Escriben Florencia Suárez y Julián Asiner
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El Ministerio de Salud porteño, a cargo de Fernán Quirós, manifestó su voluntad de cerrar definitivamente el sistema de concurrencias, por el cual 1.400 profesionales acceden de manera gratuita a una formación especializada de posgrado de cinco años de duración, en los hospitales públicos. Pero el gobierno de Larreta no se encuentra solo en esta verdadera cruzada contra la salud pública: lo acompañan el rector de la UBA, Alberto Barbieri, y la camarilla radical-peronista que gestiona las facultades de Ciencias Médicas y Psicología.
¿Cuál es el premio para la UBA por mediar en esta liquidación de la capacitación profesional en el sistema de salud? Sus facultades, y en particular las cátedras adictas a los decanos Gelpi (Ciencias Médicas) y Biglieri (Psicología), absorberán el “mercado” de las concurrencias, transformando en paga la formación que hasta ahora se brindaba de forma gratuita en los hospitales y centros de salud. En un mensaje que se viralizó en el día de ayer, una psicóloga lo graficó de esta forma: “el kiosco que desde hace años tienen algunos docentes/cátedras de la facultad se ampliaría a un supermercado”.
¿Y qué gana el gobierno porteño con todo esto? La retirada del hospital público de su lugar central en la formación profesional les abrirá las puertas a los cursos de especialización pagos que, además de la UBA, ofrecerán clínicas, institutos y universidades privadas. Por sobre todo, la conversión de los concurrentes en “cursistas” implicaría la negación de su inclusión con salario y ART en la planta hospitalaria, el reclamo que se viene escuchando con fuerza desde la pelea contra la ley precarizadora que Larreta intentó, pero no pudo, sancionar en diciembre de 2019. Quirós quiere ponerle un punto final a la lucha por el reconocimiento laboral de los concurrentes.
Con la venia de la gestión de Medicina y del sindicato de Médicos Municipales, el gobierno avanzó este año cerrando prácticamente la totalidad de las concurrencias médicas, afectando a especialidades clave en la lucha contra la pandemia como infectología, kinesiología y Clínica Médica. De 519 cargos que se ofertaron en 2019, se pasó a 344 en 2020 y a solo 192 en 2021. Para 2022, Quirós se propone cerrar las concurrencias de Salud Mental, que este año lograron resistir gracias a la organización y lucha de sus servicios, con epicentro en el Ameghino. Ocurre que muchos dispositivos de los centros de salud mental, que son un patrimonio público único en la Ciudad, se sostienen a pulmón gracias a la labor no reconocida de los concurrentes.
El avance contra las concurrencias es una idea “made in Hospital Italiano”. El ministro, que proviene de ese hospital privado, pretende contar con pasantes (“fellows”), que paguen por su formación sin reclamar derechos laborales. Además de degradar la formación, que pasaría de cinco años en servicio a una cantidad limitada de horas de prácticas, la propuesta implicará una mayor precarización laboral a futuro, ya que a diferencia de los cursos universitarios las concurrencias garantizan un puntaje importante a la hora de concursar un cargo. Para el gobierno porteño, la privatización de la formación es un primer paso para avanzar en la privatización de las prestaciones sanitarias.
Las concurrencias son el eslabón más débil de la carrera profesional en la salud pública. El gobierno procede a su cierre mientras recorta cargos de residencia, niega las licencias y reduce el salario de médicos y profesionales a su mínimo histórico. Hay una caída vertical del poder adquisitivo que convive la sobre exigencia que implica la pandemia, lo cual se está traduciendo en renuncias masivas de enfermeras y enfermeros. El cierre de las concurrencias es también un golpe a enfermería, que es el otro sector que está en pugna por su reconocimiento profesional.
Mientras el gobierno porteño y el rectorado de la UBA conspiran, comenzaron las huelgas en los hospitales y clínicas privadas. El Hospital Garrahan decidió parar junto a la sanidad privada, repudiando la paritaria a la baja que firmó la burocracia sindical. En el Hospital Gutiérrez también comenzaron a organizarse los trabajadores. Tanto el oficialismo como la oposición de Médicos Municipales se mantienen en silencio, y no es casual si se tiene en cuenta que esta última es la que pactó con Quirós desde la gestión de Medicina-UBA. En Psicología, el decano de Franja Morada decidió acompañar su colaboración con Larreta con la proscripción de la lista de profesores opositora.
En plena catástrofe sanitaria, la política capitalista del gobierno y las autoridades cierne su amenaza sobre la salud y la universidad pública. No se puede permitir en pandemia este recorte contra la primera línea. Es necesaria una respuesta contundente, que unifique en una única lucha a concurrentes, residentes, trabajadores y profesionales de la salud junto a estudiantes y docentes. La masa de las facultades, que aspira a una formación profesional gratuita y a una inserción laboral futura en la salud pública, tiene que hacer oír su voz frente a la política colaboracionista de sus autoridades con la ofensiva depredadora del macrismo.
Es momento de construir una gran coordinadora de lucha en defensa de la salud y de sus trabajadores.