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El gremio de Comercio se encuentra convulsionado. La pandemia ha expuesto crudamente el parasitismo de las patronales, que se negaron a implementar protocolos que preserven la salud de los trabajadores, avanzando con despidos y suspensiones en medio de esta emergencia sanitaria y negándose a abrir las paritarias durante medio año, incluso cuando el estado les otorgó todo tipo de beneficios como el ATP, mediante el cual se ahorraron hasta medio salario a expensas de los fondos del Anses.
Pero toda esta situación ha revelado también las reservas de lucha de los trabajadores del gremio. La necesidad de salvaguardar nuestra salud, e incluso nuestra vida y la de nuestras familias, generó un estado de deliberación colectiva que nos abrió un camino alternativo al callejón sin salida de la traidora burocracia sindical.
Así fue como, incluso antes de decretarse la cuarentena, trabajadores de los shoppings del AMBA reclamaron y consiguieron el cierre de estos locales, prescindibles y repletos de turistas. En los call centers, la resistencia por parte de los trabajadores impuso el cumplimiento de la cuarentena cuando a fines de marzo las patronales intentaron obligar a la presencialidad para no invertir en “home office”. Los supermercados y mayoristas, declarados esenciales, se convirtieron en el sector más dinámico del gremio, transitando una intensa experiencia de organización y lucha por medidas y elementos de higiene, cumplimiento de licencias, reducción de jornada de atención y laboral, plus salarial por trabajo insalubre entre otras.
Estas experiencias han reforzado nuestra organización, obteniendo conquistas mediante la intervención activa con asambleas, medidas de fuerza y movilizaciones.
La pandemia también expuso y agravó una crisis económica preexistente y las patronales de comercio se han excusado en la cuarentena para promover una reforma laboral en el convenio que incluye la implementación del “banco de horas” y eliminar el plus por horas extras y un sistema de indemnización a cargo de aportes de los propios trabajadores. En simultáneo, Cavalieri realizó un raid mediático reconociendo la histórica entrega del salario y promoviendo una reforma tributaria para las patronales y recientemente se homologó el convenio -dentro de Comercio- para la rama de call center que implica un ataque a los reclamos de los trabajadores contra la insalubridad y la tercerización.
En este cuadro, no fue novedad que la negociación paritaria en manos de Cavalieri haya resultado una miseria – aumento del 6% para todo el año, no remunerativo. La novedad es que se ha forjado una nueva camada de activistas y agrupaciones combativas y que la paritaria, de la cual antes nos enterábamos por los medios de comunicación, esta vez fue impuesta por los propios trabajadores y su firma bochornosa no cerró la lucha por el salario sino que echó leña al fuego. Es que los trabajadores ponemos día a día nuestras vidas para producir y esas vidas tienen efectivamente un "costo”. No podemos seguir cobrando menos de lo que necesitamos para pagar el alquiler, la comida, cuidar nuestra salud y demás necesidades básicas. Incluso el ocio y recreación deben estar cubiertos para nuestro pleno desarrollo. Necesitamos un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar que según índices actuales supera los $90.000.
El reciente acuerdo por otro bono para supermercados y mayoristas viene a intentar apagar el fuego. Pero también a dividir a los trabajadores en “ramas” dejando afuera a los trabajadores de otros comercios, a los de los call center, e incluso a los repositores externos y a los contratados por agencias en los mismos mercados.
Cavalieri se apresuró a cerrar un nuevo acuerdo porque teme el acecho de algunos secretarios generales de seccionales que están aprovechando el descontento de los trabajadores -tomando medidas sin discutirlas con las bases- para disputar su sillón.
Pero lo que más temen las patronales y estas direcciones burocráticas es a que se unifiquen los trabajadores, activistas y delegados quienes, por fuera de la regimentación de los Muerza, los Ledesma y los Amado y otros que ahora se hacen ver, estamos deliberando y organizándonos de manera independiente de todos ellos. Se esta desarrollando una verdadera oposición a las direcciones burocráticas de todos los colores.
En este último acuerdo ruinoso, Cavalieri garantiza a las patronales la extensión del horario de atención que había sido reducido durante la cuarentena para aminorar la exposición al Covid. Esto va en sintonía con la presión que viene ejerciendo la Cámara Argentina de Comercio (CAC) para poner fin a la cuarentena y a la cual el gobierno ha cedido a pesar de encontrarnos en un punto de altísimo nivel de contagios, donde los mercados se han convertido en focos de contagios (¡y muchos compañeros que han perdido la vida!) y los call center, que siempre fueron centros de hacinamiento, son un potencial peligro. No hay que perder de vista que en otros países ya hay rebrotes e incluso nuevas cepas del virus. El fin de la cuarentena también es un guiño al FMI para tratar de llegar a un acuerdo por la deuda argentina que implicaría como garantía una serie de reformas impositivas, laborales y jubilatorias de mayor perjuicio para la clase obrera y ninguna perspectiva de salir de la crisis.
Esta situación sanitaria y económica nos coloca en la responsabilidad de profundizar la organización y lucha independiente. Llamamos a los delegados y agrupaciones de base y al conjunto de los trabajadores de comercio a que pongamos fecha y hora para realizar un plenario unificado para resolver acciones de lucha conjuntas por nuestras reivindicaciones.
Salario mínimo igual a la canasta familiar e indexado por inflación
Protocolos sanitarios aprobados y controlados por los trabajadores
Abajo la tercerización y flexibilización laboral. Pase a planta permanente
Reconocimiento de la insalubridad en los call center
Basta de despidos y suspensiones
82% móvil para los jubilados
Fuera la burocracia sindical, recuperemos los sindicatos a manos de los trabajadores