Chubut: Arcioni contra las cuerdas

Escribe Iván Marín

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Las negociaciones entre el gobierno provincial y Nación derivaron la semana pasada en la confirmación de dos nuevos préstamos, 5 mil millones de pesos del Fondo Fiduciario en tres tramos y la autorización para endeudarse en 50 millones de dólares mediante la emisión de letras (entre 4 y 5 mil millones de pesos, según la cotización de la moneda estadounidense). La concreción de este parche (precisa la autorización de la Legislatura del Chubut), lejos está de paliar la dramática situación de las arcas provinciales. Por el contrario, los últimos días se caracterizaron por un creciente enrarecimiento del clima político, con presiones indisimuladas desde Nación para que la gestión de Mariano Arcioni acomode los números, es decir profundice el ajuste, e intente avanzar con la megaminería, prohibida por ley en todo el territorio provincial.

Como se sabe, hace más de un año que la provincia paga en forma escalonada los salarios a los trabajadores mientras cumple religiosamente con la deuda con sus acreedores, que se devenga automáticamente de las regalías petroleras. A los rangos 3 y 4 aún les deben julio, a todos les deben agosto, septiembre, el aguinaldo y reactualizaciones y, en algunos casos, como en salud, incluso recategorizaciones. El malestar solo es relativamente contenido por la pandemia, que en el último mes y medio pegó un salto provocando el colapso sanitario en Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn. Sin embargo, en las últimas semanas las movilizaciones y, en especial, los cortes de rutas volvieron a escena.

En Puerto Madryn se lleva adelante un embrionario proceso de coordinación intersectorial al calor del acampe que se realiza en el hospital local. Allí trabajadores de la sanidad, docentes, judiciales y del SITRAVICH (Sindicato de Trabajadores Viales del Chubut), entre otros, han acordado movilizaciones por las calles de la ciudad y varios cortes en Ruta Nacional N 3. También se llevaron adelante varias movilizaciones a Rawson, capital de la provincia, que por primera vez en varios meses logró articular a las ciudades del Valle y del propio Madryn, donde el SISAP (Sindicato de la Salud Pública) de Trelew ha jugado un rol protagónico. A la vez han vuelto las asambleas autoconvocadas en la docencia ante la inacción de la conducción de la ATECh (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut).

En ese marco volvió a cobrar fuerza la exigencia para que se traten los tres pedidos de juicio político que hay en Legislatura contra el gobernador. Esa “salida” a la crisis es impulsada principalmente por algunas conducciones sindicales kirchneristas, aunque también es tomada por sectores de las bases.

El lunes pasadp la alicaída Mesa de Unidad Sindical (MUS) se concentró afuera de Casa de Gobierno y anunció una vigilia con la pretensión de ser recibida al día siguiente por el gobernador Arcioni. La medida no se discutió en asamblea alguna, con la salvedad del SISAP y el SITRAVICH. ATECH, en especial, hace meses que no convoca a asambleas pese a las exigencias de los docentes en todos los puntos de la provincia. La aparateada no solo buscó mostrarse como “luchadores” ante el conjunto de la sociedad, si no especialmente presionar a Arcioni para que incorpore a nuevos sectores al gobierno.

El martes por la mañana, Carlos Linares, candidato a gobernador el año pasado por el Frente de Todos y uno de los principales referentes del kirchnerismo en la provincia, señaló que el gobierno no se deja ayudar, que es preciso llamar a una mesa de concertación que incorpore a la dirigencia opositora y a los sindicatos. En criollo: un gobierno de coalición que incluya al PJ-kirchnerismo para garantizar las medidas de ajuste exigidas desde Nación con megaminería incluida. Lo que podría implicar de máxima la puesta al día con los meses adeudados a cambio del congelamiento salarial: en 2020 no hubo paritarias hasta el momento. En respuesta a este tipo de declaraciones, el mandatario provincial ayer esgrimió: “Hay muchos que dicen que no me dejo ayudar, cuando los llamo en que pueden dar una mano siempre tiene que haber una contraprestación”.

El gobernador Arcioni el martes, luego de que se registraran incidentes en uno de los accesos a Casa de Gobierno, anunció que en noviembre se terminará el pago escalonado de salarios, pero nada dijo de los meses adeudados, medio aguinaldo, recategorizaciones y retroactivos. El ministro de Economía Oscar Antonena dejó trascender la posibilidad de pagar dicha deuda mediante bonos.

Como si todo esto fuera poco, el vicegobernador Ricardo Sastre en declaraciones vertidas ayer y publicadas hoy por diario El Chubut señaló que “voy a hacer lo posible para que el gobernador y esta gestión se encamine”, pero acto seguido aclaró que “estamos preparados no para el 2023 sino para el año que viene o la semana que viene, o cuando sea necesario”. Con respecto a la posibilidad de tomar la batuta del Ejecutivo no dudo en afirmar: “Si nos toca mañana o cuando fuese, nunca le vamos a temer al desafío”.

No caben dudas, Arcioni se encuentra una vez más contra las cuerdas. Al incremento del descontento y de las movilizaciones “por abajo” se le suman nuevamente los choques y presiones “por arriba”. El clima enrarecido del que hacíamos mención más arriba tiene un claro tufillo destituyente que aprovecha el profundo desprecio hacia el gobernador en la mayoría del pueblo chubutense. Un gobierno de coalición sería la última maniobra antes de la exigencia de la renuncia de Arcioni mediante el avance de los juicios políticos que descansan en los despachos de Legislatura o de una intervención federal.

Ese es el escenario político en que transcurre la lucha de clases en Chubut. Por ello la suspensión del pago de la deuda para renegociar en supuestas mejores condiciones y las infinitas reuniones con diputados o las entregas de notas en busca de audiencias con el gobernador, por parte del MUS, son maniobras distraccionistas. No hay ninguna posibilidad que Nación acepte que Chubut entre en default mientras se desarrollan negociaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional).

Se hace imprescindible que los trabajadores a lo largo y ancho de la provincia debatan una salida propia a la crisis en curso. Para ello primero deben dotarse de métodos que apunten a reclutar a los cientos de compañeros que han sido fundamentales en los últimos tres años de luchas y que, por distintas razones, en especial la cuarentena producto de la pandemia, aun no se han sumado en las últimas semanas a las movilizaciones. El ejemplo de Madryn con asambleas intersectoriales marca una perspectiva posible a seguir. Es la que esta semana se emprendió en varias localidades, en Trelew con la autoconvocatoria docente que debatirá un plan de lucha este viernes. En ese marco las exigencias por las reivindicaciones inmediatas del cobro de salario en tiempo y forma, protocolos sanitarios, cuarentena efectiva para trabajadores no esenciales y paritarias 2020, entre otras, reactualizará la necesidad de la huelga general y la perspectiva de asamblea constituyente libre soberana, es decir una salida propia que ponga en cuestión no solo a Arcioni, sino también a su vice Sastre y al conjunto de la Legislatura del Chubut, cómplices efectivos de las políticas de ajuste.

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