Bahía Blanca discute una “tasa única y extraordinaria” al Polo Petroquímico luego de las inundaciones

Escribe Emiliano Fabris

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El intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles (Fuerza Patria), anunció que enviará un proyecto de ordenanza para incrementar por única vez la tasa de Seguridad e Higiene a las grandes empresas del Polo Petroquímico. El objetivo anunciado es la constitución de un fondo específico para obras pluviales en diferentes barrios que fueron afectados por la inundación del 7 de marzo. La tasa de Seguridad aumentaría del 8,1 por mil a 20 por mil para recaudar 27.000 millones de pesos. Según el intendente, es el mismo monto que estas empresas aportaron “solidariamente” en ocasión de la tormenta de viento que afectó a la ciudad en 2023, actualizado por inflación. Susbielles –expresidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca- había amenazado en aquel entonces con imponer una tasa al Polo Petroquímico, que luego retiró ante ese “aporte”.

La Cámara que reúne a las grandes empresas del Polo Petroquímico emitieron un comunicado de rechazo. Invocan la “seguridad jurídica” de sus inversiones, sin reparar en que el siniestro, resultado de una larga imprevisión y desidia de la gestión capitalista de la Ciudad, ha sumido en la mayor “inseguridad” a la existencia y los escasos bienes de miles de vecinos trabajadores. Las empresas amenazan con judicializar esta medida e incluso cambiar la sede jurídica de facturación, o sea, eludir el impuesto mediante un fraude. La renta extraordinaria que el gran capital obtiene en Bahía Blanca, por su ubicación excepcional para el aprovechamiento del puerto y los gasoductos, no se ha traducido en la infraestructura urbana de las barriadas, escuelas y hospitales públicos, mucho menos en obras de contención para las inundaciones. Todos los gobiernos patronales han avalado esa situación.

En defensa de las empresas y de la “seguridad jurídica” han salido los concejales de la LLA y la mayoría de lo que era JxC, señalando que el proyecto sería un “anti RIGI”,es decir, que sería inconstitucional aumentar una tasa destinada a un fin específico, como seguridad e higiene, para aplicarla a otro, como obras públicas. Pero defendieron el veto de Milei a la ley de emergencia relacionada “específicamente” con el desastre de Bahía. Los ahora enemigos del “impuestazo” los han votado todos, cuando se trataba del servicio de transporte publico y otras tarifas que afectan al bolsillo popular.

Susbielles justificó el proyecto afirmando que “Bahía no tiene acceso a financiamiento internacional ni un compromiso del gobierno nacional para la reconstrucción. Y del gobierno de la Provincia está clara la magnitud de la ayuda que nos está brindando”, omitiendo que Kicillof no está aplicando ninguna tributación progresiva al gran capital de la provincia, ni con este fin ni con ningún otro. Es la primera vez que Susbielles critica -y en forma muy moderada- a Milei, que vetó una ley de emergencia para la ciudad, desvió fondos específicos para desastres que recibió del Banco Interamericano de Desarrollo y hasta le cobra al Municipio por el uso de unos puentes que pertenecen al Ejército.

A poco de la inundación, Susbielles afirmaba que se requerirían al menos $400.000 millones de pesos para reconstruir la ciudad, una cifra que luego Kicillof caratuló como insuficiente. Luego, el intendente se sumergió en negociaciones con el gobierno de Milei a la espera de fondos que nunca llegaron. Esta “sobretasa” al Polo Petroquímico y su eventual recaudación apenas cubriría algo más del 5 % de las obras necesarias. Como lo reconoció el propio Susbielles al momento de presentar el proyecto, las lluvias aún siguen afectando a las barriadas, donde los vecinos se autoconvocan para hacer piquetes y reclamar obras urgentes al Municipio. De las grandes obras hidráulicas, solo está prevista iniciar la reconstrucción del destruido Canal Maldonado el año próximo, mediante fondos provinciales. Las obras dependientes de fondos nacionales están completamente paralizadas, su estado de abandono contribuye a inundaciones en los barrios aledaños.

En el Concejo Deliberante habría en principio una mayoría reunida para votar a favor de este proyecto, siempre y cuando se vote antes de la renovación de mandatos. Además de los concejales de Fuerza Patria, se sumarian otros del PRO e incluso un concejal “liberal” (por fuera de LLA), mientras que dos concejales de la Coalición Cívica aún no definieron su voto.

La tasa “extraordinaria” y por “única vez” a una parte del gran capital asentado en Bahía Blanca ha planteado un choque político. Vuelve a colocarse sobre la mesa el cuadro catastrófico que persiste en la ciudad y la inviabilidad de su salida en el cuadro de las “motosierras” y los ajustes violentos a la obra pública. Según una encuesta realizada por La nueva Provincia, el 66 % de los bahienses está a favor de la medida. Es un pronunciamiento contradictorio con los resultados electorales, que en esta ciudad favorecieron a Milei en dos elecciones sucesivas.

Ninguna medida impositiva puede darle salida a los vejámenes sociales y atropellos -en este caso desastres- que son resultado del antagonismo de clases. Mucho menos una medida impositiva aislada, que debe ser caracterizada en el conjunto de la orientación social del Estado y, en este caso, del municipio. El impuesto extraordinario encubre y disimula la política sistemática de expoliación del medio urbano sobre el cual se ha asentado el Polo Petroquímico. El Estado que la promueve convalida las innumerables exenciones al capital, mientras los presupuestos provinciales y municipales reposan crecientemente sobre los impuestos que gravan el consumo. Susbielles forma parte de un partido cuyo gobierno provincial se jacta de sostener su propio “ajuste” fiscal, mientras le implora a Milei la autorización para endeudarse en el exterior. Los socialistas revolucionarios impulsamos la aplicación de impuestos progresivos al gran capital como planteo de transición al gobierno de trabajadores. Es que el rechazo o la resistencia de la burguesía a sostener la vida y las necesidades de sus explotados plantea la expropiación del capital y una reorganización social dirigida por la clase obrera.

El impuesto extraordinario es una improvisación urdida bajo el escenario crítico del abandono nacional -consentido por Susbielles-, de un lado, y la presión popular que despierta la situación intolerable de los barrios, del otro. La pretensión del intendente de concitar un apoyo ciudadano es una maniobra, porque los fondos a recaudar no están sometidos al escrutinio popular ni su gasto se ha concebido en función de las necesidades de los vecinos movilizados. Política Obrera carece de representación en el Concejo Deliberante, donde se dirimirá el destino del proyecto municipal. Entre el campo de los que protagonizan un choque circunstancial con el Polo Petroquímico y quienes rechazan el impuesto a los capitalistas en nombre del liberticidio, apoyaríamos la imposición de la tasa extraordinaria, como recurso último para viabilizar la reconstrucción de la Ciudad, en primer lugar, de sus masas empobrecidas afectadas. Debemos poner en pie una Comisión Obrera de control de la reconstrucción. En cualquier caso, advertimos acerca de los limites insuperables de la política del municipio, la cuestión del control de los fondos recaudados a manos de representantes responsables ante la población afectada y la lucha por la reconstrucción de los barrios de Bahía Blanca a costa de los monopolios capitalistas, lo que deberá imponerse mediante la organización y la lucha.

Revista EDM