21S: la hora de los trabajadores de la salud

Escribe Tribuna de Salud

Tiempo de lectura: 5 minutos

El colapso sanitario, el derrumbe social, la crisis habitacional, la carestía y la penuria salarial siguen su marcha impiadosa en el país.

La “apertura” de la cuarentena a pedido de las grandes patronales de la industria y el comercio ha disparado los contagios, agravando aún más el colapso sanitario. Ya somos el cuarto país con mayor cantidad de muertos por millón de habitantes, luego de EEUU, India y Brasil.

Esta política de “reapertura” de la actividad industrial ha convertido los lugares de trabajo en los principales focos de contagio. Desde el AMBA, la epidemia se extiende rápidamente a todo el interior, donde el sistema sanitario es aún más frágil. La estampida imparable de contagios y actual colapso en Tucumán fue advertida por el sanitarista y luchador Jesús Amenabar, recientemente fallecido por covid, lo que ha generado una conmoción en la provincia. En Orán, provincia de Salta, los residentes renuncian frente a la impotencia de un sistema colapsado por falta de camas de terapia intensiva, oxígeno y personal. Un verdadero estado de movilización obrera y popular ha precipitado la renuncia de la ministra de Salud del gobierno de Sáenz. Muy cerca, en Jujuy, el panorama es tan desolador que la población perece en sus hogares, ya que los hospitales no dan abasto. En Misiones, se desarrolla una huelga con acampe de trabajadores de la salud y empleados públicos que lleva ya más de cinco días. En Mendoza, Córdoba y Santa Fe, el colapso sanitario también avanza sin tregua.

A pesar de las falsas estadísticas sobre ocupación de camas que presentan los gobiernos, el colapso sobre el personal de salud ha tenido que ser reconocido luego de las fuertes denuncias de los terapistas y médicos de la Universidad de Buenos Aires y Facultad de Medicina. Con 17.000 trabajadores de la salud infectados y más de 75 compañeros fallecidos, los insumos de bio seguridad que se entregan al personal en los hospitales no alcanzan. Los números hablan por sí mismo. Hospitales y servicios cerrados; pabellones y guardias atendidos por un solo trabajador. La falta de personal quebró el sistema de rotación de personal y cohorte que se implementaba para el resguardo de los trabajadores. El personal incorporado no tiene relación alguna con las necesidades y se hace a través de contratos por tres meses como monotributistas. El sector más golpeado de la salud, entre la falta de personal en general, es el de enfermería. Desoyendo esta crisis, el gobierno negó a los residentes que se gradúan la posibilidad de ingresar a planta permanente. Incluso se redujeron cupos de residencias y se cerraron concurrencias, dejando fuera a miles de aspirantes en el momento en que más se necesita su colaboración.

El gobierno ha extendido por seis meses más la emergencia sanitaria mientras se “flexibiliza” la cuarentena confirmado toda una orientación social donde los trabajadores deben soportar hasta donde sea el peso de la pandemia. Las burocracias de los gremios repiten el libreto de los gobiernos y en acuerdo con las autoridades y las patronales, escamotean los días de licencias ante el desesperante reclamo de los trabajadores. El acuerdo del 12 agosto de los ministerios de Trabajo y Salud, que congeló las licencias del convenio hasta marzo del 2021 para el personal de salud, debe ser derogado. En el cuadro desolador que presenta Jujuy, el gobernador Morales, quien había lanzado un proyecto para multar a los trabajadores de salud que no se presentaran a trabajar, tuvo que recular ante un repudio generalizado que logró trascendencia nacional.

En semanas, quedó desenmascarado un régimen sanitario fundado en la sobrecarga laboral, los bajos salarios y la ausencia de planteles necesarios.

Con salarios básicos de los trabajadores de salud oscilan entre 6 mil y 30 mil, incluso más bajos que los de la policía bonaerense. Si algún uniformado tuvo que poner de su bolsillo lo que el Estado no le daba, numerosos trabajadores de la salud han tenido que pagar sus propios hisopados, o ver que le descuentan el salario por el tiempo de aislamiento después de un contagio que contrajeron en una unidad de terapia. La burocracia médica y profesional ha entregado la paritaria por 10 mil pesos no remunerativos y la municipal, por 5 mil. En los privados, las sumas fijas también reemplazaron las paritarias y recién en el 2021 se verá un miserable aumento del 21%.

Frente al motín de la policía bonaerense el gobierno de AF y AK les aumentaron en un 40% el sueldo. La rápida salida a la crisis busca cerrar la única brecha que el Estado no puede tener abierta – la del aparato de represión que debe dar cuenta de las monumentales contradicciones sociales en curso. Ahora todos los trabajadores de la salud saben que un aumento del 50% es posible. A diferencia de ´la Bonaerense´, que han resuelto sus demandas en 48 horas, para el gobierno no somos esenciales, sino descartables. El personal de enfermería del “Plan Detectar” acaba de lograr a través de un paro en los dispositivos de varios barrios, el pago de sus salarios. Entre tantas demandas pendientes, 65 familias luchan por una resolución ante la pérdida de sus fuentes de trabajo contra el cierre del sanatorio privado Plaza, de Escobar.

Así como la bonaerense cuenta con un sistema de “horas adicionales”, administradas por los jerarcas de la maldita policía, en enfermería los módulos son administrados extorsivamente por las autoridades médicas y las burocracias sindicales aliadas. Con la eliminación de las licencias en la zona norte de la provincia de Buenos Aires ha entrado en crisis este régimen ya que las horas extra se pagaban con días de franco.

Es importante recordar que buena parte del personal de salud tiene enfermedades preexistentes, consecuencia de un régimen de trabajo precarizado y matador. La mayoría del personal de enfermería no llega a la edad jubilatoria. La reducción de la jornada a 6 horas en Enfermería (30 horas semanales) y la apertura de un nuevo turno, más un masivo reforzamiento de personal al sistema, son reclamos fundamentales, junto al de un salario básico igual al valor de la canasta familiar. Es el reconocimiento que piden los enfermeros de la CABA y necesitan los de todo el país.

En pocos días más, el Congreso debe tratar el Presupuesto 2021. Este estará supeditado al pago de la deuda en jurisdicción local y extranjera, con el FMI y el Club de París. Estos están primeros en la cola de cobro, a la cual se suman las cámaras empresariales como la AEA o la UIA, que reclaman más y más subsidio. Hasta la burocracia de la CGT se ha anotado, que pretende un aumento de la cuota social de los afiliados, sin haber organizado ninguna lucha para aumentar los salarios. El presupuesto público, empezando por el sistema previsional y también el de la salud pública están en riesgo.

Es hora de deliberar, convocar a plenarios, resolver un rumbo de lucha y discutir, en congresos de trabajadores y en un gran congreso obrero, cómo imponer nuestras aspiraciones y nuestra salida frente a un gobierno y un régimen político y social que nos lleva a la ruina social y a la muerte.

Este 21S, los trabajadores de enfermería autoconvocados promueven una acción de lucha para movilizar hacia la Plaza de Mayo. Esta llamada suma adhesiones todos los días entre el resto de los trabajadores de la salud, revelando la urgencia del reclamo y el obstáculo que representan las burocracias sindicales. Desde Tribuna de Salud saludamos la iniciativa. Planteamos la necesidad de hacer de la convocatoria un llamamiento general de la salud sin distinción de gremios, disciplinas o formas de contratación. El llamado debe convocar a toda la comunidad en general en defensa de la salud pública y de la vida misma.

Se debe cerrar la industria y el gran comercio no esenciales y atender todos los reclamos que discuten los trabajadores de la salud – jornada de 6 horas, contratación de personal, apertura de paritarias y aumento general del 50% para toda la salud con una base salarial equivalente al costo de la canasta familiar, equipamiento de protección personal.

Es hora de deliberar en asambleas, plenarios, y convocar congresos de trabajadores para discutir una perspectiva y una salida a la crisis social y política general y de la salud en particular. Es la hora de los trabajadores de la salud.

Por una coordinadora nacional de salud en lucha.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera