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En Seguridad Laboral, existe un principio que explica que “detrás de cada accidente fatal subyacen alertas previas, de accidentes no fatales, incidentes, etc.”. Esto es conocido como la Pirámide de Bird, también llamada teoría de la pirámide de accidentalidad. Por cada accidente fatal, antes hubo accidentes no fatales, accidentes leves, incidentes y condiciones inseguras.
El descarrilamiento del Ferrocarril Sarmiento a metros de la Estación de Liniers de ayer a la tarde es el tercer accidente ferroviario en los últimos dos años: primero en el Mitre, luego en el Urquiza y ahora en el Sarmiento. La situación del ferrocarril de conjunto, según el principio de la pirámide, indica que estamos al borde de un nuevo accidente fatal. En palabras de Política Obrera, “sobre los trabajadores que trabajan y toman transporte público pesa una espada de Damocles permanente. El régimen social de la precarización laboral es también el de la precarización de las condiciones de transporte”.
Los hechos
El tren chapa 3.358 con destino a Estación Once descarriló a la altura de Liniers, ayer a las 15:50 horas, dejando 20 heridos leves que debieron ser derivados a distintos hospitales de la zona. El resto de los pasajeros debió bajarse caminando por las vías y recurrir a las líneas de colectivo para seguir viaje. El tren estuvo interrumpido haciendo servicios cortos hasta la noche.
El siniestro no puede tener relación con una falla del maquinista. La locomotora dobló y los vagones siguieron en las mismas vías. Para La Nación “Lo que sucedió en Liniers, según dos técnicos que conocen el ramal, las formaciones y la infraestructura del Sarmiento, es el típico accidente que se da cuando el cambio de vías sucede con el tren arriba de la parrilla ferroviaria de cambio. Es decir, la formación pasa, los primeros coches siguen un camino y, en ese momento, se mueve la vía. El resto siguió por otro sendero de hierro. Cuentan que el coche que quedó en diagonal se convierte en una suerte de 'enganche' entre las dos formaciones que circulan por vías separadas”.
Aunque está descartada la falla humana, la Justicia ordenó hacer análisis al maquinista que conducía el tren al momento del descarrilamiento para buscar la presencia de alcohol y otras substancias en sangre. Como en la masacre de Once, el régimen social buscará trasladar a los trabajadores su responsabilidad en los hechos.
El Sarmiento tiene un sistema de enclavamiento que impide que este cambio de recorrido se haga con el tren en marcha. Ese “sistema de enclavamiento”, que impide el error humano cuando el tren está arriba, es parte del plan de inversiones que desató la masacre de Once. ¿Por qué se movió entonces con la formación sobre la parrilla de cambios? Existen distintas posibilidades: la falta de mantenimiento, una falla en el sistema o un vicio en la fabricación de una pieza. El desmantelamiento del ferrocarril es la causa raíz de los accidentes.
Según técnicos de la línea Sarmiento comentaban que el descarrilamiento “podría haber tenido una entidad muy superior si no hubiese sido por las formaciones y el estado general de la zona. Si bien hay obras pendientes, el sistema de vías de esa parte del ramal no presenta gran deterioro. Además, los coches respondieron de forma eficiente para evitar, por caso, el vuelco” (La Nación, 12/11).
** Crimen de Estado, de la motosierra y de la burocracia**
El ferrocarril es una de las víctimas de la motosierra del Gobierno Nacional. La inversión se reduce a cero. El personal de señalización, balizamiento y prevención fue disminuido a su mínima expresión y el presupuesto de reparación y mantenimiento de vías también fue víctima del ajuste. Las plantillas de trabajadores ferroviarios fueron achicadas en más de 3.000 trabajadores en los últimos dos años. Los salarios de los ferroviarios están entre los que más perdieron, por lo que las renuncias y arreglos son tan masivas como los despidos. La estatización no abrió paso a nuevas inversiones en el Sarmiento, sino todo lo contrario.
El desmantelamiento del sistema ferroviario no es un hecho casual: es el paso previo a una privatización. Pero para ello es necesario reducir la plantilla y convertir el sistema de transporte en un infierno para los usuarios. Se repite el esquema de Aerolíneas y de Intercargo. Dejar sucumbir el servicio para abrir las puertas de las reprivatizaciones. El negocio no estaría en la gestión del ferrocarril, sino en lograr que se les permita a los privados la liquidación de invaluables terrenos pertenecientes al ferrocarril.
La Unión Ferroviaria integra con sus dirigentes la dirección de la empresa estatal que gestiona el ferrocarril. Es parte integral de la motosierra que se aplica contra el ferrocarril, sus trabajadores y usuarios. Murió Pedraza, pero el esquema pedracista continúa a todo vapor. Es gestora también del vaciamiento de los puestos de trabajo y del retroceso salarial. Conforma un bloque junto a otros gremios del transporte para que no existan medidas gremiales contra el gobierno de Milei.
Es necesaria la lucha por un aumento inmediato del presupuesto para el ferrocarril; por un aumento de salarios del 100 % para los trabajadores ferroviarios; por la reincorporación o el reemplazo de todo el personal despedido; por una comisión obrera de seguridad laboral que supervise las obras necesarias para parar los accidentes. Con un planteo así, las huelgas de los trabajadores ferroviarios serán apoyadas por los usuarios. Afectar las ganancias del capital es el único camino para evitar nuevos accidentes y nuevas fatalidades.
