Después de la victoria de los residentes

Escribe Marcelo Ramal

Conclusiones de un plenario de luchadores de la salud.

Tiempo de lectura: 3 minutos

La lucha de los residentes y concurrentes ha reinstalado una deliberación general en los hospitales públicos. Para considerar esta situación, y el lugar del movimiento de la salud en la transición política, llevamos adelante un plenario con compañeros de hospitales de CABA y GBA. Estas fueron sus principales conclusiones.

Síntoma político

La lucha de los residentes y concurrentes en la ciudad de Buenos Aires es un poderoso síntoma político. Los residentes se abrieron paso con el método de la acción directa y la huelga general, que paralizó los hospitales durante una semana entera. En la jornada que precipitó el desenlace victorioso de la lucha, 4.000 jóvenes rodearon la jefatura de gobierno, y forzaron al gobierno a derogar la ley reaccionaria en el mismo lugar donde había sido aprobada días atrás –la legislatura porteña. La rebelión de los residentes tuvo la impronta de la juventud chilena y, de un modo general, de las rebeliones que surcan al continente. El gobierno de Larreta tuvo que retroceder ante la percepción de que la lucha podía terminar con una rebelión general contra el último reducto macrista del país. Pero esta victoria fue también un tiro por elevación al futuro pacto social del gobierno F F, porque puso de manifiesto el estado de ánimo de las masas ante posibles ajustes o recortes a sus conquistas.

La lucha de los residentes despertó, de inmediato, un movimiento pujante entre sus pares de la provincia de Buenos Aires, que se expresó en combativas movilizaciones a La Plata. También hay luchas importantes contra los cierres y despidos en la salud privada, y en otros rubros como los prestadores precarizados (monotributistas) del sistema de salud.

La tentativa de degradar todavía más el régimen laboral de los residentes forma parte de un ataque al conjunto de los trabajadores de la salud, cuyo disciplinamiento y mayor explotación es una exigencia de los planes capitalistas de reestructuración del hospital público –es el caso de la Cobertura Universal de Salud (CUS). Al condicionar el financiamiento de los hospitales a la cantidad de prestaciones que ofrece, la CUS desata una competencia entre ellos, la cual se convierte en una competencia entre trabajadores. El macrismo no renuncia a llevar adelante la CUS en su gestión en CABA, y los planes de disciplinamiento laboral de residentes son una punta de lanza en esa dirección.

La bancarrota capitalista envuelve a todos los estamentos del sistema de salud, público y privado. Esta crisis pretende ser enjugada con una mayor presión patronal sobre los trabajadores de la salud y menores prestaciones a los afiliados.

La “emergencia sanitaria” de Ginés García

Alberto Fernández anunció la sanción de una “emergencia sanitaria”. ¿Qué significa? Ginés García forma parte de una corriente de técnicos sanitarios de la OMS y el Banco Mundial, que se han caracterizado por “trabajar” la adaptación de la salud a la bancarrota capitalista. En el pasado, las emergencias sanitarias han incluido sistemas de “prestaciones obligatorias” que, como contrapartida, recortaban la atención en tratamientos específicos o especialidades complejas; también, la provisión de “canastas de medicamentos” esenciales como pantalla de una cobertura restringida de medicamentos más avanzados. Estos planes, por otra parte, siempre respetaron a la legislación imperialista en materia de patentes medicinales. Las “emergencias sanitarias”, además, suelen servir de pretexto para golpear las condiciones laborales de los trabajadores de la salud, en nombre de “hacer el esfuerzo” para atender al conjunto de la población carenciada. (Un modelo de esta experiencia -y de la respuesta socialista del PO- tuvo lugar en CABA en 2002, cuando Altamira rechazó la “emergencia sanitaria” del ibarrismo, apoyada por Izquierda Unida).

Un capítulo especial de toda esta agenda refiere a la salud mental. En nombre de principios terapéuticos irreprochables –como la eliminaciDón de la llamada lógica manicomial- se pretende llevar adelante el cierre de los hospitales monovalentes de Salud Mental (Borda; Moyano) para perpetrar en sus terrenos un codiciado negocio inmobiliario y dejar a centenares de pacientes sumidos en el desamparo.

Rescate de un programa

El aparato oficial del PO ha abandonado el desarrollo de “Tribuna de Salud”. La lucha por un programa socialista en la cuestión de la salud ha quedado recortada a reivindicaciones de carácter gremial. Pero la lucha sanitaria involucra a toda la clase obrera, y la explicación y denuncia de la degradación capitalista de la salud es un terreno de reclutamiento de trabajadores en todos los ámbitos, sobre una base de principios.

La situación planteada nos coloca ante un conjunto de tareas. En CABA, se abrirá un debate sobre la cuestión del régimen laboral de los residentes. Es necesario definir un programa para este movimiento –salario y forma de reajuste; carrera hospitalaria, estabilidad y derechos laborales- asociado a la defensa del hospital público y a la cobertura integral de miles de puestos de trabajo. Junto a ello, la defensa de la jornada de 6 horas y reconocimiento profesional para las enfermeras; la atención incondicional en el hospital público en base a la duplicación del presupuesto de salud; por el financiamiento integral de las obras sociales con aportes patronales y su control en base a trabajadores electos; por la nacionalización del sistema de salud y el desarrollo de un sistema único financiado con impuestos al capital, bajo control de los trabajadores, entre otras reivindicaciones.

El plenario votó una campaña política sobre los hospitales y centros de salud, a partir de estos planteos estratégicos y de lucha.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera