Soledad Acuña: un bolsonarismo tardío

Escribe Tribuna Docente (Tendencia) - CABA

Declaración de TD Tendencia CABA.

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En una entrevista con el diputado de la Coalición Cívica, Fernando Iglesias, la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, se ocupó de presentar una realidad totalmente falseada sobre las políticas educativas impulsadas por el gobierno de Cambiemos. Un furibundo ataque a la docencia y a sus organizaciones gremiales y un intento de ubicar a las familias como gendarmes de la relación docente-alumno/a con el objetivo de quebrar la organización que se está dando desde abajo, mancomunadamente entre los docentes y las familias, contra el intento aperturista criminal en medio de la pandemia de covid-19.

Repitiendo de manual el diagnóstico estigmatizante del Banco Mundial expresado en el libro "Profesores excelentes. Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe", Acuña sostuvo que el verdadero problema de la educación es la composición del cuerpo docente conformado por personas cada vez más grandes etariamente y que, afirma, provienen de las capas más bajas de la sociedad, lo que hace que elijan la carrera docente “porque fracasaron en otras carreras” (ubicándolos como portadores de un capital cultural pobre). La ministra pone el peso del fracaso educativo en la docencia desligando al Estado de sus políticas sistemáticas de vaciamiento de la educación pública, y sin hacer mención al desmantelamiento de los postítulos y de la Escuela de maestros que llevó adelante su gestión.

Por otra parte, dijo que la "preponderancia de la izquierda" en los institutos de formación genera docentes sobre ideologizados que “eligen militar en vez de enseñar”. Nada que envidiarle al ex Ministro de Educación bolsonarista, Vélez Rodríguez, que sostenía que el drama educativo brasilero era producto de la ideología marxista y de algunos teóricos educativos izquierdistas. Como solución a este supuesto problema, la Ministra emprendió un ataque abierto contra la carrera docente diciendo que la respuesta es la centralización de la misma a través de la UNICABA. Esta medida, ampliamente repudiada por la comunidad educativa de conjunto, no es más que una política para tener control absoluto por parte del Ministerio sobre la formación docente a fin de liquidar la libertad de cátedra y, al mismo tiempo, regimentar a la docencia por medio de un llamado a las familias y estudiantes a la delación policial. Esta idea no es nueva si no que se presenta como continuidad del 0800 buchón impulsado por el Ministerio de Acuña tiempo atrás. Por otra parte, Acuña está amparada por la ley de Filmus, que sólo reconoce la libertad de cátedra a los docentes universitarios.

A su vez (y no es una cuestión menor, más bien todo lo contrario), el vínculo entre docentes y estudiantes dentro del espacio del aula, en donde interaccionan ambos actores, es progresivo para la educación en su conjunto. Las familias no deben intervenir. La defensa del aula entre docente y estudiantes no es sólo en defensa del aspecto profesional del trabajo docente, sino desde una mirada integral. Como muestra, un botón: los abusos, en un 80%, son intra familiares. Los y las estudiantes, en el ámbito aúlico, pueden expresar las situaciones de las cuales fueron víctimas. La experiencia de las instituciones escolares en torno a la enseñanza de la ESI, dan cuenta de esto. Con la injerencia de la familia de por medio, esto sería absolutamente inviable.

En relación a los sindicatos volvió a repetir, como hace cada vez que tiene un micrófono adelante, que éstos sólo deben limitarse a discutir cuestiones salariales y que su Ministerio va a combatir la injerencia en cuestiones de política educativa. El gobierno ̈ del diálogo ̈ busca expulsar a las organizaciones gremiales docentes del pensado y armado de políticas públicas educativas. Es decir, los/as trabajadores de la educación, según la ministra, sólo podemos opinar acerca de nuestro salario (y ni siquiera, ya que el gobierno porteño cierra acuerdos por decreto, condenando al salario de un docente a unos $35.000 de bolsillo por Jornada Simple).

A lo largo de la entrevista, la Ministra incurrió en otras falsedades. Por un lado sostuvo que, a nivel nacional, la educación se privatizó mientras que en la CABA esa tendencia no se dio. La realidad la desmiente: en el distrito porteño, en el nivel primario, la matrícula privada aumentó un 17 % y la de nivel secundario alrededor de un 10 %. Por otra parte, se dio una enorme transferencia de recursos a la educación privada y confesional. Esta política, además de desfinanciar la educación pública, se transforma en una fragmentación del cuerpo docente atacando los derechos laborales y limitando la capacidad de acción sindical de los docentes contratados.

También sostuvo que la gestión de Cambiemos reforzó el nivel inicial garantizando de manera integral las vacantes, pero no es cierto: la docencia, junto a las familias, vienen denunciando un déficit anual de más de 20.000 vacantes. A su vez, dijo que todas las escuelas porteñas tienen fibra óptica y wifi. Pero la pandemia puso en evidencia, aún más, que la conectividad en los barrios es inexistente.

Repudiamos fuertemente los dichos de la ministra porteña de educación.

En defensa de la organización de las y los trabajadores de la educación y de la escuela pública, laica y gratuita, en defensa de la libertad de cátedra y de expresión, repudiamos los dichos de Acuña contra estudiantes, docentes y sindicatos.

Fuera Acuña.

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