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Con esta frase se refirió el ministro de salud de la Provincia, Daniel Gollán, en una conferencia de prensa, a la expansión del coronavirus en el interior de la Provincia de Buenos Aires.
Junto con Carlos Bianco (jefe de gabinete) y Nicolás Kreplak (viceministro de Salud), Gollán intentó explicar cómo, en una semana, el interior de la provincia pasó de representar el 4% de los casos totales de COVID en suelo bonaerense a superar el 8%. Balcarce, Junín, La Costa, Las Flores, Mar Chiquita, Tandil, Villa Gesell y 25 de mayo, tuvieron que retroceder de fase 5 a fase 4 en los últimos días. Existen, además, 39 distritos en fase 3, mayormente los del AMBA, pero también algunos del interior que tuvieron focos importantes, como Bragado, Coronel Pringles y Laprida.
Según los medios locales, el Comité de Crisis de Bragado informó que sólo queda un respirador disponible en el Hospital San Luis de los ocho que dispone. Los trabajadores de la Acería Bragado se negaron a entrar a la fábrica durante varios días -pasando por encima a la burocracia- por la multiplicación de casos de covid positivos registrados en la planta.
Mar del Plata no para de superar récords diarios de casos, hasta superar los 1.000 activos. Durante los últimos cuatro días, “la Feliz” llegó triplicar los casos positivos que se venían registrando en promedio en las dos semanas anteriores. Frente a esto, el intendente Guillermo Montenegro y bajo el pretexto que “en los lugares donde se generó un retroceso no se logró un control de la situación”, descartó de plano que la ciudad retrocediera de fase o suspendiera alguna actividad. Una enfermera del Hospital Privado de la Comunidad (HPC), infectada con coronavirus y que padecía un cuadro depresivo, se suicidó.
Kicillof informó que, de ahora en más, la estrategia que ahora se aplicaría en la Provincia de Buenos Aires sería diseñar un sistema de tratamiento unificado en el que se considere al sistema sanitario de la Provincia “como uno solo” y se “compartan” los recursos “entre todos los municipios”. Pero el “fracaso” del gobierno de Kicillof en detener la expansión del coronavirus en el interior de la provincia es el producto de la orientación de clase que lleva adelante el conjunto de la clase capitalista. El “relajamiento” de las fronteras interdistritales siempre obedeció a garantizar la circulación de la mano de obra precarizada, desde los trabajadores “golondrina” del cordón frutihortícola de Mar del Plata hasta los distintos frigoríficos de Azul. Los empresarios de la pesca, que sin ningún protocolo enviaban a los trabajadores portuarios en transportes comunitarios hasta los puertos donde los barcos actuaban (y actúan) como verdaderos focos de contagios para la totalidad de los trabajadores (es el caso ahora de la tripulación del Atlántico 1, que se encuentra en la rada de Puerto Madryn, con el 100% de los pescadores contagiados).
A muy poco tiempo de la derrota política de Vidal en la provincia de Buenos Aires, los trabajadores están haciendo una rápida experiencia con el gobierno de Kicillof con su “administración” de la cuarentena. Un congreso de trabajadores, con delegados electos por lugares de trabajo, debatiría todas las conclusiones que partan de su propia experiencia. La discusión de un programa independiente de salida a esta crisis, en ese Congreso, le daría un carácter unificador a las luchas que se están desarrollando y prepararía a los trabajadores para hacerse de su propio gobierno.