AFA: una crisis “campeón del mundo”

Escribe Federico Fernández

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No hace falta leer las "estadísticas” de Federico Sturzenegger sobre los beneficios arbitrales al Club Barracas Central para concluir que el fútbol argentino se encuentra, de conjunto, impugnado.

Esta desautorización general a la conducción de Claudio Tapia al frente de la AFA ocurre luego de ganar el Mundial en Qatar y en las preparaciones de un nuevo campeonato que tendrá a Argentina y a la figura de Messi como animadores principales. La crisis ya se expresa en las ´alturas´: hoy es tapa de todos los diarios los probables vínculos económicos entre millonarios patrocinadores de la Liga argentina, de la Selección y los personeros de la Asociación del Fútbol Argentino.

La gestión de Tapia inicia en 2017 bajo una alianza del macrismo (Boca), el moyanismo (Independiente) y el “fútbol del interior” (los clubes del ascenso comandados por Pablo Toviggino, alfil del gobernador Gerardo Zamora) que se imponen a la candidatura de Marcelo Tinelli (San Lorenzo, River y la mayoría de primera división) apoyada por los canales dueños de la televisación del fútbol. Bajo todo ese periodo y ahora mismo, lo que se discute, fundamentalmente, es la titularidad de esos derechos. Clarín/TyC Sports va a dejar de transmitir la segunda división y quedará únicamente como ´productor´ tercerizado de Disney/ESPN en los partidos que transmiten otros canales, aunque continúa por el momento con los derechos de la selección argentina.

Durante el balotaje de 2023, la gestión Tapia participó activamente de la campaña de Sergio Massa. La victoria de Milei significaba, advertía, el ingreso de las sociedades anónimas (SAD), mientras que lo “nacional y popular” era defender las asociaciones civiles, es decir los clubes “de los socios”. La rigurosidad de esta caracterización es nula si se observa que bajo la gestión de Tapia las SAD coparon el fútbol argentino hasta tal punto de decretar campeones y descensos a gusto, alterar resultados producidos en el campo del juego y convertir el conjunto de la Liga en una serie de sucesivos torneos y formatos que renueva cada vez más equipos. La cuestionada “liga de treinta” en Argentina es parte de una orientación internacional a mayor cantidad de partidos, torneos y transmisiones. La ruta hacia las SAD que apoya Milei no es más que una velocidad más vertiginosa en el mismo sentido.

Sur Finanzas

Como todos los hechos de corrupción que denuncia la burguesía, en general, existen permanentemente en la realidad cotidiana. La crisis del fútbol argentino despertó una serie de señalamientos penales a “Sur Finanzas”, una sospechosa empresa que incrementó meteóricamente sus actividades y patrimonios. Se la vincula con la AFA por ser patrocinadora de los torneos y de la propia selección. La empresa abrió varios negocios en Estados Unidos, con la mira puesta en el Mundial 2026 y la participación argentina. A “Sur Finanzas” se la investiga por lavado de dinero, fraude con operaciones de dólar futuro y la utilización de empresas apócrifas. También aparece mencionada en la causa en la Agencia Nacional de Discapacidad. Los “campeones del mundo” no organizaron sus partidos de preparación en distintos puntos del país -lo cual no es menor porque prácticamente ninguno juega en Argentina- sino que se dirigieron a Angola y otros confines a recaudar cifras exorbitantes. Ninguna de estas recaudaciones millonarias es destinada a alguna mejora en el fútbol local, ni hablar del desarrollo de políticas de fomentación del deporte y los clubes.

El gobierno de Milei se asoma para aprovechar este desprestigio y buscará, para sus socios, su tajada en el negocio del fútbol. Los jugadores de Estudiantes de la Plata han protestado contra la AFA y su arbitrariedad, pero es conducido en su presidencia por un defensor de la privatización abierta, como es Juan Sebastián Verón. En Estudiantes se pospuso un fuerte intento del propio Verón en asociar a la posteridad al club con el empresario Foster Gillett, lo que despertó una oposición entre otros dirigentes y socios. Para Milei, en última instancia, los hinchas del fútbol directamente deberían transformarse en ´accionistas´. La conversión completa de los clubes a empresas aportaría las ´garantías´ para mayores inversiones privadas. Con todos los límites, la celebración ´regular´ de algún tipo de elección en los clubes sociales colocan en una incertidumbre potencial los ´retornos´ de las mismas. Eso ocurre, por ejemplo, en San Lorenzo donde toda una serie de dudosos capitales financiaron la campaña del presidente Marcelo Moretti, conocido en la televisión por guardarse 25.000 dólares de una ´donación´ en el bolsillo de su saco. En ese oficialismo de San Lorenzo actúan tanto Sebastián Pareja (Milei) como la propia conducción de la AFA, que lo sostienen. Se han reprimido las movilizaciones de los hinchas que exigieron su destitución.

La decadencia del fútbol argentino ´acompaña´ un derrumbe general del régimen y también de las condiciones de vida de la clase obrera. Hace rato que las organizaciones de los trabajadores fueron apartadas de la administración de los clubes, como lo fueron de todo un conjunto de problemas sociales. La continuidad de todas estas vías de mayor mercantilización del deporte derrota su esencia.

Revista EDM