En pandemia y sin vacunas, no iniciemos las clases presenciales

Escribe Tribuna Docente Tendencia

Defendamos la vida y la salud.

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“¡A las aulas!” Es el grito unísono de la Unión Industrial, el Clero y el Estado, mientras el coronavirus continúa haciendo estragos en Argentina y en el mundo entero, con nuevas cepas y rebrotes, que están provocando desastres sanitarios. Nuestro país ha superado la pavorosa cifra de los 50.000 muertos y se ubica en el puesto 13 del ranking mundial de fallecidos por cantidad de habitantes. Cuando atravesamos un rebrote de unos 10 mil casos diarios y la “segunda ola” está por caer -según los propios funcionarios-, la apertura de escuelas será un foco seguro de contagios y de mayor propagación del covid-19.

Hoy ya está fuera de discusión que la vacunación contra el COVID deberá esperar un largo tiempo; solo una parte de los trabajadores de la salud la recibieron y los docentes deberán esperar otro tanto. Ni hablar de la comprobación de su efectividad inmunológica cuando los laboratorios confiesan que esto está lejos de ser un hecho. Mientras esta desesperada espera tiene lugar, se desarrolla una guerra comercial y geopolítica por la distribución de la vacuna que tiene como único norte las ganancias esperadas de los accionistas de estos laboratorios.

Es en este contexto que la anunciada presencialidad escolar es el santo y seña para consagrar la denominada “nueva normalidad” que no es otra cosa más que la convivencia con el coronavirus en todos los lugares de trabajo. Sin la inmunidad de las vacunas, significa lisa y llanamente la continuidad de contagios y muertes. Un crimen social al servicio de la clase capitalista y su interés parasitario.

Las patronales y el gobierno, sin embargo, dicen que con sus “protocolos” -que han armado sin el concurso y la palabra final de la clase trabajadora que se expone al virus- se evitarían los contagios, lo cual no supera la prueba de la realidad. Para educación, han inventado un concepto: una presencialidad “segura”, “en condiciones” o “cuidada”. Otra vez, estaríamos todos en el aula en compañía del COVID, pero con “protocolos”.

Numerosas voces desde la ciencia y la salud han alertado contra esta presencialidad escolar, pues ante la pandemia no hay protocolo que valga en las escuelas de todo el mundo, que ya han sufrido la experiencia de aperturas y nuevas clausuras ante los rebrotes de COVID. La presencialidad es un foco cierto de contagios para docentes, auxiliares, niños, adolescentes y sus familias; contagios dentro del ámbito escolar y, por supuesto, fuera de él también.

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Defender la salud y la vida

La seguridad a los trabajadores, de los chicos y de sus familias no se resuelve de ninguna manera con el abastecimiento de alcohol en gel y barbijos en las escuelas que, por otra parte, tampoco ha sido garantizado. Ni arreglando los baños, que no funcionan desde hace años. ¡Se está advirtiendo que los niños no deben compartir los juguetes para que no se contagien! Todas las escuelas debieron ser objeto de refacciones y ampliaciones, pero el gobierno destino recursos cuantiosos durante todo el 2020 para subsidiar a las patronales y pagar a los fondos internacionales.

El Estado conoce muy bien esta situación, por eso está diciendo que hay que ver “escuela por escuela” o incluso propone que se abran clubes y sociedades de fomento. Mientras que en caso de un rebrote Alberto Fernández dice que “puede ser” que cierren las escuelas y Rodríguez Larreta que “no se cierra ninguna”. Estamos ante una condena del conjunto del sistema educativo y de sus trabajadores al momento que la mayoría abrumadora está obligado a trabajar un mínimo de dos cargos y en varias escuelas durante la semana laboral.

Crece el rechazo a la presencialidad

A lo largo y ancho del país, viene creciendo la deliberación en asambleas y plenarios docentes en donde es evidente que la presencialidad del gobierno significa liquidar todo un año de resguardo de la comunidad educativa, por lo cual hubo que dar una fuerte batalla en 2020. La “cuarentena escolar” fue una conquista para defender la vida y sigue siendo necesaria, aunque el gran capital y el Estado digan lo contrario

La burocracia celeste de CTERA y sus gremios provinciales están acompañando sin chistar la presencialidad “segura” del gobierno, sin haber recogido ningún mandato docente para ello. Sobre la base de que se vea “escuela por escuela” están militando la presencialidad del ministro Trotta y han sometido la herramienta del sindicato a los intereses del gobierno.

El salario ha acentuado estrepitosamente la condición ruinosa de vida de la docencia. En el último año, ha perdido contra la inflación y el costo de vida, y se ha visto deteriorado su conformado, cuando los acuerdos ruinosos, cerrados por las burocracias tanto nacional como en las provincias, están ampliamente dominados por las sumas fijas y en negro. En la actualidad, el salario básico nacional docente es de $27.500. ¡Cuando enfrentamos un ataque a la vida y la salud, la consigna “que los docentes decidan” es más decisiva que nunca!

El rechazo a la presencialidad, y un no inicio de clases presenciales, ya ha sido resuelto por sindicatos docentes como ADOSAC de Santa Cruz, AGMER de Entre Ríos, SUTE de Mendoza. En Tucumán, los docentes autoconvocados han rechazado la presencialidad en asambleas y plenarios de delegados. También en Salta los docentes autoconvocados han resuelto no iniciar. En CABA, Ademys convoca a un paro de 72 hs para el 17, 18 y 19 de febrero. En Buenos Aires se han realizado asambleas masivas convocadas por la Multicolor y la seccional de Escobar ha parado contra la presencialidad.

Pero esta preocupación no alcanza solo a la docencia. Según una encuesta de Analogías, “el 63% de los argentinos cree que no están dadas las condiciones para la presencialidad” (economis.com 7/2). Según el Instituto de Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea (IESAC), el 73 % de las familias consideró que antes de comenzar las clases los docentes deberían recibir la vacuna.

Una buena parte de la izquierda está acompañando la presencialidad “segura”, exigiendo “condiciones” para la presencialidad, aceptando la “nueva normalidad” capitalista, que significará “convivir” con el virus a costa de la salud de los trabajadores de la educación.

La conferencia nacional de Tribuna Docente (tendencia) realizada el 13 de febrero, que contó con 300 compañeros y delegaciones de 14 provincias, ha resuelto impulsar una campaña para rechazar la presencialidad en todo el país y organizar en forma práctica su lucha provincia por provincia, localidad por localidad, escuela por escuela.

Con la conciencia de que esta lucha forma parte de una cuestión estratégica para enfrentar a un régimen social incapaz de hacer frente a la crisis humanitaria que afrontamos, brindaremos esta lucha sobre bases socialistas para superar la barbarie en curso.

Nuestro programa

En pandemia y sin vacunación, rechazamos la presencialidad escolar decretada por el gobierno, en defensa de la vida y la educación. Que decidan las docentes.

Que se garantice el acceso libre y gratuito a la vacunación para todos los compañeros y compañeras.

Aumento de emergencia de salarios del 50%, la reapertura de la paritaria y un salario básico igual al costo de la canasta familiar. Paritarios electos en asamblea. Que nada se firme sin mandato.

Provisión de conectividad y herramientas tecnológicas para la Educación Virtual y una plataforma única nacional. Derecho a la desconexión. Respeto a las condiciones laborales del Estatuto.

Defensa de las jubilaciones y del 82 % móvil.

Creación de todos los cargos faltantes. Actos públicos para la cobertura de los cargos sin docentes. Incorporación de todos los docentes de planes y programas precarios a los derechos del Estatuto del Docente. Garantía salarial para todos los docentes desocupados equivalente a un cargo.

Plan de obras de infraestructura escolar planificado y fiscalizado por los trabajadores de la educación. Por la conformación de comités de seguridad e higiene en cada escuela, con poder de veto.

Por un congreso de trabajadores y un plan de acción para conquistar todas nuestras demandas.

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