La bajante del río Paraná

Escribe Ezequiel Saulo

Primarización y depredación ambiental.

Tiempo de lectura: 3 minutos

La histórica bajante que registra el río Paraná ya es definida por la asociación de abogados ambientalistas como un holocausto ambiental. Esta situación desesperante en la que se encuentra el río coloca en la agenda política un problema que lejos de circunscribirse a una cuestión menor, netamente ambiental o de simples pérdidas económicas y de infraestructura, pone en tela de juicio los modos de producción capitalista en los Estados que tienen primarizadas sus economías y en su relación con el mercado mundial.

La deforestación indiscriminada de sectores como el sojero y ganadero; la proliferación en las últimas décadas de la minería a cielo abierto tienen una relación directa con este presente catastrófico, en el que la tendencia marcada es a la sabanización de los ecosistemas. En esto no existe grieta alguna entre los gobiernos de diferente pelaje en la región.

Sin grieta

En el año 2019 se arrasó con millones de hectáreas del Amazonas mediante incendios promocionados por el propio Bolsonaro, para expandir la “frontera agrícola” a costa de la selva-pulmón del planeta. Estos incendios aumentaron al año siguiente y por estos días comenzarán a verse nuevamente.

De estos bosques amazónicos que se queman dependen nuestros ríos. Para quien no lo sepa, es en el Amazonas donde se generan los llamados ríos voladores que producen las lluvias de invierno en el cono sur; el río Paraná se hace más intenso con las precipitaciones causadas por los ríos voladores. Hasta el río de la Plata tendría cierta estacionalidad si estos ríos voladores desaparecieran. Hoy esas lluvias son más escasas, esos ríos voladores están desapareciendo con el bosque nativo y se está poniendo en jaque no sólo la biodiversidad y el agua dulce, también la energía eléctrica que se genera en represas como Yacyretá. Pero incluso en la Patagonia se ha declarado una cínica ´emergencia hídrica´ como resultado de esta calamidad. Son siete las provincias afectadas por la bajante del Paraná.

Es de vital importancia aclarar, por si hay distraídos, que la política de quemar bosque nativo para recaudar dólares no es sólo una pasión bolsonarista: en el mismo momento que se quemaba el Amazonas también ardía la chiquitania en la Bolivia aún gobernada por Evo Morales y un año más tarde (2020) ardían bosques de provincias argentinas, como Santa Fe, Córdoba y Chubut, entre otras. Como se puede ver, se trata de una cuestión estructural en las economías de la región y en el lugar que ocupan en la economía mundial.

Chanchos y salmones

Desde el año pasado, frente a la necesidad de juntar dólares para cumplir con los vencimientos de deuda externa, el gobierno de Fernández viene insistiendo con una mayor primarización de la economía. Las granjas porcinas chinas y la industria del salmón picaron en punta para este cometido. Sin embargo las granjas son resistidas por los sectores ambientalistas y la segunda tendrá que esperar su arribo al país tras la prohibición de la cría de salmón por parte de la legislatura de Tierra del Fuego. De instalarse el capital chino con sus granjas porcinas en el país nos convertiremos en potenciales exportadores de futuras pandemias.

Fin de un mundo enfermo

Es en este cuadro que el gobierno nacional declara la emergencia hídrica, Una emergencia en forma de subsidios al capital que no resuelve ningún problema "hídrico" y mucho menos ambiental. Vale aquí citar los lineamientos para la campaña electoral presentados por el compañero Jorge Altamira:

"La potenciación social de la humanidad en las condiciones capitalistas se desarrolla a la par de la destrucción de su medio natural de sustentación. A medida que se acentúan las dificultades de la reproducción capitalista, las tendencias depredadoras se intensifican. El mundo asiste a una fenomenal degradación del suelo y la destrucción de la biodiversidad"

Un régimen social agotado es incapaz de preservar sus recursos naturales, está agotado porque sus bases, sus relaciones sociales de producción están agotadas y no tienen más que ofrecer a los explotados sólo destrucción, hambre y muerte. Sólo la clase obrera en el poder puede torcer el rumbo de la historia y ofrecer a la humanidad sustentabilidad ambiental a la hora de producir.

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