Escribe Carlos Suárez
Obras inconclusas y una responsabilidad política de fondo.
Tiempo de lectura: 3 minutos
En San Martín, las obras hídricas necesarias para prevenir inundaciones continúan inconclusas. La intendencia, en manos del katopodismo desde hace 14 años, atribuye esta situación al recorte de la obra pública del gobierno nacional y a la falta de fondos del Fondo Hídrico. Sin embargo, estas excusas coyunturales encubren una responsabilidad política de fondo: durante más de una década no se encaró un plan integral de manejo del agua ni de ordenamiento territorial.
El Municipio sostiene que desarrolla una “política de gestión del riesgo de desastres”, que garantiza “barrios con infraestructura adecuada” y que fortaleció la “resiliencia” de las zonas más vulnerables. La realidad desmiente ese relato oficial. Cada lluvia intensa vuelve a mostrar calles anegadas, viviendas inundadas, sumideros colapsados y vecinos obligados a arreglárselas por sus propios medios.
El propio municipio reconoce que el llamado Plan de Obras Hidráulicas avanza de manera fragmentaria: saneamientos parciales de la cuenca del arroyo Medrano, intervenciones puntuales en zanjones de barrios como Carcova e Independencia, y algunas obras de puesta en valor del espacio público. Estas acciones aisladas no constituyen un plan integral de manejo hídrico. Son parches que, lejos de resolver el problema, lo van trasladando de un barrio a otro.
Tal como advierte el investigador Rubén Quintana, las inundaciones no son un fenómeno exclusivamente natural ni consecuencia inevitable de lluvias extraordinarias. El impacto se agrava por el deterioro y la destrucción de humedales, que cumplen una función central de regulación y amortiguación del exceso de agua. Cuando estos espacios son rellenados o impermeabilizados, el agua que antes se retenía y absorbía termina desbordando en los barrios populares.
Una vía de desagüe del distrito, que afecta a numerosos barrios de San Martín —entre ellos el barrio Sarmiento—, es la conformada por una red de canales subterráneos que descargan en el río Reconquista a la altura del Buen Ayre, donde se encuentran las compuertas de Campo de Mayo. Este sistema se ha visto gravemente alterado por el avance de barrios privados y emprendimientos inmobiliarios en esa zona, que reducen la capacidad de escurrimiento natural y obstaculizan el drenaje del agua. En una inundación anterior, la falta de apertura oportuna de las compuertas provocó el anegamiento total de amplias zonas del distrito y derivó en una tragedia evitable: la muerte de un joven, del barrio Costa Esperanza. Este hecho expone con crudeza cómo la ausencia de control público y la subordinación a los negocios privados convierten a las inundaciones en un problema político y social.
Estos ejemplos muestran que el problema no es la falta de “adaptación” al cambio climático, sino un modelo de urbanización al servicio de los negocios inmobiliarios. En San Martín —como en gran parte del conurbano— hubo una ausencia histórica de ordenamiento ambiental y territorial, priorizando la rentabilidad privada por sobre la seguridad hídrica de la población trabajadora.
Las lluvias intensas de diciembre, octubre y los temporales de mayo de 2025 volvieron a exponer esta situación. En barrios como Villa Ballester, Villa Lynch, San Andrés, barrio Sarmiento, Villa Maipú, José León Suárez y zonas céntricas, el agua superó los cordones y colapsaron los desagües. Muchas familias perdieron prácticamente todo, sin que existan informes oficiales públicos que den cuenta del verdadero impacto social.
Frente a esta situación, los vecinos y vecinas de San Martín se han autoconvocado y marcharán el lunes 29 de diciembre, exigiendo que los gobiernos nacional, provincial y municipal realicen de manera urgente las obras hídricas necesarias para terminar con las inundaciones. La movilización expresa el hartazgo frente a años de promesas incumplidas y la necesidad de respuestas inmediatas ante las pérdidas sufridas por cientos de familias trabajadoras. Bajo las siguientes consignas: ¡Basta de inundaciones recurrentes! ¡Queremos soluciones ya y ayuda inmediata para las familias damnificadas!
Desde Política Obrera sostenemos que la salida no pasa por más anuncios ni consignas vacías.
En lo inmediato será necesario:
La realización inmediata de asambleas en cada barrio, con el objetivo de elaborar un relevamiento integral de las pérdidas materiales y sociales.
La identificación de las familias afectadas y de aquellas viviendas que hayan quedado en condiciones inhabitables.
El otorgamiento de subsidios urgentes para las familias damnificadas, que permitan afrontar las pérdidas y garantizar condiciones mínimas de vida.
La eximición del pago de impuestos municipales y provinciales para los vecinos de los barrios afectados.
La implementación de subsidios y/o la suspensión del cobro de los servicios esenciales (agua potable y energía eléctrica) mientras dure la emergencia
Y para una solución definitiva, hace falta restaurar los humedales, frenar los rellenos, imponer un ordenamiento territorial estricto y desarrollar un plan integral de obras hídricas bajo control público, financiado con el no pago de la deuda externa, rompiendo con el ajuste, imponiendo un impuesto extraordinario a la oligarquía y haciendo pagar a los grandes beneficiarios del negocio inmobiliario.
