La visita del canciller israelí solo dejó promesas de inversión, pero Milei confirmó que mudará a Jerusalén la embajada

Escribe Olga Cristóbal

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Esta semana estuvo en Buenos Aires el canciller israelí Gideon Sa'ar, un hombre del ala más derechista del Likud, el partido de Netanyahu. Gaza «debe ser más pequeña al final de la guerra» y “quien inicie una guerra contra Israel debe perder territorio” son dos de sus frases que ilustran a un militante de la limpieza étnica del pueblo palestino.

La actividad del canciller, que llegó acompañado por una delegación de empresarios israelíes, fue vertiginosa: se reunió con Milei y después con Bullrich -en su calidad de ministra de Defensa saliente-, encabezó un foro económico y ratificó la decisión de fortalecer inversiones y lazos estratégicos. Antes había hecho lo propio en Paraguay donde lo recibió el presidente Peña y lo homenajeó el pleno del Congreso, convocado especialmente.

Allí Sa'ar dijo que visitaba “dos de los mayores amigos de Israel en el mundo (…) que la han apoyado firmemente durante los últimos dos años de la guerra y continúan apoyándolo firmemente en el ámbito internacional y en las instituciones internacionales” (Infobae, 24/11).

El martes, durante la reunión cerrada a la prensa en Casa Rosada, Milei y el israelí hablaron sobre la visita del presidente para inaugurar la embajada argentina en Jerusalén", una promesa repetida desde la campaña electoral que establece el posicionamiento internacional del fascista argentino. Sa'ar le pidió que declare organización terrorista a la Guardia Revolucionaria de Irán, un salvoconducto para que cualquier ataque militar tenga carácter legal. También rezaron juntos.

Al día siguiente, el canciller Pablo Quirno y su ¿par? israelí confirmaron la mudanza, un acto de adhesión política que coloca a la Argentina por fuera de la legalidad internacional y la convierte en el sexto país del mundo que sigue los pasos inaugurados por Estados Unidos en 2018, durante la primera presidencia de Trump.

Antecedieron a Milei en el gesto de obediencia proimperialista Paraguay, Guatemala, Honduras, Kosovo y Papúa -Nueva Guinea. Lo que Perfil llama “una lista de parias liderada por Estados Unidos”. Kosovo, un país no reconocido por la ONU, envió tropas a Puerto Argentino para los ejercicios militares ilegales del Reino Unido (Perfil 26/11).

Mantienen su sede diplomática en Tel Aviv 90 países, siguiendo los lineamientos de la partición determinada por Naciones Unidas en el 48. Desde 1967, Israel ocupa Jerusalén Este -la que según la ONU le tocaba a Palestina- y reclama que toda la ciudad sea su capital “eterna e indivisible”, con argumentos basado en el derecho divino mientras demuele casas de piedra milenarias de los palestinos y siembra la Ciudad Santa de asentamientos financiados por la ultraderecha evangélica norteamericana.

Mudar la capital es un espaldarazo brutal a la ocupación y al genocidio sionistas, y a los propósitos de Trump y Netanyahu de diseñar un nuevo mapa de Medio Oriente que les garantice los recursos naturales de una de las zonas más ricas del planeta.

El anuncio fue formulado ante un auditorio “repleto de empresarios argentinos e israelíes” durante el Foro Argentina–Israel, organizado por la Cámara de Comercio bilateral. Perfil destaca que las charlas sobre la política y los negocios “se fusionaron con la discusión geopolítica, constituyendo lo que ya no es solo un síntoma de época sino una constante en la conversación del empresariado local e internacional”.

La mudanza, “el gesto geopolítico más significativo de su giro en política exterior” (ídem), es una prueba rotunda del alineamiento con Estados Unidos e Israel, en un momento en que hasta Netanyahu reconoce el aislamiento de su país por la condena internacional al genocidio de los palestinos en Gaza. Netanyahu, con pedido de captura por crímenes de guerra de la Corte Penal Internacional, debe ensayar recorridos estrambóticos cuando vuela a Estados Unidos para no ser detenido.

"Nuestros gobiernos son extremadamente cercanos", se regocijó el enviado sionista. "Para Milei, el traslado de la embajada tiene una dimensión moral. Es parte de su convicción personal", aportó un legislador de LLA.

Sin embargo, en los pasillos del Foro, la pregunta que se formulaban los empresarios era muy distinta. Este gesto de apoyo político tan significativo coloca al país fuera del derecho internacional y, por lo tanto, deja a la Argentina debilitada en su reclamo de Malvinas. Además, Israel es un socio comercial menor (con un estimado en 525 millones de dólares en favor de Argentina). Ante ese escenario: ¿existe un retorno económico real para la Argentina en el corto plazo?

En realidad, según Perfil, el comercio bilateral retrocedió en los últimos años y hoy se sostiene mayormente en nichos tradicionales (fertilizantes, productos agrícolas, tecnología de riego en Mendoza).

La titular del área económica de la embajada, Hila Ravia Zadok, habló de un momento bilateral marcado por la alianza "estratégica" que combina el "talento argentino" con el "know how israelí". "Que hayan venido representantes del gobierno y del sector privado es una muestra del potencial que vemos en Argentina. Es un tiempo de oportunidad para hacer negocios en un nivel más acelerado. Nuestras economías son complementarias", afirmó.

Pero cuando le preguntaron si existían acuerdos concretos de inversión firmados, la sionista prefirió hablar de amor: "La amistad y la solidaridad están, porque el corazón está en el lugar indicado. A nosotros nos guía la justicia; sabemos quién está bien y quién está mal. Valoramos el apoyo del presidente Milei, y le aseguramos al gobierno argentino nuestra solidaridad con sus desafíos".

Más adelante dijo, sin mayores precisiones, que estaban buscando “acuerdos comerciales, inversiones y colaboraciones en nuevas oportunidades y mayores volúmenes”. Sa'ar fue más claro en sus propósitos: esperan que la Argentina “funcione como plataforma de acceso a Iberoamérica, una puerta de entrada al mercado de la región”. “No solo había interesados en el aspecto comercial. Fue el caso de Susana Werthein un puente entre las universidades de los dos países”, apuntó Clarín (25/11). El masivo boicot académico a las universidades israelíes como rechazo al genocidio es un problema principalísimo del sionismo.

Por su parte, el presidente de la Unión de Manufactureros de Israel -el equivalente a la UIA-, Ron Tomer, opinó que Argentina se va a beneficiar de estar alineada, como hicieron Estados Unidos o Alemania". Y desechó cualquier compromiso oficial: “El resultado no viene por una decisión de un gobierno, sino por las empresas que decidan invertir. Esa es la visión de su presidente: que Argentina sea atractiva para inversores y no que reciba donaciones".

A la hora del apoyo político al genocidio, los empresarios argentinos no mostraron fisuras: "Siempre sirve ser amigo de un poderoso", resumió uno de ellos.

Un día después, en su 90 aniversario, la DAIA le realizó su enésimo reconocimiento a Milei por “su lucha contra el antisemitismo”.

Empalagoso, el liberticida afirmó que “Israel es un ejemplo radical de todos estos valores que hicieron a Occidente grande” y se deshizo en elogios hacia “la valentía de los soldados israelíes” durante el ataque a la población gazatí sin olvidarse de celebrar “el apoyo inquebrantable del presidente Trump” a la causa de la limpieza étnica. “Mientras la gran mayoría del mundo libre decidió darle la espalda al Estado judío, nosotros le dimos la mano”, fue una de las frases más aplaudidas por la plana mayor del sionismo vernáculo.

Patricia Bullrich también se reunió con Sa'ar, “para reafirmar el trabajo conjunto en materia de defensa, cooperación internacional y lucha contra el terrorismo”. Tras el encuentro, Bullrich destacó en su cuenta de X que "Argentina e Israel comparten desafíos claros frente a las amenazas que buscan desestabilizar a nuestros países. Por eso, vamos a seguir fortaleciendo nuestra cooperación estratégica".

El canciller israelí también se refirió a la reunión: expuso ante Bullrich "la promoción del terrorismo por parte de la Guardia Revolucionaria de Irán en Oriente Medio y otros lugares, y la necesidad de designarla como organización terrorista".

Milei se propone reforzar un esquema de cooperación ideado por Trump, los llamados Acuerdos de Isaac, una articulación diplomática, social y económica con Israel a la que pretende liderar sumando a otros países de la región.

Pero el entusiasmo de junio, cuando viajó a Israel y prometió convocar una Conferencia Internacional por la Libertad en diciembre, que reuniría a los jefes de Estado para firmar “el acuerdo” y, “si era posible, dar la bienvenida al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como testigo de honor”, parece un poco maltrecho (Política Obrera, 12/6).

Revista EDM