Subte: rechazar las paritarias a la baja y pasar a un plan de acción de conjunto

Escribe Círculo del Subte del PO (Tendencia)

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Tras asambleas y/o consultas en numerosos sectores y una serie de comunicados emitidos por distintas agrupaciones, ha quedado al desnudo que la mayoría de los trabajadores del subte y de su cuerpo de delegados, rechaza la paritaria tal cual la firmó la UTA. La presión viene de abajo.

Se trata de un “acuerdo” que entrega el retroactivo de las paritarias 2020 (es decir asume una rebaja del salario real) y determina un aumento en cómodas cuotas que nuevamente será a la baja. La cláusula de revisión a octubre, como sugiere el acta UTA-Metrovías, también implica relegar salario. La prioridad es para los tenedores de deuda y el FMI, los exportadores de carne y granos, los empresarios industriales, o el mismo Metrovías.

La moción Segovia: ¿Por qué rechazo sin plan de lucha?

Esto ha originado una crisis en la propia directiva y sus agrupaciones, en particular la “30 de octubre “ que encabeza Segovia, y de la cual varios de sus integrantes se han pronunciado en contra. Frente a ello Segovia ha debido maniobrar para no terminar chocando con su base, planteando un “rechazo” que consistiría únicamente en no firmar, pero sin medida de fuerza.

En ese contexto la directiva pegó el faltazo a una audiencia ministerial por paritarias. Rehuyó a iniciar un plan de lucha que el plenario de delegados había votado iniciar, si la propuesta no satisfacía. Y postergó, en más de una semana, la reunión de delegados, dejando a los trabajadores en la parálisis.

El rechazo light de la agrupación 30 de octubre plantea al contexto de pandemia como un obstáculo para llevar adelante un plan de lucha. En ello coinciden con Pianelli. La agrupación que lleva el cumpleaños de Segovia como nombre, saca un comunicado con la firma de 6 directivos y 25 delegados. Pero no la firma de Segovia, pues no pretende romper los puentes con la política salarial del Gobierno. Manifiesta en la reunión de principios de años en la rosada con varias cúpulas sindicales, entre ellos los secretarios generales de Agtsyp y UTA.

La pandemia no es un freno para la empresa

Mientras la pandemia sería razón para paralizar a los trabajadores, para Metrovías 14 meses de pandemia –con sus respectivos picos- no fue un obstáculo ni para embolsar ganancias, ni para avanzar contra los derechos y resguardos sanitarios de los trabajadores.

La empresa embolsó 400 millones en ganancias, se quedó con parte de los aportes jubilatorios y aumentó 2 veces el boleto. Incumplió los compromisos de desasbestización. Rompió la política sanitaria de burbujas y las reducciones horarias, imponiendo esto (con lock outs en la línea C y desafuero e intimaciones en la B). Fomenta el ingreso masivo de usuarios asegurando que el subte no era un ámbito de contagios. Desconoció casos de contactos estrechos.

Las medidas de restricción han disminuido desde la 1era vez que estuvimos en fase 1, con una cantidad de contagios y muertes récord. Somos esenciales, pero sin vacunas. Mientras los trabajadores perdimos a más de 15 compañeros entre el asbesto y el Covid, sufrimos una rebaja salarial que las sumas no remunerativas no alcanzan a paliar, la judicialización de delegados y descuentos en la base por las acciones de lucha en defensa de la vida.

Por un plan de lucha de conjunto

La directiva del sindicato pisa el freno al plan de lucha. Separando el problema del salario, del resguardo covid, de los desafueros por luchar, y la contaminación por asbesto. Tomado así, ningún problema terminará de resolverse. Se trata de un problema de conjunto y así debe ser abordado. La gestión del transporte para las ganancias privadas es incompatible con la salud y el bolsillo de los trabajadores. Frente a los atropellos patronales los trabajadores debemos ejercer nuestro derecho de protesta y de huelga en defensa ya no solo del salario sino también de la salud y la vida, mientras al mismo tiempo hay que reclamar contra la falsa cuarentena que habilita toda la industria incluso la que no tiene nada de esencial, y que tampoco controla que las empresas aseguren el transporte.

Para cambiar esta situación, se requiere pasar a la acción. Es necesario asestar una derrota a la patronal y cambiar la correlación de fuerzas. Quienes han obtenido victorias han usado el método de las huelgas, las coordinadoras, o la autoconvocatoria. La ausencia de la CGT y CTA es evidente.

En el último verano, una coordinadora de sindicatos encabezada por la federación aceitera bloqueó 22 puertos del país. En reclamo de un salario mínimo igual a la canasta familiar al bolsillo de los trabajadores. El triunfo de la huelga por tiempo indeterminado, mostró que la unidad de los reclamos y plan de lucha son mejor que luchar por separado. Como pasa en el subte con los tráficos, los talleres, las estaciones, etc. Todos separados sin pliego y plan común.

En los últimos 2 meses, hemos visto paros y piquetes de trabajadores de la salud en Neuquén, ambientalistas en Chubut, choferes de colectivos y desocupados en la capital. Los 9 días de encierro actuales fueron arrancados por paros de docentes y padres en autoconvocatorias.

Llamamos a salir de la parálisis. Por la inmediata convocatoria al cuerpo de delegados, por el respeto de su mandato, por el inicio de un inmediato plan de lucha, con paros progresivos y asambleas generales por línea. Por un pliego integral de salario, vacunas, burbujas sanitarias, eliminación de desafueros y desasbestización. Por el reparto de las horas de trabajo esencial, por salario y vacuna para todos los trabajadores. Por el impulso de la coordinación y la unidad con las luchas en curso.

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