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El paro por 24 hs establecido por la directiva del sindicato de los obreros azucareros de Ledesma, el SOEAIL, es absolutamente necesario y legítimo. Los obreros enfermos de COVID-19 superan los 128 hasta ahora reconocidos por la patronal, con el saldo fatal de al menos 7 fallecidos.
El pulpo Ledesma no respeta protocolo de bioseguridad alguno y somete a sus obreros a una sobre carga laboral que acrecienta las posibilidades de contagio. Si la Fábrica sigue funcionando en las actuales condiciones, los contagios y las muertes obreras crecerán aún más.
El gobierno hace la vista gorda sin importarle que esta desidia patronal haya contribuido al colapso del hospital Orías. En vez de obligar a Ledesma a parar y cumplir con los protocolos necesarios, está convirtiendo nuestros hogares en hospitales donde no tenemos la más mínima condición para una adecuada recuperación. La paralización de un trapiche menor y algunos frentes de cosecha no reduce significativamente las posibilidades de contagio.
Esta medida debería haberse concretado desde hace rato. A partir del 15 de julio pasado el SOEAIL había convocado a un paro por 7 días, el cual no se concretó porque el gobierno de Morales impuso una conciliación obligatoria absolutamente ilegal y criminal. Gracias a esta conciliación “obligatoria”, los contagios se agravaron considerablemente.
Es claro que este paro “por luto” surge por la enorme presión de las bases obreras y del conjunto de la población que reclama la paralización de todo el complejo agro-industrial de Ledesma. Enfrenta de inmediato lo que una denuncia judicial tarda meses y hasta años. Pero el paro no puede levantarse hasta que no se cumplan todos los reclamos obreros para resguardar su salud. Por lo mismo debe extenderse a la papelera, a la citrícola y a todos los lotes.
Ledesma ya ha salido a desconocer el paro y en un acto de verdadera provocación, ha anunciado que hará un homenaje a los compañeros fallecidos por su desidia. Rechacemos esta provocación y apoyemos a los obreros azucareros de Ledesma. En su lucha se juega no solo su salud y su vida, sino la de todo el pueblo trabajador del departamento. Su reclamo por los protocolos de bioseguridad en Ledesma está atado necesariamente a una lucha más general por garantizar la adecuada atención sanitaria de toda la población y que es necesario desarrollar.