Escribe Agustina Vaccaroni
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De acuerdo a una pericia forense llevada adelante por la Gendarmería, la ropa de Facundo Castro, hallada en una mochila cerca de donde fue encontrado su cuerpo en agosto de 2020, muestra signos ígneos, cortes y puntazos. La gorra, la remera y el jogging que se encontraban en la mochila descubierta por un pescador un mes después del hallazgo del cuerpo en un cangrejal de Cerri, son las mismas que el joven lurense llevaba puestas al momento en que le fue tomada una foto al lado de un patrullero. Facundo fue detenido a la vera de la ruta por la policía bonaerense el 30 de abril de 2020 cuando se dirigía desde Pedro Luro a Bahía Blanca para visitar a su novia.
Desde los primeros momentos de su desaparición, la madre de Facundo, Cristina, junto con sus abogados, denunció que lo sucedido fue una desaparición forzosa seguida de muerte por parte de la policía bonaerense y de un operativo de encubrimiento posterior. Estas pruebas periciales, añadidas al expediente, refuerzan el planteo de la querella y suman un elemento nuevo: Facundo habría sido vejado o torturado en los momentos finales de su vida. Las marcas cortantes e ígneas habrían ocurrido cuando las ropas analizadas se encontraban colocadas. El basamento de esto lo explica a InfoBAE (22/09) un investigador judicial, apuntando que “si los cortes se producen con la prenda apoyada en el piso, por ejemplo, los daños estarían en el frente y en la espalda, es decir en ambos lados, pero en estos casos, los cortes están solamente en una de las caras de la remera, o del pantalón”.
A la luz de estas pruebas, los abogados de Cristina Castro, Luciano Peretto y Leandro Aparicio, han anunciado que pedirán pruebas ampliatorias para determinar los elementos y mecanismos utilizadas para efectuar el daño sobre la ropa. En sus declaraciones al dar a conocer esta pericia, plantearon que lo sucedido con Facundo constituyó un hecho criminal, lejos de la teoría de la muerte accidental que cimenta desde el Juzgado n° 2 la jueza del caso, María Gabriela Marrón. Otras pruebas que sostienen la hipótesis de la querella se han ido recolectando en este año de investigación y lucha. Así se encontró un amuleto de Facundo, una sandía con una vaquita de San Antonio de madera, en el destacamento de Teniente Origone, se ubicó a un patrullero en las inmediaciones del lugar donde fue encontrado Facundo mediante triangulación de GPS y se halló una piedra turmalina y un pelo pertenecientes a Facundo en el patrullero señalado. Mientras tanto, la familia, los abogados y los amigos de Facundo sufrieron constantes amenazas y hostigamientos. En Bahía Blanca, militantes y activistas fueron detenidos por realizar pintadas exigiendo justicia. No obstante lo dicho, al día de hoy el caso continúa sin imputados. Los cuatro policías nombrados en el proceso, Mario Gabriel Sosa, Jana Curuhinca, Siomara Flores y Alberto González incluso nombraron a un abogado que tiene acceso al expediente y los asesora.
Las diferentes intervenciones políticas por parte del gobierno, sus funcionarios y de la oposición prometiendo celeridad, han sido vanas, quedando en meras reuniones publicitarias. El propio Berni operó a través de los medios de comunicación, y en esto le siguieron los candidatos principales de las listas de Frente de Todos y de JxC, que se sacaron fotos con el libro Operación Facundo, un libro que defiende abiertamente el accionar policial. En el caso de Sabina Frederic, que se reunió con Cristina Castro y sus abogados en agosto pasado, no le ha evitado las consecuencias de la crisis política post PASO, luego de la cual fue reemplazada por Aníbal Fernández, responsable de los crímenes políticos de Kosteki, Santillán y Mariano Ferreyra. Con la ministra de la “seguridad democrática” no hubo avances; el advenimiento de Aníbal Fernández anticipa más impunidad.
A la espera de los resultados de próximas pericias, continuamos exigiendo justicia por Facundo y castigo a los responsables políticos y materiales. Las implicancias han cubierto a la justicia, a la policía y a funcionarios políticos. La lucha de la familia de Facundo y de las organizaciones que la rodearon de solidaridad es lo que, hasta ahora, ha descubierto la desaparición de Facundo como un crimen de Estado.