Las “medidas de flexibilización” y la variante Delta

Escribe Emiliano Monge

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Las medidas de flexibilización de las restricciones por la pandemia Covid-19, desde la flexibilización de las burbujas hasta el no uso de tapabocas, tanto en ámbitos de estudio como en industrias, empresas y actividades sociales y privadas, anunciadas tanto por el gobierno de CABA como por el gobierno nacional no han tomado en cuenta la experiencia de otros países, que luego de medidas similares, tuvieron que ir a fuertes cierres debido a la expansión de nuevas variantes mucho más contagiosas y mortales (Delta, Mu). Esto fue reclamado por la patronal durante mucho tiempo, para garantizar la vuelta a la presencialidad laboral. Sin embargo, no se les escapa que la capacidad de ir a nuevos cierres por la expansión de contagios, es puesta en cuestión como consecuencia de la crisis política del régimen desatada por los resultados electorales.

Especialistas, consejeros de diferentes gobiernos, acuerdan que la entrada de la variante Delta, causante del 90% de los nuevos casos a nivel mundial, es “inevitable”. Más si se promueve la apertura de los viajes internacionales y se eliminan las cuarentenas y seguimientos. Eduardo López, infectólogo y asesor presidencial, dijo que “cerrar los aeropuertos”, ayudó al no ingreso de la variante Delta, y que su apertura puede permitir su ingreso (el intransigente, 21/9).

Está comprobado que la variante Delta puede convertirse en hegemónica en pocos días, y que tiene capacidad de diseminarse rápidamente entre los jóvenes y niños. En el país la vuelta a la presencialidad escolar, la reducción de la distancia en las aulas a pocos centímetros y lo que significa el transporte abarrotado en los horarios de movilidad escolar, junto a una tasa de vacunación muy baja como así de testeos y seguimientos, estamos ante un escenario perfecto para que la Delta se propague velozmente en diferentes comunidades utilizando las escuelas como incubadoras. El gobierno de CABA y el nacional, apuestan a que ocurra un milagro: que la variante Delta no se propague antes de noviembre y que no tengan que ir a cierres abruptos sin recursos económicos y políticos para realizarlos.

Chau a la inmunidad de manada

El miércoles, un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirmó que habrá brotes de coronavirus “hasta bien entrado el 2022”. La región se ha visto más afectada que otras partes del mundo, con más de 2 millones de muertes. Brasil, Colombia, México, Perú y Estados Unidos se encuentran entre los 10 países con mayor número de muertes acumuladas a nivel mundial. América Latina y el Caribe han tenido más muertes por coronavirus que Asia y África combinadas. El informe ha detectado la variante Delta altamente transmisible. Y ya está detectada en más de 135 países del mundo. La vacunación en los países más ricos duplica a los países más pobres, y esto promueve la creación de nuevas variantes y nuevas “pandemias”, lo que para muchos especialistas significaría el fin de la idea de la “inmunidad de manada” (llegar a una tasa de inmunidad que proteja a la población).

El virólogo del CONICET, Mario Lozano, anticipó: “Es muy probable que, en Argentina, dentro de un mes la cepa de esta variante (Delta) sea mayoritaria”, y “Cuanto más dejemos circular el virus, garantizamos que genere más y más variantes. Siempre hay que recordar que esta pandemia que afectó a todo el mundo, empezó con un solo caso humano”.

La variante Delta, más contagiosa y mortal, se disemina tanto sobre la población vacunada como sobre la no vacunada, y en muchos países están evaluando un refuerzo y pensando en una cuarta dosis. Frente a estas nuevas variantes, la prevención de la vacuna Pfizer cae al 75% y al 62% para Astrazeneca (ipro, 6/9). No todas las vacunas están aprobadas para el uso entre niños, lo cual representa un problema extra.

Y en las escuelas primarias, donde ya se han registrado brotes infantiles cuando falla la vacunación y el uso de mascarillas, los padres se debaten entre arriesgar a sus hijos al contagio o permitirles recuperar algo de la normalidad del salón de clases. “Un estudio realizado en California mostró cómo se propagó el coronavirus cuando una docente sin vacunar y contagiada se quitó el cubrebocas en un aula de primaria, un acto que desencadenó 26 infecciones” (NYT, 30/8). En EEUU se utilizó el metro y medio de distancia entre los alumnos, algo reducido por Trotta a 60 centímetros. Muchos docentes han pedido el retiro obligatorio.

En México, donde solo el 28 por ciento de la población está totalmente vacunada y también reabrieron ya las escuelas, más de 200 padres de niños de entre 12 y 18 años han presentado recursos legales [en inglés] para que un juez les permita vacunar a sus hijos contra la covid cuando el gobierno aún no autoriza la inmunización a los menores (NYT, 14/9).

En Israel, luego de una campaña de vacunación que supuestamente había conquistado la “inmunidad de manada” (a pesar de haberle negado vacunas al pueblo Palestino) y haber eliminado el uso de tapabocas, la variante Delta se expandió rápidamente entre la población vacunada y no vacunada, y con una tasa de contagios del 5,5% volvieron las restricciones y el cierre de escuelas. Muchos casos se dieron porque la apertura de los aeropuertos hizo que los israelíes importaran la variante Delta del exterior (El País, 20/8). En muchos países de Europa la explosión de casos de la variante Delta llevó a la vuelta de protocolos estrictos y el cierre de las aulas.

No sólo hay preocupación por Delta, la variante Mu fue inicialmente detectada en Colombia y las autoridades locales afirman que es la responsable, de un número de contagios “muy superior” a las demás olas que había atravesado el país. La OMS señala que Mu podría ser más resistente a las vacunas (France24, 9/9). Estamos ante aperturas que van en contra de las recomendaciones de especialistas y científicos.

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