Agencia Nacional de Migraciones: una nueva subordinación al gobierno de Trump

Escribe Lucas Giannetti

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La saliente ministra de Seguridad y senadora electa Patricia Bullrich realizó el que sería su último anuncio como jefa de la cartera: la creación de un organismo autónomo, la Agencia Nacional de Migraciones (ANM), que tendrá control de policía y ya no estará controlada por civiles, dando detalles del protocolo que se instrumentará en las fronteras para las personas que quieran arribar al país.

Flanqueada por su sucesora en Seguridad, Alejandra Monteoliva (continuadora de la política de ´mano dura´), Bullrich anunció que la finalidad es agilizar el trámite de acceso y facilitar el control en las fronteras, que estará a cargo de Migraciones y de las fuerzas de seguridad.

En la misma conferencia de prensa Bullrich declaró que “el sistema de hoy es moderno, actualizado y facilita el control migratorio de las personas, pero se genera un problema entre ese control migratorio y la seguridad de los puestos migratorios. Eso está desfasado. El objetivo es lograr que todo sea una sola tarea”. Con estas declaraciones Bullrich justificó la creación de este nuevo organismo que se encontrará bajo la tutela del Ministerio de Seguridad, una modificación en relación a la Dirección de Migraciones que se encuentra bajo la égida del Ministerio del Interior. Este cambio responde, según la ministra, a que los controles fronterizos y de aeropuertos eran realizados por Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, provocando contrapuntos entre Seguridad e Interior. El traspaso de migraciones a la órbita de Seguridad se realizó con la venia de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y se da en la misma semana en la que el gobierno puso a un militar al frente de la cartera de Defensa (que el gobierno quiere renombrar como Ministerio de Guerra), que desde el fin de la dictadura siempre estuvo en manos de civiles. Al igual que el gobierno de Menem, los liberticidas quieren llevar adelante una “reconciliación” con las Fuerzas Armadas. En su momento el menemismo indultó a los genocidas de la última dictadura militar en el afán de “pacificar el país” y en un movimiento de pinzas, obstaculizó los juicios de lesa humanidad. Los negacionistas que hoy pueblan el gobierno nacional han buscado, si éxito por ahora, la prisión domiciliaria para los genocidas, pero avanzan en colocar en puestos claves a personal de la “familia militar.”

Según explicó la ministra el protocolo que entrará en vigencia es análogo al que se implementa en Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Corea, México y Brasil, pero con un presupuesto sustancialmente menor a los que tienen estos países.

Con la cantinela del narcoterrorismo y los “nuevos delitos”, la ANM coordinará a todas las fuerzas de seguridad. La estación final del gobierno liberticida es la creación de una policía migratoria tomando como modelo los destacamentos fronterizos de los Estados Unidos -US Border Patrol- un engranaje clave en la política del trumpismo en su cruzada contra los migrantes. Pero Bullrich justificó la creación de la ANM, no por su rol represivo, sino por la agilización de trámites fronterizos y en esta línea indicó que “volver a los sistemas integrados de migraciones permitirá que no tengan que hacer un doble trámite. Va a hacer que se acceda más rápido”. (El País 26/11)

Luego de la conferencia de prensa el gobierno lanzó un comunicado en el que quedó a las claras los objetivos que persiguen con la creación del ente, y en el mismo se puede leer que se “optimizará la coordinación fronteriza, policial y la inteligencia migratoria, para enfrentar amenazas transnacionales. Dado que la región vive un escenario de violencia crítica y desplazamientos criminales, la protección de fronteras se vuelve un objetivo de Seguridad Nacional, no solo administrativo” (Ídem).

Bullrich declaró que Argentina “ha logrado que las grandes bandas [transnacionales] estén aquí muy controladas” (¿una confesión de partes?), y siguió manifestando que “nosotros hoy tenemos que convertir esta Dirección Nacional [de Migraciones] en una Agencia Nacional, que tome todos e integralmente los problemas de migraciones que tenemos en nuestro país” (ídem).

La política represiva del gobierno liberticida se sustenta en lo que en la Casa Rosada denominan “Doctrina Bullrich” que tuvo como premisa desde el día uno tomar el control de la calle por medio del protocolo antipiquetes, con la clara finalidad de terminar con la protesta social, convirtiéndose en una pieza clave para que avance el plan de guerra de Milei-Caputo contra los trabajadores. Pero Bullrich fue más lejos y con el aval del Ejecutivo y conjuntamente con otros entes, montó un verdadero Estado policiaco (creación del Departamento Federal de Investigación [DFI], Centro Nacional Antiterrorista [CNA], Plan Güemes, Plan Roca, compra de equipos antidrones, creación de la Unidad Especial de Agentes Encubiertos, perfilamiento en marchas por parte de la SIDE, reforma de la “ley de seguridad interior”, cyberpatrullaje) abrevando de las doctrinas de seguridad de los Estados Unidos.

Antecedente

En julio pasado arribó al país Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, conocida como la “caza inmigrantes” por su dura política en materia migratoria. Se reunió en la Casa Rosada con Javier Milei y Patricia Bullrich, ocasion en la que firmaron un preacuerdo para que los ciudadanos argentinos ingresen sin visa a los Estados Unidos (que aún no se concretó). Pero el trasfondo de la reunión bilateral fue el establecimiento de un grupo de trabajo para identificar a prófugos en la Argentina. Las exigencias por parte de Estados Unidos -que no se dieron a conocer abiertamente- para que la Argentina entre al programa, tienen que ver con una serie de iniciativas entre las que se encuentran: la restricción de la entrada de rusos y la denegación del pasaporte argentino, el recorte a la entrada de venezolanos y bolivianos (Bolivia recientemente ha firmado un acuerdo con Irán) y que se tenga una caracterización política de las personas provenientes de estos países.

En su momento, en estas páginas señalamos que detrás la entrada de Argentina al programa migratorio yanqui (del que el país fue parte entre 1996 y 2002, época de relaciones carnales) se encuentra agazapada la injerencia imperialista en los controles fronterizos, especialmente en la Triple Frontera, y la instrucción de las fuerzas de seguridad al mando de sus pares yanquis. Claramente esto implica, en principio, un endurecimiento de la política migratoria, que ya se ha cobrado la vida del bagayero Fernando Gómez a manos de la Gendarmería Nacional en diciembre de 2024.

La creación de la ANM se enrola en los requisitos para que el preacuerdo rubricado Noem y Bullrich en su momento, llegue a buen puerto. La Argentina deberá atravesar un proceso al mando de los EE.UU. que implica el registro de aeropuertos, la supervisión de la emisión de pasaportes y la coordinación de bases de datos sobre terrorismo, lo que implica otro peldaño de sometimiento al imperialismo yanqui por parte del gobierno liberticida. En julio, Noem brindó una conferencia de prensa en la que señaló que “nos gustaría ver que califiquen para el programa lo antes posible” y la creación de la ANM responde a los intereses estratégicos del imperialismo yanqui.

Revista EDM