El genocidio en Gaza continúa

Escribe Olga Cristóbal

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Sin que a sus socios occidentales ni árabes –“garantes” del “proceso de paz”- se les moviera un pelo, el ejército israelí bombardeó durante 16 horas seguidas Gaza y asesinó por lo menos a 104 personas durante la noche del miércoles, incluyendo 46 niños y 20 mujeres.

La excusa fue que un soldado sionista había sido baleado en Rafah el día antes. Inmediatamente Netanyahu culpó a Hamas y -aunque Hamas desmintió cualquier vínculo con el incidente- el carnicero de Tel Aviv ordenó al ejército lanzar «potentes ataques» sobre Gaza. Durante 16 horas, los sionistas bombardearon campos de refugiados donde las víctimas no tenían más defensa que las telas de plástico de sus carpas.

Entre los muertos se encuentran familias enteras. En el Hospital Nasser de Khan Younis, la familia Al-Shawaf lloraba la muerte de una pareja y sus cuatro hijos, quemados vivos dentro de su tienda.

El asesinato del soldado israelí y la campaña de bombardeos se produjeron tras varios días en que Israel acusó a la resistencia palestina de violar el alto el fuego por la lentitud con la que devuelven los cuerpos de los rehenes fallecidos. Hamas explica la demora por la falta de equipamiento -Israel mantiene bloqueado el ingreso de la maquinaria necesaria- y a la enorme cantidad de escombros que hay que excavar.

Según la Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno de Gaza, al 28 de octubre, transcurridos 20 días del plan de paz de Trump, el ejército israelí cometió 125 violaciones del alto el fuego, entre ellos 52 tiroteos, nueve incursiones en barrios residenciales con vehículos militares a través de su línea de retirada designada, 55 operaciones de bombardeo y 11 demoliciones de edificios civiles. Israel ha matado a 211 palestinos y herido a 597, la mayoría civiles. Israel sigue sin abrir el paso fronterizo con Egipto de Rafah por donde, según el “plan de paz” deberían entrar unos 600 camiones diarios con alimentos, medicinas o tiendas de campaña.

El miércoles, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, afirmó que «decenas de comandantes de Hamas» habían muerto, corroborando la capacidad de resurrección de una milicia que han dado por desbaratada varias veces.

Según El País de Madrid (28/10), Israel pretende ir aún más lejos. Con el argumento de presionar a Hamas para que acelere la entrega de los restos de los rehenes, el gobierno de Netanyahu estudia aplicar lo que constituirían nuevas violaciones del alto el fuego. Por ejemplo, desplazar hacia el oeste la Línea Amarilla que marca el repliegue de su ejército previsto en el plan de Trump, (Hayom 28/10).

Esto significa ocupar nuevos territorios de la Franja y desplazar a más palestinos hacia el ahora 42 % del territorio que su ejército no controla. Antes de la invasión de 2023, era el territorio más densamente poblado del planeta. También mantener cerrado Rafah, reducir aún más la entrada de ayuda humanitaria e incluso retomar el corredor Netzarim, que parte en dos la Franja.

Las violaciones al alto el fuego y la continuidad del genocidio al ritmo que se le antoje a Israel están integradas al plan de paz de Donald Trump quien subrayó que los sionistas “tienen derecho a devolver el golpe” si son atacados. Trump consideró legítima la respuesta del gobierno israelí tras la muerte del militar en Gaza.

La Unión Europea tampoco estimó la masacre causa suficiente para no congelar al día siguiente “su modesta propuesta de sanciones a Israel”. Bruselas aludió al nuevo “contexto” en Gaza. Tampoco los países mediadores (Egipto, Qatar y Turquía) del acuerdo de Trump han hecho valer su condición de garantes del alto el fuego” (EP 29/10).

El primer ministro catarí, Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, se limitó a calificar como “decepcionantes y frustrantes” los bombardeos de Israel.

La nota discordante fue, una vez más, Francesca Albanesa. La relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, fue taxativa. En su nuevo informe, titulado «Genocidio en Gaza: un crimen colectivo», revela cómo terceros Estados influyentes, con el aval de muchos otros, han proporcionado apoyo diplomático, militar, económico e ideológico a Israel, afianzando, en lugar de desmantelar, el apartheid colonialista de Israel, que ahora se ha convertido en genocida.

«Ningún Estado puede afirmar de forma creíble que defiende el derecho internacional mientras arma, apoya o protege a un régimen genocida», afirmó Albanese cuyo informe muestra cómo la cooperación militar, a través del comercio de armas y el intercambio de información, ha alimentado la maquinaria bélica de Israel.

Si bien solo Estados Unidos y Alemania han proporcionado más del 90 % de las importaciones de armas de Israel, al menos 26 Estados han suministrado o facilitado armas y componentes, y muchos otros han comprado armas probadas en palestinos. «El comercio y la inversión han sostenido —y se han beneficiado de— la economía de Israel», afirmó Albanese.

Entre 2022 y 2024, las exportaciones de productos electrónicos, farmacéuticos, energéticos, minerales y de doble uso, por un total de 474.000 millones de dólares, ayudaron a Israel a financiar sus operaciones militares. Aproximadamente un tercio de este comercio se realiza con la UE, mientras que América del Norte y varios Estados árabes siguieron profundizando sus lazos económicos.

Pero no es solo Gaza. Cisjordania hace meses que está en llamas, con las aldeas incendiadas por los colonos y el ejército sitiando las ciudades más grandes. Esta semana, día tras día, decenas de colonos escoltados por el ejército sionista bajaron a golpear a las campesinas y quemar los olivares en plena época de cosecha de las aceitunas, de las que dependen unos 100.000 palestinos.

También esta semana, el ejército israelí atacó a dos aldeas en el sur del Líbano, asesinó por lo menos a una persona y dejó varios heridos. Según los términos de la tregua que impulsaron los países árabes y Estados Unidos, tanto Israel como Hezbollah debían retirarse del sur del Líbano, dejando al ejército libanés y a una fuerza de paz de la ONU como únicas fuerzas armadas en la zona fronteriza.

Sin embargo, Israel se mantuvo dentro del territorio libanés y ha llevado a cabo ataques casi diarios contra las aldeas y ciudades libanesas durante el último año, en este caso con la excusa de que Hezbollah está rearmando sus posiciones (NYT 28/10).

El alto el fuego de Trump le ha permitido a Israel “llevar a la práctica la limpieza étnica del 58 % de Gaza”. Tienen pendiente la limpieza étnica de toda Gaza, echar a los palestinos, anexionarse la Franja y luego Cisjordania.

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Revista EDM