Primero la vacunación, después discutimos la presencialidad

Escribe Partido Obrero Tendencia - CABA

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El gobierno de Rodríguez Larreta y la ministra de Educación Acuña han avanzado con el inicio de clases “presencial”. El atropello tiene lugar cuando en el mundo entero -Estados Unidos, Brasil, Europa- se verifica que la apertura de escuelas hace crecer en espiral los contagios de la pandemia.

El retorno a las aulas no es la consecuencia de una remisión de la pandemia. Docentes y alumnos son convocados cuando crecen los contagios, los testeos son escasos, hay circulación comunitaria de las nuevas cepas del virus y se avizora para el próximo invierno un pico máximo mayor al del 2020. La vacunación marcha a paso de tortuga.

Los docentes son obligados a ir a la escuela sin haber sido testeados. En uno de los tres centros de testeo se detectaron en una semana 132 casos positivos - el gobierno oculta los resultados en los otros dos. La falta de test explica que antes de que empezaran las clases ya hubiera contagios en una veintena de escuelas. ¿Qué puede suceder en las próximas semanas?

Nadie sabe cuándo estarán disponibles las vacunas. El proceso de vacunación es totalmente incierto en su ritmo y consecuencias. Rechazamos cualquier regreso a la presencialidad hasta que se garantice el acceso libre y gratuito a la vacunación completa para docentes y auxiliares.

Las aulas-burbujas que propone el gobierno son una farsa. En la Ciudad de Buenos Aires, los alumnos y alumnas de las escuelas públicas estudian hacinados, en aulas abarrotadas ante la falta de vacantes. En las barriadas del sur, al Covid se le suman el dengue y la tuberculosis. Los baños son escasos y en muchos ni siquiera hay agua. Es imposible exigirles a los niños que no se toquen y no compartan útiles. Gran parte de los docentes trabaja en varias escuelas para llegar a fin de mes.

No existe la “presencialidad segura”, a las puertas de la segunda ola, mientras se prolongue la pandemia. Negociar “condiciones seguras de presencialidad” es un subterfugio para “normalizar” la pandemia a costa de la vida de los trabajadores y sus hijos.

Los sindicatos docentes cierran filas con el retorno presencial y se dedican a contar ventanas y a medir las aulas en vez de rechazar de plano cualquier regreso sin vacunas y en pandemia. Deberían organizar una huelga contra la presencialidad. Ademys ha convocado a 72 horas de huelga en rechazo al retorno a clases en pandemia, sin vacunación. Los gobiernos deberían ‘apresurar’ la vacunación, no la presencialidad.

El único propósito de imponer este regreso es pasar a una ‘nueva normalidad’, donde la pandemia acompañe el proceso capitalista a costa de la salud y la vida de los trabajadores. Un proceso capitalista de rebajas salariales, desocupación, inflación, endeudamiento público creciente a tasas usurarias y una tasa descomunal de pobreza.

El gobierno de Larreta, que se dice “desesperado” por la “continuidad pedagógica”, es el mismo que el año pasado dejó librados a su suerte a miles de alumnos y docentes, sin conectividad ni material educativo gratuito. El gobierno quiere derrotar a la docencia y sentar un precedente para avanzar sobre el conjunto del movimiento obrero.

El mundo de la escuela y el interés de la clase obrera están representados por el o la docente y auxiliares de escuela. El interés de la familia trabajadora sólo puede edificarse a partir del docente – nunca a costa suyo.

La Tendencia del Partido Obrero impulsa la deliberación y la realización de asambleas, y plantea el rechazo a la presencialidad hasta que docentes y alumnos no se encuentren vacunados. Planteamos una huelga de los sindicatos por la derogación de la presencialidad.

Es una batalla que debe involucrar a todo el movimiento obrero de la Ciudad, y del país.

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