Una escuela de falsificación histórica

Escribe Emiliano Monge

Tiempo de lectura: 3 minutos

El oficialismo del PO ha dado otro paso en la falsificación histórica. En esta oportunidad, Pablo Giachello -uno de los teóricos del “planchazo” de la clase obrera en Latinoamérica- afirma en un video sobre la rebelión popular en Colombia que “tempranamente indicamos que en Latinoamérica se incubaba una tendencia a rebeliones populares” (“Huelga general y rebelión popular ¿Qué pasa en Colombia?”, 5/5). Giachello miente descaradamente: él, por el contrario, se destacó por ´cranear´ la “iniciativa permanente de la burguesía”. Hasta la víspera, afirmaba que, cuanto mayor es la crisis y el impasse del capitalismo, más se ´refina´ la burguesía para lidiar con situaciones revolucionarias (https://politicaobrera.com/politicas/2693-anticatastrofismo-tardio).

El aparato del PO había dicho que la victoria de Bolsonaro en 2018 venía a cerrar una etapa y que la clase obrera se preparaba para una situación defensiva (Trump, Johnson, Salvini). Lo que vimos fue la disolución de los gobiernos de ofensiva, empezando por el de Trump. No sólo eso, sino que el aparato decía que en Argentina plantear “Fuera Macri” era hacerle el juego electoral al kirchnerismo, una vulgaridad que no tiene precedentes en la historia del Partido Obrero. La Tendencia del PO se conformó contra este mismo pronóstico en clave electoral del oficialismo partidario.

Por eso es una impostura cuando Giachello dice “defendemos el derecho de los pueblos a derrocar a los gobiernos” (5/5) – como si “los pueblos” esperaran la aprobación del aparato que Giachello integra para sublevarse. En el caso de Colombia, si fuese coherente, Giachello debería concluir que “Fuera Duque” es ´hacerle el juego´ a su opositor, el centroizquierdista y ex alcalde de Bogotá, Petro. Pero los aparatos no reconocen otra ´coherencia´ que la de sus propios apetitos.

Giachello dice que “en este marco de la rebelión popular importa discutir (sic) los límites de los sectores que se anotan para capitalizar políticamente (sic sic) el desarrollo de esta rebelión”, en lugar de sus contradicciones con el proceso objetivo -la decadencia histórica del capitalismo- y, por lo tanto, la inevitabilidad de nuevas revoluciones.

“La estrategia de la burguesía no se desarrolla en un cuerpo joven, sino en un cuerpo senil, y sus instrumentos no se reducen a la astucia, son la represión y la guerra. La burguesía ha perpetrado un ataque salvaje al clima y desatados una época de pandemias, o sea que ha llevado las condiciones de su reproducción al punto explosivo más alto” (ídem “Anticatastrofismo tardío”). Según Giachello, en cambio, “la pandemia imponía una suerte de compás de espera, la tendencia a la inhibición (SIC) que impone una pandemia”, un pronóstico que no se ha revelado como acertado en ninguna parte del globo. De hecho, el PO oficial -y, en general, la izquierda democratizante- fue más allá: sostuvo que la pandemia venía a imponer ´gobiernos de excepción´ y un reforzamiento de los estados represivos, con los que identificaba las cuarentenas y confinamientos. Sin embargo, los proto-fascistas como Bolsonaro también atacaron los confinamientos en nombre de la ´libertad´.

El derrumbe de los gobiernos de derecha y el desarrollo de los acontecimientos en Chile, Costa Rica, Perú, Haití, Guatemala, Colombia, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, sólo por nombrar algunos, nos muestran que estamos frente a una etapa revolucionaria.

¿Y la revolución?

Giachello indica que “el alcance de la rebelión popular en Colombia es un tiro por elevación (¿?) al imperialismo yanqui” (5/5). La rebelión popular en Colombia entrelaza la descomposición del estado colombiano y, en particular, de sus fuerza armadas, las demandas obreras y campesinas no sólo insatisfechas, sino combatidas con métodos de guerra civil, con un ascenso político de las masas urbanas que se manifestó en paros generales y, sobre todo, a partir del 21N. La rebelión colombiana expresa la bancarrota del capitalismo mundial, expresada brutalmente en la gestión de la pandemia. Las alternativas izquierdistas y nacionalistas que han declarado su apoyo a Biden tendrán necesariamente un carácter episódico. El desenlace necesariamente estará unido al desarrollo de la iniciativa estratégica de la izquierda revolucionaria, de su calidad teórica y política, en la lucha por la unidad socialista del continente en el marco de gobiernos obreros y campesinos.

Lo aparatos obsoletos falsifican la historia para ocultar su adaptación al régimen en descomposición, con su seguidilla de votaciones y quórums parlamentarios a leyes de la burguesía. El aparato del PO expresa a cada paso la crisis de la dirección revolucionaria que debemos superar.

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