Escribe Emiliano Monge
Un jefe de Gabinete con licencia más Aníbal Fernández.
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Alberto Fernández no logró graduarse de Presidente. Los cambios en el gabinete (seis ministros y un secretario de Estado), anunciados pasadas las 22 del viernes dejan afuera a Santiago Cafiero de la jefatura de gabinete y a otros ministros cuestionados por la Vicepresidenta, como Sabrina Frederic, Nicolás Trotta, Roberto Salvarezza, Ross, Felipe Solá y Claudio Basterra. Cafiero se recicla como ministro de Exteriores. Sigue adentro el camporista “Wado” de Pedro, el primero en poner “a disposición” su cargo como ministro del Interior. Otros ministros siguen, como Matías Kulfas, objetado por CFK, y Martín Guzmán, a la cual ésta dice no haberle pedido la renuncia. El nuevo jefe de Gabinete, José Manzur, entra en carácter de “interino”, con licencia como gobernador de Tucumán, a riesgo de ‘perder la silla’, acosado por su Vice, Osvaldo Jaldo. Alberto devolvió las cajas de la Anses y el Pami a la Cámpora, aunque ésta no la había entregado sino por medio de una renuncia sin efecto.
El’okupa de la Rosada’, según lo tildió Fernanda Vallejos, sigue amparado en un edificio ahora con riesgo de derrumbe. La demolición del albertismo difícilmente pueda ser juzgada como una victoria de CFK o la Cámpora, como si los cascotes los pudieran dejar ilesos. El objetivo de “relanzar al gobierno” es completamente incierto. De lograrse colocaría a CFK en la conducción del gobierno; de ocurrir lo contrario, la crisis tomaría otros contornos, como un adelantamiento de las elecciones previstas para 2023. Para impulsar un paquete de subsidios de aquí a noviembre, los procedimientos de la Vice han sido, digamos, groseros. El camporismo espera de este modo que vengan a votar dos milones de electores que se quedaron en casa, que supone kirchneristas. Una repetición de los resultados del domingo pasado (podría ser peror), dejaría al oficialismo completamente desnudo.
Un gabinete con Manzur y Aníbal Fernández, inspirará difícilmente a las masas. Los saben los obreros del azúcar y los cítricos en Tucumán. A Aníbal Fernández se atribuye la derrota del ex Frente para la Victoria en 2015, en la provincia de Buenos Aires. Es uno de los responsables políticos de dos crímenes: la masacre de Avellaneda, en junio de 2002, y del asesintao de nuestro compañero Mariano Ferreya, el 20 de octubre de 2010. Como secretario de Seguridad, por segunda vez, es una declaración de guerra contra el movimiento piquetero y una licencia al gatillo fácil. Estas modificaciones no son auspiciosas para el ‘relanzamiento’ del porteño Santoro en CABA. Manzur es uno de los operadores de las inversiones contaminantes en Argentina, y junto a Capitanich de las granjas porcinas de China. Se apresta a reunirse con el Banco Mundial en un proyecto para “reducir la informalidad laboral” (LN, 18/9). “Julián Domínguez, en tanto, irá al ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, un cargo que ya ocupó bajo el gobierno kirchnerista. Se va Trotta, un ‘aperturista’ de escuelas, sólo superado por el hijo político dilecto de CFK, el gobernador Kicillof. Daniel Filmus asumirá en Ciencia y Tecnología para reemplazar a Roberto Salvarezza, uno de los funcionarios cercanos al kirchnerismo que se había sumado a la ola de renuncias en masa y que causó irritación en el Presidente” (LN, 18/9). Una parte del ‘relanzamiento’ no es otra cosa que un cambio de figuritas en la ‘nomenklatura’ del kirchnerismo.
Trotta es el responsable de que las escuelas se conviertan en incubadoras de nuevas variantes como la Delta. Lo emula el nuevo ministro de Educación, Perczyk, para quien “Hay que recuperar la normalidad, iremos a buscar a los chicos uno por uno” (Clarín, 18/9).
Alberto Fernández no se ha recibido de Presidente, pero ha derechizado los “contrapesos” con la Vice. Esta situación ya fue vivida cuando el nombramiento de Capitanich como jefe de Gabinete en el último gobierno de Cristina, y de la candidatura fracasada de Aníbal. Detrás del ‘relanzamiento’ se monta un esquema de operadores políticos encargados de seguir serruchando la coalición gubernamental. Para después de noviembre ya hay pensadas nuevas ‘renuncias disponibles’, casi con seguridad sin ‘relanzamientos’.