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El ministro de Educación de Brasil renunció luego de una nueva crisis que se desató en el ejecutivo Bolsonarista. Es el décimo segundo ministro en abandonar el cargo desde que Bolsonaro asumió la presidencia en enero de 2018.
Weintraub era el ministro con el que Bolsonaro quería hacer una “revolución cultural” para sacar a la izquierda de las escuelas y las universidades. En septiembre, Bolsonaro le exigió a Weintraub que prohibiera la “ideología de género” en la enseñanza básica. Era parte del ala ideológica del bolsonarismo. Se dedicaba a producir fake news (noticias falsas). El ministro perdió la mayor parte de las reformas que impulsó en el Congreso e intentó nombrar nuevos rectores (Folha, 18/6), algo inconstitucional y contrario a la autonomía universitaria. Organizaba marchas para cerrar el Superior Tribunal Federal, y pedía la intervención del ejército.
La situación del ministro empeoró después de reunirse con los manifestantes de Bolsonaro tras el ataque del sábado al STF (un grupo de bolsonaristas disparó fuegos de artificio contra la sede del Supremo Tribunal Federal), y fue multado por ignorar las normas de distawnciamiento. Weintraub llegó a decir que los poderes de Brasilia “son el cáncer del país”, y que si fuera por él “encarcelaría a los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal” (nodal, 18/6). Bolsonaro criticó la “imprudencia” de Weintraub en BandNewsTV (15/6). Tratándose de un elefante en un bazar, Bolsonaro se mostró moderado. El STF está investigando al presidente y su familia, y acaba de poner preso a un asesor del hijo de Bolsonaro, en la trama del esquema de desvío de salarios de funcionarios del gabinete para Flávio Bolsonaro en Rio de Janeiro. Esto llega hasta el mismo presidente, dicen en la Policía Federal (nodal, 18/6).
El STF dijo que Weintraub no sólo “constituye una amenaza ilegal a la seguridad de los ministros del Tribunal Federal Supremo, sino que también tiene la clara intención de dañar la independencia del Poder Judicial y el mantenimiento del estado de derecho” (BBC, 18/6). Antes de irse, Weintraub revocó la gratuidad de posgrado de universidades federales brasileñas a negros, indígenas y discapacitados.
El ex ministro fue apuntado por el STF y el ala militar del gobierno. Los medios estiman que el ala militar del gobierno pidió que el ministro renuncie, porque no están dispuestos a echar leña al fuego en medio de un país movilizado. La apertura del fútbol fue recibida por una manifestación por “Fora Bolsonaro” en el propio Maracaná. Algunos analistas indican que el ex ministro se resistía a la entrega de puestos al Centrão (diputados al mejor postor), un “toma y daca” político para garantizar el bloqueo parlamentario a las investigaciones contra Bolsonaro y su familia. Esto no significa cortar vínculos con los seguidores del ministro, sino defender su propio pellejo.
El ministro encontró lugar en el Banco Mundial (con un sueldo de 115 mil reales mensuales), apresurando su salida para darle seguridad a su familia, dice. Claro que la nominación de Weintraub al BM no es un premio consuelo sino una estrategia para evitar que vaya preso por el STF: En una entrevista con CNN Brasil dijo que “La prioridad total es que me vaya de Brasil lo antes posible. Ahora, es evitar que me arresten, me encarcelen y me maten”. Algunos legisladores del PT pidieron retenerle el pasaporte. Es improbable que el BM lo acepte.
Es investigado por fake news que tramita el tribunal que ya significó la prisión de varios imputados. El camino del ministro puede ser seguido por el presidente. Los empresarios y los seguidores fascistas de Bolsonaro denuncian un “estado de excepción”, por parte del congreso y de la corte. Ramos, un militar que asesora a Bolsonaro advirtió a uno y otro que “no tiren demasiado de la cuerda”. Tres ministros de Bolsonaro acaban de ser designados para pactar con el STF una tregua política.
El martes pasado fueron realizados allanamientos en residencias y oficinas de varios de los que esparcen fake news, además de empresarios sospechosos de financiar actos fascistas. Alexandre de Moraes, integrante del Tribunal, ordenó romper el secreto bancario y que se allanaran también residencias y despachos de diez diputados y un senador bolsonarista.
El ala militarmantiene silencio, pero realiza reuniones al margen del gabinete. De acuerdo al corresponsal de La Nación, se necesita conservar el impasse hasta que concluya la catástrofe sanitaria. Se conspira a tres bandas: Congreso-STF, el ejército, las milicias bolsonaristas. Los asesinatos de las bandas policiales en las favelas alcanzan a centenares de pobladores.
“A vida dos negros, importa”.