Escribe Juan Ferro
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Mientras Tinelli muestra la maqueta de lo que sería el nuevo gran “gasómetro”, asistimos simultáneamente a una verdadera bancarrota de económica de San Lorenzo. El estadio ´a la europea´ que imagina el ´divo´ es un negociado de privatizaciones en cadena.
El club de Boedo hizo un acuerdo con Agremiados de negativas consecuencias para el conjunto de los futbolistas profesionales de la Argentina. Los 300 millones de pesos de deuda que tiene el club con diez jugadores serán saldados con una modalidad que casi no tiene antecedentes: lo harán con derechos internacionales futuros de TV y también de futuras ventas de otros profesionales ¡incluyendo a los propios jugadores, que así pagarán la deuda con ellos con su propia actividad y su dinero! Tinelli ha logrado un concurso de acreedores de hecho sin pasar por la instancia judicial. Todo esto demuestra que no tiene los recursos para consumar la ´rezonificación´ de Boedo, y que el proyecto inmobiliario que habilitó la Legislatura porteña involucra a otros intereses y está al servicio de los negocios del grupo dirigente del club. Las clausulas vigentes para clubes con deudas con sus futbolistas impiden contratar jugadores nuevos sin antes saldarlas. Esta inhibición le impide a San Lorenzo intervenir en el mercado de pases. De los 300 millones de pesos de deuda , Tinelli logro una quita de un tercio. Pero algunos jugadores no la aceptaron y han entablado juicio al club. Un caso significativo es el Ignacio Piatti, que se amparó en el DNU oficial de prohibición de despidos durante la pandemia. Todas estas arbitrariedades patronales emergerán en las audiencias públicas que deben discutir la privatización de Boedo.
Sin posibilidades de regreso inmediato de los hinchas y socios a las canchas, o de la explotacióndel actual ´gasómetro´ para recitales o eventos, Tinelli ha decidido hipotecar los únicos ingresos genuinos que dependen del fútbol. Ha comenzado a gastar a cuenta, pero también a rifar el futuro deportivo. del que dependen los ingresos en dólares de las copas continentales- es incierto. El equipo que ahora conduce Diego Dabove ingresó "raspando" en el repechaje de la Libertadores. Si San Lorenzo no tiene una salida deportiva que le permita avanzar en las grandes copas, el acuerdo presente solo servirá para convertir en quiebra formal una hipoteca ilevantable.
En este cuadro, sus conexiones e influencias le permitieron Tinelli presentar un “libre deuda” trucho en la AFA, comprometiéndose a presentar un dinero que aún no ha obtenido. Una operación que deja al descubierto la crisis completa en que se encuentra la institución azulgrana.
En este estado económico, Tinelli prepara la inversión más grande en materia de estadios que se haya hecho desde que los milicos usaron los fondos públicos para los estadios de Mar del Plata, Mendoza y Córdoba y refaccionaron el de Central, Vélez y River.
San Lorenzo tiene una larga historia de frustraciones en materia de estadios. No pudo tener un estadio de cemento en la primer época del peronismo, que gastó fortunas del estado en ayudar a construir estadios buscando dominar políticamente a los clubes. La manipulación de la "mayor pasión popular" por parte de los gobiernos y partidos capitalistas tiene historia, como lo sabe muy bien toda la izquierda política de Argentina.
En 1947, el proyecto del histórico dirigente sanlorencista -y radical- Pedro Bidegain, para construir un megaestadio, naufragó. Como el de Bidegain el proyecto de Tinelli también abarcaría otros “emprendimientos” culturales, deportivos e inmobiliarios. Pero el dinero del estado nunca llegó al Club en aquella fecha lejana. La huelga de jugadores del 48 hundió económicamente a San Lorenzo, que mantuvo su viejo estadio de madera hasta su cierre y la construcción del estadio "Pedro Bidegain”, pero en el Bajo Flores.
Ahora, Tinelli esta tratando de concretar una operación de endeudamiento que esta absolutamente por afuera del fútbol. Busca acuerdos con los chinos, con los españoles y con empresarios alemanes con la esperanza de armar esta obra faraonica a cambio de que los inversores y el propio Tinelli tengan garantizado jugosos beneficios derivados de los negocios inmobiliarios. La punta del ovillo de esta operación la dio la Legislatura porteña, al rezonificar el predio de Avenida La Plata para la erección, no sólo del Estadio sino de un centro comercial, hoteles y otros emprendimientos. Al multiplicar por diez el valor de los predios en cuestión, la Legislatura ha salido al rescate de Tinelli-Lammens, el "dúo" que ha llevado a la quiebra a San Lorenzo.
Naturalmente, el escenario pandémico no lo ayuda. En Europa, se estima que la vuelta del público a las canchas quizás se postergue por dos años. Mundialmente, se verifica una tendencia a la caída de socios de los clubes, que no reciben beneficio alguno por las restricciones de la pandemia. Por los mismos motivos, se ha producido una enorme retracción del comercio y del propio circuito inmobiliario. La factibilidad de una millonaria inversión europea supone que el club quebrado oficiará de "gestor" e "intermediario".
En este cuadro, lo que queda del "proyecto Avenida La Plata" son los terrenos rezonificados, y la posibilidad de una reventa dolosa, incluso, para los socios del club, que pagaron -con colectas diversas- el dinero del terreno que había sido entregado a Carrefour. Otra hipótesis es que el estadio quede para las calendas griegas, mientras prosperan los emprendimientos comerciales e inmobiliarios. Una estafa a la hinchada, que los legisladores utilizaron como pretexto para votar el negociado.
Los amantes del futbol deberían recordar que, en 1998, Tinelli compró el Club Badajoz -de la segunda división de la liga española- con grandes promesas, y lo abandonó tres años después, cuando su proyecto se derrumbó. Después de Tinelli, Badajoz nunca más se recompuso, y en 2006 un juez decretó el cierre definitivo del club que había nacido en 1905. Sólo el esfuerzo de algunos hinchas españoles refundó el club años más tarde. Tinelli, hasta hoy, es mala mala palabra en esa región de Extremadura.
La Legislatura porteña ha parido esta tentativa de negociado para salvar al tandem capitalista Tinelli-Lammens de la quiebra, con el acuerdo de todos los bloques. Probablemente, ni siquiera lo logre. La "pasión del fútbol", una vez más, es el mascarón de proa de una operación capitalista. El electoralismo del FIT se ha convertio, en este caso, en asociación con un negociado patronal. Es lo que hacen también el Bloco de Esquerda en Portugal y Unidad-Podemos en España o el Psol en Brasil. El ´acompañamiento´ a los ´sentimientos´ de la hinchada, es la cortina de humo de un cambio político de principios. Los socialistas, no hay que olvidarlo, luchamos por separar al deporte del capital, que es lo que hará un gobierno de trabajadores.