¿Qué (no) pasó en Guernica?

Escribe Lucas Benvenuto

Tiempo de lectura: 3 minutos

En un escueto comunicado del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, titulado “¿Qué pasó en Guernica?”, emitido a pocas horas del feroz desalojo de la toma, se intenta “explicar” lo que cualquiera de los vecinos que estuvieron luchando por un techo durante estos últimos tres meses puede desbaratar en segundos.

El texto oficial asegura que “el ministerio de Desarrollo de la Comunidad estuvo trabajando 40 días en Guernica a fin de alcanzar el retiro pacífico de los ocupantes de la toma”. Esto es un reconocimiento tácito que nunca tuvo en su radar solucionar el reclamo de vivienda de los vecinos –sólo importaba el “retiro de los ocupantes”. Su primera incursión junto con Blanca Cantero tuvo como resultado la judicialización de los vecinos cuyos datos habían entregado para un supuesto censo realizado bajo el pretexto de poder reubicarlos transitoriamente. El ministerio de Desarrollo actuó junto con el de Seguridad y la intendencia de Presidente Perón, encarcelando a aquellos vecinos que pretendieron entrar materiales a la toma para erigir un refugio algo menos precario que las casillas de madera y nylon.

“Durante ese tiempo se definió una estrategia, se censó, se dialogó con todos los actores vinculados a la toma y se acordó con 734 familias su reubicación”, afirman los funcionarios. En realidad, durante más de 40 días el “Cuervo” Larroque simuló un proceso de negociación, falsificó un censo que arrojaba un total de unas 700 familias en el predio, cuando luego se demostró en un relevamiento controlado por los vecinos y organizaciones sociales que eran más de 1.450 familias. Horas más tarde, este censo fue desconocido por el gobierno provincial (¡un censo que ellos mismos realizaron!).

Tampoco hubo ningún acuerdo para la reubicación de las 700 familias mencionadas o ´reconocidas´ por la encuesta oficial. Los terrenos que se mostraron hace casi un mes atrás no alcanzaban para albergar a ni siquiera un par de decenas de familias. Las ´soluciones´ ofrecidas por Larroque nunca fueron “definitivas”. Aunque parezca menor, el término de “definitivo”, fue motivo de polémica en numerosas asambleas, que se definieron por mayoría rechazar el acuerdo porque no se vislumbraba una solución firme para sus familias.

“El dispositivo interministerial en Guernica elaboró propuestas a medida de las familias y atendiendo las observaciones de los delegados de la toma”. Falso. Las familias de Guernica nunca conocieron la ubicación de los 3.000 lotes con servicios que ofrecían el gobierno provincial y el de Blanca Cantero, supuestamente ubicados dentro de Presidente Perón. Esto fue extensamente discutido en una asamblea general, con la presencia de varios funcionarios, dentro de la toma. Los funcionarios se retiraron al ser increpados por los vecinos por la falta de seriedad de la propuesta.

En dos oportunidades, las asambleas por barrio y asamblea general de la toma rechazaron las actas-acuerdo propuestas por el ministerio. Mientras las maniobras se sucedían por fuera y por dentro de la toma, asambleas autoconvocadas por delegados y vecinos rechazaban los ´acuerdos´ propuestos y ratificaban la voluntad de lucha de la ocupación de Guernica.

En horas previas del desalojo, mientras se concentraban 4.000 uniformados en la Vucetich, los vecinos y las organizaciones establecían las distintas comisiones para prepararse para el desalojo. Esto no tuvo que ver con la “resistencia violenta de la izquierda”, como titularon algunos medios, sino con las medidas necesarias para proteger la vida de niños y mujeres embarazadas que buscaron en la ocupación de las tierras una salida para sus problemas de vivienda.

El desalojo, en las primeras horas de la madrugada (todavía sin luz), se desarrolló con la mayor violencia que cualquier vecino pudo esperar: quema de casillas, disparos con perdigones y balas de goma y la caza de ocupantes – hubo 40 detenidos, incluidos algunos fuera de la toma. El gobierno nunca instaló los dispositivos sanitarios o ambulancias en los alrededores de la toma para asistir a las familias. La asistencia estuvo a manos de las comisiones de vecinos organizadas a tal fin y por los médicos de la Cruz Roja que entraban y salían de la toma para asistir a los vecinos, poniendo en riesgo sus propias vidas.

La represión no solo se desarrolló dentro de la toma, la policía dirigió sus fuerzas contra las familias trabajadoras del barrio Numancia (aledaño a la toma) que prestaban sus viviendas para alojar a los ahora “sin tierra”. Acá se terminaba el relato que intentó por todos los medios instalar el gobierno: ¿cómo podría haber división entre los trabajadores si el derecho a la tierra en todo Guernica se conquistó históricamente sobre la base de enormes ocupaciones?

El curso de desarrollo de la pandemia ha establecido el problema de la vivienda como uno de los puntos más altos de la crisis humanitaria que vivimos. Los trabajadores se encontraron en la lucha de Guernica con una vanguardia que confrontó contra el poder del Estado y por la supervivencia de sus familias.

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