Cristina contra los jueces o qué y a quiénes defiende

Escribe Jorge Altamira

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Con vehemencia y gestualidad, la vicepresidenta de la Nación optó una vez más por el camino de la tangente. Evadió la denuncia contra su gobierno por la venta de dólar futuro en 2015, y la emprendió contra dos de los jueces macristas del tribunal de Casación, que sobreyeron a Sturzenegger, el malogrado presidente del Banco Central puesto a dedo por Macri en la gestión anterior. Sturzenegger fue uno de los arquitectos del desfalco que representaron el blindaje y el megancaje de 2001. La operación contó, en esa oportunidad, con el apoyo de un personal numeroso que hoy milita en el kirchnerismo y el albertismo, como es el caso del mismo AF, y de los delarruístas-ibarristas como Ricardo Felleti, Vilma Ibarra, Gabriela Cerruti y la fiscal política de los días que corren, Alicia Castro. Si se necesitan evidencias, se pueden obtener de las actas de la Legislatura porteña en ocasión de la discusión de lo que pretendió ser el Presupuesto de 2002. Fue cuando el actual Presidente reivindicó los altísimos intereses que pagaba la deuda externa de Argentina, al defender el enorme volumen de ella en poder del Banco Ciudad. La enérgica diatriba que disparó la Vicepresidenta a estos jueces, olvidó también que el abultamiento de última hora de la deuda con el FMI por esas fechorías, fue reconocida en la renegociación de deuda que culminó en 2005, sin quejas ni lamentos.

Tiene toda la razón del mundo la Vicepresidenta cuando denuncia que la judicialización de la gestión del dólar futuro en 2015, apuntaba a provocar la derrota de Scioli, el candidato del kirchnerismo. Por consejo de ella, sin embargo, Scioli no se presentó al debate de candidatos en aquella ocasión, cuando hubiera tenido la oportunidad de desenmascarar las falsedades macristas. Ocurre que si el ataque de los Macri buscaba perjudicar electoralmente al candidato K, la venta de dólar futuro cinco pesos abajo de lo que cotizaba el futuro en otros mercados, tenía el propósito político de ganar esa elección – a un precio monetario elevado. Entre bueyes no debería haber cornadas, pero en eso consiste la ‘grieta’ – una guerra civil en la Justicia entre los representantes de la clase capitalista, o de los sectores en que esta clase se encuentra dividida. El negociado propiamente dicho no lo hizo el kirchnerismo, sorprendemente, sino los ‘Ceo’s’ del macrismo, que luego recibieron 15 pesos por dólar por lo que habían contratado pagar a diez. Como había en danza unos diez mil millones de dólares, la pérdida del BCRA fue estimada luego en alrededor de 50 mil millones de pesos. El kirchnerismo nunca fue a los tribunales a denunciar a los depredadores macristas, que habían ejecutado la devaluación que habían prometido, y de paso recogían un vagón de dinero. La única razón visible para esta omisión fue no levantar la perdiz de una operación que ellos habían propiciado.

El kirchnerismo debe tener toda la razón cuando dice que no hizo nada ilegal; la mayoría de sus enemigos coincide en que es así. A los pobladores de Villa Fiorito eso los tiene sin cuidado – lo que les importa es que esos 50 mil millones fueron a manos de bancos, cerealeras y Ceo’s macristas, no a la ‘mesa de los argentinos’. Para defender la posición de los K, el ‘soviético’ Kicillof no vaciló en decir a los jueces que, en 2016, el BCRA había ganado dinero, no perdido, en un elogio torpe y falso de la devaluación macrista. Kicillof mismo intentó devaluar en enero de 2014 y se echó para atrás cuando comprobó que estaba desatando una espiral hiperinflacionaria.

Hay activistas del kirchnerismo que se sienten ofendidos cuando se califica a los gobiernos K de capitalistas – calumnias, responden, somos nacionales y populares. Pero sólo los gobiernos capitalistas gestionan el mercado de futuros de divisas, o pagan intereses elevados por una operación parasitaria como absorber dinero circulante mediante un endeudamiento con el sistema bancario. Cristina Fernández se esmera en pronunciar cada vez mejor el vocablo ‘lawfare’, guerra judicial, para no hablar del ‘classfare’, la lucha de clases que los obreros deben emprender, incluso cuando no conocen la expresión, contra los patrones y los gobiernos de esos patrones.

La audiencia de Casación dejó pasar algo singular – que Martín Guzmán repitió las andanzas de 2015, pero con la diferencia de que hizo ganar plata al Central en lugar hacérsela perder. Cuando el dólar futuro volaba en la última parte de 2020, en la expectativa de una corrida cambiaria y una devaluación, el pibe de Columbia aguantó la arremetida y les hizo perder a los especuladores unos 15 mil millones de pesos, que fueron a la caja del BCRA. Desde entonces el dólar blue, el paralelo y el futuro bajan. El kirchnerismo no menea, sin embargo, el asunto, porque esos especuladores tienen silla en el Consejo Económico y Social, en especial aquellos del grupo agroindustrial con el que AF quiere un romance. Pero como no todo lo que luce es oro, hay que hacer un salvedad: Martín Guzmán cambió un negociado por otro. En efecto, bajó la cotización de los mercados alternativos vendiendo títulos en dólares de la deuda pública con un descuento del 65% - vendió a 35, como cotiza en el mercado, lo que tiene un valor nominal de cien. Se endeudó (vendió deuda) al 16% anual, un desfalco, sin que a ningún macrista se le ocurriera judicializar la operación. Todos estos desmanes los hace el mismo gobierno nacional y popular que tiene como propósito supremo llegar a un acuerdo con el FMI. El Fondo acaba de decidir que Argentina podría pagar sus próximos vencimientos de deuda con una moneda ficticia, creada por las grandes potencias para el FMI. La cuota que correspondería a Argentina sería usada para esos pagos; la deuda se paga con deuda nueva.

El gobierno que supimos conseguir hace camino al andar.

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