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Estás PASO nos presenta un terreno de convulsión política donde los sectores políticos que se alzan con la mayoría de los votos, son en gran parte reaccionarios. Desde JxC hasta Milei configuran un espacio de distorsión política enorme que convierte al electorado en consumidores con los cuales las listas de los partidos patronales especulan como si el voto fuese una cuasi-moneda. Pero como sabemos, una de las consecuencias más inmediatas de la circulación de este tipo de monedas es la devaluación. Claro que esta conceptualización no es capaz de representar la totalidad del fenómeno en términos políticos, sin embargo, es esa inmediatez de las elecciones la que termina traduciéndose en una baja en el valor del voto debido al creciente descontento de la población frente a las alternativas políticas que se van desarrollando en un contexto de crisis humanitaria como el que caracterizamos desde hace tiempo.
Lejos de la generalidad de las PASO, lo importante a señalar aquí es lo siguiente: las tendencias de derecha crecen, pero todavía tienen que ser probadas. La capacidad de cooptación del voto por parte de estas nuevas propuestas políticas tendrán la posibilidad de ser demostradas en las elecciones generales, donde se verá si realmente son alternativas políticas con gran terreno electoral, o si simplemente son un intento del liberalismo por quitarse la marca que les pesa desde el menemismo en adelante.
Sea como sea que se desarrolle la campaña electoral de cara a noviembre, la intervención de Política Obrera en la concientización de los trabajadores será clave para comenzar a marcar un camino revolucionario que tenga en perspectiva un estallido social de características históricas. El desarrollo de la conciencia de las masas puede significar un parte aguas entre el patíbulo y la libertad de la clase obrera.