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Los trabajadores postales, en huelga desde el 17 de agosto pasado, celebraron un Día Nacional de Lucha contra la privatización, por la defensa de sus derechos históricos y exigiendo la renuncia de Bolsonaro y del militar que dirige el Correo, Floriano Peixot. Las movilizaciones de los trabajadores del Correo se registraron en todos los puntos del país.
Desde la caravana que movilizó por las calles de Belo Horizonte, Robson Silva, dirigente del Correo y de Luta Pelo Socialismo (LPS) de Brasil, planteó: “Debemos demostrar fuerza, para que nuestros sindicatos no sucumban a los ataques del Gobierno. Por eso estamos en la calle, para mostrar que estamos aquí y que nuestro salario no es ningún privilegio: es el peor salario de los trabajadores públicos, cuando los funcionarios políticos (muchos de ellos militares) reciben más de 45mil reales. La respuesta del sindicato es esta, la respuesta de la clase trabajadora es esta, mostrar en las calles quién manda en la producción. Quien manda en la producción es el trabajo y no el capital”.
Para facilitar la privatización, los trabajadores postales fueron severamente atacados y el convenio colectivo de la categoría fue prácticamente destrozado por la dirección de la empresa. La destrucción del Convenio Colectivo de Trabajo (ACT) reducirá el poder adquisitivo de los trabajadores, que ya tienen el salario más bajo entre los empleados públicos federales (LPS, 20/8). Los trabajadores convocaron a un plenario nacional en apoyo a la huelga de Correos para hoy a las 19 horas, donde invitan a participar a todas las organizaciones del movimiento obrero y dar su solidaridad a la huelga general.
Desde la federación Sintect denuncian que durante la pandemia la ganancia del Correo fue de R$ 383 millones, mientras que el aumento salarial está fijado en cero y se retiran 70 de las 79 cláusulas del convenio laboral. Además de la destrucción de derechos, la dirección de Floriano Peixoto -quien cobra más de 45.000 reales por mes, mientras el sueldo de los trabajadores es de 1.700- no duda en exponer a cientos de hombres y mujeres al riesgo de infectarse con Covid-19, y destruir el sustento de cientos de miles de familias.
El Correo es una de las mayores empresas de Brasil, está en todos los municipios del país y es muy lucrativa. El ministro Paulo Guedes, había prometido una ola de privatizaciones, y fue uno de los ejes en la campaña de Bolsonaro la privatización del servicio. La privatización requiere la liquidación en masa de derechos conquistados en década de lucha. El gobierno Bolsonaro quiere profundizar el proceso de privatización de Petrobras, Caixa Econômica, Serpro (Servicio Federal de Procesamiento de Datos), Dataprev (Empresa de Tecnología e Información de la Seguridad Social) y el Banco de Brasil. Es una huelga estratégica, fuertemente atacada por el gobierno y la prensa.
La mayoría del Tribunal Superior Federal, a cargo de Dias Tóffoli estaría en contra de mantener el Convenio Colectivo hasta 2021, lo que daría un apoyo a la quita de derechos impulsada por Bolsonaro. En el mismo sentido se había pronunciado el Tribunal Superior Laboral. La respuesta de los trabajadores del Correo fue reforzar la lucha.
Esta semana, que comenzó con la huelga general por tiempo indefinido de los 100.000 trabajadores postales de Brasil, estuvo signada, además, por la lucha de otros gremios importantes en todo el país que ven amenazados sus derechos y salarios y se lanzan al movimiento de huelga y campañas nacionales para negociar convenios colectivos.
Durante la semana, los petroleros rechazaron la contrapropuesta de Convenio Colectivo Laboral (ACT) presentada por Petrobras y proponen prorrogar el ACT 2019. Pero Petrobras insiste en que el convenio dura hasta el 31 de agosto y quiere discutir uno nuevo, de ataque a los derechos y salarios actuales. Las dos últimas semanas se llevaron a cabo asambleas virtuales de los petroleros, en donde rechazaron la propuesta de Petrobras, reclamando la prorrogación del ACT durante la pandemia, algo rechazado por la empresa. Los trabajadores también denuncian la precarización laboral de la empresa y los peligros laborales por falta de medidas de seguridad y controles.
Otro gremio en lucha, los empleados bancarios, salió a enfrentar la pretensión de Fenaban (federación de bancos) de retirar la canasta alimentaria, reducir el bono para los trabajadores del 55% a 50%, alineados dentro de la “paritaria cero”, y reducir la participación en los beneficios bancarios por la mitad.