Escribe Lucas Giannetti
Un rescate a los monopolios de energía y servicios.
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Un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), de la UBA y el Conicet señala que, entre diciembre de 2023 y diciembre de 2025, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la canasta de servicios públicos (electricidad, gas natural, agua potable y transporte) registró un aumento del 561%, mientras que la inflación trepó al 185% en la misma etapa. Gran parte del ajuste se dio en 2024 debido a la “recomposición tarifaria” realizada por el gobierno liberticida y por la poda en los subsidios, que se trasladó al bolsillo de los trabajadores, mientras que durante el año electoral 2025 las subas fueron menores.
Un hogar en el AMBA que no recibió subsidios, en diciembre de 2025 tuvo que volcar $183.410 de sus ingresos mensuales destinados al transporte, luz, gas y agua potable, registrando un incremento interanual del 31%, representando un 11,1% del salario promedio.
El rubro que registró el mayor aumento durante la gestión libertaria fue el transporte público con una suba del 937%, en el periodo analizado por el IIEP, seguido por el gas natural con incremento del 709%, el agua 386% y la electricidad 339%. En 2025 los aumentos registraron una desaceleración y en este sentido el transporte registró un aumento interanual del 48%, ubicándose por arriba del índice general de inflación. Por su parte el gas, electricidad y agua registraron aumentos de 28%, 19% y 13% respectivamente, colocándose por debajo de la inflación dibujada por el Indec libertario.
El superávit fiscal trazado por Milei-Caputo, al servicio del pago de vencimiento de deuda, en parte se asentó en el reajuste de los subsidios, pegando de lleno en los ingresos de los hogares y que fue más fuerte durante el 2024, en el que se conjugaron la recomposición tarifaria y la sustancial quita de subsidios. (La Nación 23/12).
Luego de la “desaceleración” del ajuste en el 2025, el gobierno liberticida toma impulso para aplicar otro ajuste de características brutales por medio de una reconfiguración integral del esquema de subsidios energéticos y de servicios, lo que redundará en un aumento en las tarifas para un amplio sector de usuarios, con la mira puesta en reducir el costo fiscal.
El gobierno presenta el ajuste como gradualista, ya que en principio se retirarían los subsidios a los hogares que superen ingresos por tres canastas básicas mensuales ($3.771.987,09) e impondrá topes de consumo en electricidad y gas a los hogares subsidiados. De esta manera el “gradualismo” del gobierno cae en saco roto cuando cualquier tipo de aumento impacta de lleno en los destruidos salarios, principal ancla a la inflación urdida por los libertarios. Según especialista en la materia “no se realizó una audiencia pública formal, sino una consulta de 15 días hábiles, lo que podría abrir la puerta a eventuales cuestionamientos judiciales.” (Idem) El macrista Gustavo Lopetegui, ex vicejefe de Gabinete y ex secretario de Energía, sobre el nuevo esquema de subsidios señaló que “en 2026 vamos a pasar de una cobertura del 70% a cerca del 77%, y en dos o tres años los subsidios deberían desaparecer o quedar reducidos a algo muy pequeño. En 2023 representaban el 1,7% del PBI; en 2024 bajaron a 1 punto; este año cerrarán en torno al 0,66% del PBI, unos US$2500 millones, y el objetivo oficial es llevarlos al 0,5% en 2026, cerca de US$1600 millones.”
Sin precisar de cuánto serán los aumentos, desde los pasillos de la Casa Rosada afirmaron que los aumentos residenciales superarán los dos dígitos en las facturas de luz y gas. Por su parte, los boletos de transporte de colectivos que transitan la Ciudad de Buenos Aires registraran aumentos mensuales que se calcularán sobre el último dato de inflación con un adicional del 2%, esto, cuando el presidente, en recientes entrevistas ha declarado que la inflación a mediados del 2026 será un problema del pasado.
El “gradualismo”, con el cual el gobierno quiere revestir el tarifazo en ciernes, tiene un alcance de norte a sur del país en lo que respecta a electricidad y gas, y la “recomposición tarifaria” impactará sobre 3 millones de usuarios en todo el país y las regiones en las que golpeará más fuertemente serán aquellas con consumos energéticos altos por razones climáticas y estructurales, como el NEA y el NOA. Mientras que, en las zonas frías, el consumo de gas o energía eléctrica para calefacción es indispensable para atravesar el invierno. Según la Resolución 484/2025 de la secretaría de Energía “los hogares que queden fuera del subsidio no pagarán simplemente el costo real de la energía, sino el 103,4% de ese costo, bajo el argumento de financiar infraestructura”, es decir que las empresas energéticas financiaran las obras necesarias a partir del tarifazo libertario. (NEA Hoy 20/12) Esta transferencia de ingresos va ser capitalizado por un lado por el gobierno nacional, que va a recaudar fondos sin ejecutar obra alguna y por el otro, por las empresas energéticas y de servicios que engrosaran sus arcas a costa de los salarios de los trabajadores.
Mientras que los gobiernos kirchneristas recurrieron a los subsidios para rescatar a las empresas a partir de la depreciación de los salarios, el gobierno libertario apela al garrote del Estado para rescatar a los monopolios de servicios a expensas de los trabajadores. El nuevo tarifazo libertario se trasladará a otras ramas de la producción, por ende, lo utilizará de base para nuevos tarifazos, que han sido un componente crucial en todas las rebeliones populares que han surcado a América Latina en los últimos años.
