrar el ´master´ Guzmán convertirá a la gran masa que trabaja en Argentina en una multitud de jubilados.

Guzmán ha capitulado ante la finanza internacional – al menos en lo que tiene que ver con lo que ha cedido en las ‘negociaciones’. Ha permitido, además, que un grupo de saqueadores manipule el valor del dólar en la Bolsa, para hacer subir el “valor de mercado” de la deuda, de modo que los fondos internacionales se plantaran en subir más sus exigencias. Las negociaciones han sido acompañadas con una mayor fuga de capitales. Los grandes grupos económicos de Argentina (bancos, Techint, Arcor, Pérez Companc, Aceitera General Deheza y otros tantos) dependen financieramente de esos mismos fondos u otros.

Guzmán y todo el equipo económico deben renunciar y las negociaciones de deuda deben ser rotas. En medio de las enormes necesidades económicas y financieras que exige el tratamiento del Covid-19, firmar un acuerdo de estas características lleva al colapso de Argentina y al ajuste más brutal de los brutales ajustes que hemos conocido. En los lugares de trabajo y de estudio, y en las barriadas, debemos votar el rechazo al acuerdo desvergonzado con los fondos internacionales.

Nuestro partido, el Partido Obrero (Tendencia) reafirma su posición de desconocer la llamada deuda externa, que ha sido en el último medio siglo un instrumento de sometimiento nacional, desvalijamiento financiero y empobrecimiento de las grandes masas. Decimos, al mismo tiempo, que no debe ser una medida en sí misma sino formar parte de un plan económico al servicio del salario, la salud, la educación y la vivienda de los trabajadores. Por eso mismo solamente puede ser ejecutado por un gobierno de trabajadores.

La capitulación ante los buitres del capital no le evitará al gobierno del FdeT una crisis política. Al revés, será usado por los grandes capitales, por los ‘ejecutivos’ del macrismo y por el gorilaje histórico, incluido el que anida en el peronismo, para apretar aún más las clavijas políticas en función de la satisfacción de sus intereses.

Los trabajadores, mientras luchamos por el derecho al trabajo, un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, el 82% móvil para los jubilados, la convocatoria de las paritarias y la elección de delegados por medio de asambleas, debemos votar el rechazo al acuerdo anti-obrero y anti-nacional que el gobierno anuncia que está a la firma con la usura capitalista internacional.

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