Escribe Olga Cristóbal
China y Rusia avalan mediante la abstención.
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Con el voto favorable de 13 de sus 15 países, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el lunes el despliegue de una “fuerza internacional de estabilización” (ISF) en la Franja de Gaza, basada en el plan de 20 puntos (“de paz”), presentado hace dos meses por Donald Trump. La fuerza desempeñará un papel «ejecutivo» en Gaza y “no solo como fuerza de mantenimiento de la paz” (Mondoweiss 18/11).
La ocupación multinacional de Gaza y la anulación de la autonomía nacional palestina no tuvo votos en contra: Rusia y China se abstuvieron. El español Antonio Guterres, secretario general de la ONU, olvidó sus peroratas sobre la autodeterminación y celebró el acuerdo como “un paso importante” para avanzar en el cese del fuego.
La resolución despoja a los palestinos de cualquier derecho sobre su tierra, no modifica la invasión israelí y legitima la constitución de una Junta de Paz, una “autoridad transitoria que estará presidida por Trump y que se encargará de supervisar la reconstrucción y el proceso de recuperación económica del enclave”.
Ambas entidades, la ISF y la Junta de Trump comenzarían a operar a principios de 2026 y se extendería hasta fines de 2027 con opción a prórroga. Tienen mandato para “desmilitarizar el territorio” -verbigracia, desarmar a Hamas y a toda la resistencia palestina, pero la ‘desmilitarización’ no se aplica a la permanencia del ejército sionista, que hoy ocupa el 58 % del territorio gazatí y regula a su antojo las comunicaciones de la Franja con el exterior. Las tropas israelíes “comenzarían a retirarse” sobre la base de “hitos y plazos vinculados a la desmilitarización” que “deberán ser definidos por la ISF, Israel, Estados Unidos y los garantes del alto el fuego” (LN 18/11).
El aval de la ONU “es considerado crucial por Washington y varias capitales árabes para legitimar un órgano de gobierno transitorio y para dar garantías a los países que analizan enviar tropas a Gaza en el marco de la fuerza internacional autorizada” (ídem). Putin y XI se inclinaron ante este ultimátum (‘crucial’).
La resolución especula que “finalmente podrían darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino”, una vez que la Autoridad Palestina implemente reformas y avance la reconstrucción de Gaza. Es la coartada que reclamaron los gobiernos islámicos y árabes para apoyar activamente la ocupación. “No habrá futuro en Gaza mientras Hamas posea armas”, declaró Mike Waltz, embajador estadounidense ante la ONU. La iniciativa “desmantela el control de Hamas y garantiza que Gaza se levante libre de la sombra del terror, próspera y segura”, mintió el diplomático. Sin embargo, el genocida Benjamin Netanyahu reiteró su oposición a la creación de un Estado palestino, en común acuerdo con su Gabinete.
Mientras esto ocurría, el ejército israelí bombardeó el martes por la noche el mayor campo de refugiados palestino en Líbano, ubicado en la ciudad de Sidón, y asesinó por lo menos a 13 personas, según el último registro del Ministerio de Sanidad libanés. La excusa fue que en el campo habría milicianos de Hamas. En un tuit, el portavoz militar aseveró que su país atacará a los miembros de la milicia “allá donde estén”. El ministro supremacista Itamar Ben Gvirtz reclamó algo más: asesinar a uno por uno de los militantes sobrevivientes de Hamas. Una forma fascista de invitar a que se ‘desarmen’.
En El Líbano también hay una “fuerza de paz”, lo que no impide que Israel haya violado casi cotidianamente el alto el fuego. Trump ha trasladado el portaviones Gerald Ford del Mediterráneo a Venezuela, para introducir en el Medio Oriente un ejército bajo su conducción personal.
Medios de comunicación libaneses señalan que este último ataque se produjo contra un almacén con dormitorios y oficinas de Ein el Helwe, uno de los 12 campos de refugiados palestinos en Líbano donde decenas de miles de personas viven en construcciones que crecen de manera vertical en un mínimo espacio, lo que hace que cualquier bombardeo pueda tener bajas masivas.
La Autoridad Palestina, que espera recibir alguna migaja al final del camino, celebró la resolución del Consejo de Seguridad y subrayó su disposición a colaborar “con la comunidad internacional”.
En una declaración realizada el domingo, el conjunto de la resistencia palestina afirmó que el acuerdo «traslada la administración y la reconstrucción de Gaza a un organismo internacional con amplios poderes, despojando a los palestinos de su derecho a gestionar sus propios asuntos»
Hamas denunció el “mecanismo de tutela internacional que nuestro pueblo y sus facciones rechazan”. Insistió en que no se desarmaría y que “resistir la ocupación por todos los medios es un derecho legítimo garantizado por las leyes y convenciones internacionales». Sostuvo que el mandato de la fuerza internacional la convierte en “parte del conflicto” al alinearla con Israel y Estados Unidos. “Asignar una fuerza internacional para desarmar a los grupos que luchan contra la ocupación israelí en Gaza la despoja de su neutralidad y la convierte en parte del conflicto a favor de la ocupación”, denunció.
Hamas, sin embargo, avaló cualquier misión internacional que dependa de la ONU, pero limitada al monitoreo de fronteras y a operar únicamente en coordinación con instituciones palestinas. El planteo es una tentativa de obtener, al menos en un futuro y sujeto a condiciones, algún reconocimiento internacional.
La declaración de Hamas insta a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad a adoptar resoluciones que logren la justicia para los palestinos “mediante el cese efectivo de la brutal guerra genocida contra Gaza, la reconstrucción, el fin de la ocupación y la posibilidad de que nuestro pueblo se autodeterminara y estableciera su Estado independiente con Jerusalén como capital”.
Craig Mokhiber, ex alto funcionario de derechos humanos de la ONU, ha calificado la votación como «un día de vergüenza para las Naciones Unidas».
«Ningún miembro del Consejo tuvo el valor, los principios o el respeto por el derecho internacional para votar en contra de esta atrocidad colonial de Estados Unidos e Israel», afirmó Mokhiber en una publicación en X.
Mokhiber, que fue director de la Oficina de Nueva York del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y dejó su cargo en 2023 en protesta por el fracaso de la ONU a la hora de impedir el genocidio de Israel en Gaza, añadió: «Esta propuesta ha sido rechazada por la sociedad civil y las facciones palestinas, así como por los defensores de los derechos humanos y el derecho internacional en todo el mundo», y señaló que «la lucha por la libertad de Palestina continuará».
Respecto del bombardeo al campamento en El Líbano, Hamas denunció “un ataque salvaje contra el pueblo indefenso palestino y contra la soberanía de Líbano”. Hamas descalificó los comunicados israelíes como “auténticas fabricaciones y mentiras que pretenden justificar una agresión criminal” y aseguró que “no existen instalaciones militares en los campos de refugiados en Líbano”.
Días antes, Israel había disparado contra los Cascos Azules de la ONU en el Líbano porque, dijo, los confundió “con sospechosos por las malas condiciones climáticas”.
Más que ningún afianzamiento del cese al fuego, violado ya cientos de veces por Israel, no son pocos los comentaristas que vaticinan una escalada de los ataques a la población (EP 16/11). En definitiva, la guerra imperialista contra Gaza se profundiza bajo nuevas formas que se añaden a las de antes.
