Tiempo de lectura: 3 minutos
Una nueva reunión entre los ministros de Educación de Nación y Ciudad para discutir los términos de un nuevo intento de regreso a la presencialidad en las escuelas porteñas concluyó en un principio de acuerdo, sobre la base de modificaciones al protocolo impulsado por Larreta para retomar las clases al aire libre. Esta vez, junto a Trotta y Acuña, participaron los ministros de Salud de cada distrito, Ginés González García y Fernán Quirós.
Al término de la reunión, trascendió que, en primera instancia, se establecería por consenso cuándo estarían dadas las condiciones epidemiológicas para la vuelta a clases y, por otro lado, que sólo sería planteado para los 6.500 alumnos identificados “sin conectividad”. Por último, se dictarían clases en los patios de las escuelas, no en las calles y plazas, como se propuso en un principio.
El regreso a las aulas y la cuestión sanitaria
No hay ningún tipo de argumento desde lo pedagógico para forzar una vuelta a la presencialidad en las escuelas a esta altura del año. La inconsistencia del planteo se revela en el simple hecho de que Larreta y Acuña han cambiado sus argumentos: si antes dijeron que el fundamento era la falta de conectividad de un porcentaje de los alumnos, ahora el problema sería que aquellos 6.500 alumnos se verían afectados por... el “aislamiento que les provoca trastornos de sueño y retrocesos en la maduración”. Por lo tanto, las escuelas deben abrirse para contenerlos. Trotta insiste con que Ciudad le dé los nombres de los 6.500 alumnos para entregarles las netbooks, pero también acuerda con “colocar como prioridad” la vinculación que la escuela le permitiría a los niños. En apariencia el problema de conectividad es patrimonio de los porteños, ya que no existe hasta ahora ningún plan de entrega de computadoras y conectividad para el resto de las jurisdicciones.
El nuevo protocolo plantea abrir, a partir del 5 de octubre, los patios de las escuelas para unos 25 establecimientos educativos de nivel secundario, más otros 25 de primario. Luego, desde el 13 de octubre, intentarán hacerlo en otras 100 escuelas, repartidas también entre ambos niveles. Una semana después, se abrirían otros 54 establecimientos del ciclo secundario y 177 del primario. Es decir, hay una decisión de forzar la apertura progresivamente para una mayor cantidad de alumnos y no sólo para quienes no cuentan con conectividad – lógicamente, los ´afectados por el aislamiento´ amplía el universo de alumnos al cual va dirigido el planteo de retorno a las escuelas. Los turnos serán de dos horas con un máximo de 10 alumnos por turno y ambas jurisdicciones acordaron que los turnos serán en las escuelas de cada estudiante o en la más cercana al domicilio, para evitar mayor circulación en el transporte público. Es claro que detrás de las idas y vueltas, en ambos gobiernos prevalece la necesidad de responder las presiones económicas para una reapertura a como dé lugar.
La docencia no ha dejado de estar en estado de asamblea permanente a lo largo de todas estas semanas, no sólo por el intento aperturista sino también por el golpe al bolsillo que significó el congelamiento salarial sin el pago de la última cuota paritaria y con un bono de miseria que intenta cerrar una reapertura de mesa salarial. Las asambleas de autoconvocados por distrito han tenido un nuevo impulso esta semana en respuesta al posible acuerdo entre Acuña y Trotta. Por su parte, los estudiantes secundarios han desarrollado asambleas impulsadas por los centros de estudiantes en rechazo a la apertura. Algunos de ellos también se han sumado a las asambleas distritales con sus familias, al igual que los representantes de las cooperadoras, mostrando la unidad en la defensa de la salud, la educación y la vida de todos los que conformamos las comunidades educativas.
La dirección celeste de la UTE se opone mediáticamente, pero ha dejado fuera de la deliberación a los docentes. Ademys ha convocado a una nueva asamblea para el próximo martes. Una asamblea unificada de toda la docencia de la capital, sin distinción de gremios, es de primer orden para dar un salto en la organización que la docencia está imponiendo. Esta instancia debe ser fortalecedora de las iniciativas docentes que se están dando por abajo y de un proceso de mayor conciencia de la docencia que refuerce las asambleas por escuela y distritales, base para construir la huelga que en estos términos está planteada para garantizar el rechazo a esta política aperturista de todos los gobiernos.