Lucia Berlin y sus relatos de mujeres bellas y fuertes

Escribe Matias Melta

Tiempo de lectura: 3 minutos

El cineasta Pedro Almodóvar escribió el guion para realizar una película basada en varios de los relatos que forman parte del Manual para mujeres de limpieza”, de la fallecida escritora estadounidense Lucia Berlin. El proyecto cuenta con Cate Blanchett como protagonista. Como el español y su productora “El Deseo” perdieron los derechos sobre los cuentos, la actriz compraría los derechos y filmaría la película en inglés, con el guion de Almodóvar, pero probablemente con otro director.

Lucia Berlin fue una eximia y sentida escritora que falleció en 2004, casi no reconocida en vida. En 2016 unas selecciones de sus cuentos fueron reeditados en un volumen llamado “Manual para mujeres de la limpieza”, que se convirtió en un boom editorial mundial de crítica y lectores. Berlín fue una de las mejores escritoras de relatos que existió. Buena oportunidad para hablar sobre su vida y su gran obra.

Berlin nació en 1936 en Alaska y fue muchísimas cosas a lo largo de su vida: maestra, madre de cuatro hijos, empleada doméstica, enfermera, joven burguesa, gringa, esposa en tres matrimonios, telefonista y, sobre todo, escritora. Una escritora certera y profunda.

Vivió intensamente. A veces por elección, otras por obligación. Educada en un colegio de monjas en Texas, fue una adolescente rica en Chile y madre soltera de cuatro hijos en California. Las realidades que experimentó fueron disimiles. Desde pequeña, se mudó de un país a otro, y de ciudades a pueblos. Vibró con cada vivencia -tanto pequeñas como grandes-, reteniendo sensaciones y detalles que tradujo en relatos viscerales que rezumen muchos elementos autobiográficos.

Supo retratar en cuentos cortos y a través de personajes femeninos situaciones complejas o sencillas, a veces desgarradoras o tragicómicas, siempre tangibles, con una naturalidad en su pluma que transporta y lleva al lector a ponerse en la piel de sus personajes.

Su narrativa está impregnada de aromas y texturas, de realidades únicas, pero también comunes y corrientes. Conmociona y genera ansiedad, como si supiéramos todo el tiempo que lo que estamos leyendo contiene una verdad cruda. No hay tiempo para falsos consuelos. La verdad es la verdad. Muchas veces la soledad, por periodos el amor, o a veces algo parecido al amor. Pero Berlín transmite la soledad orgánica.

Muerte, vida, calles, marginales, trabajadores, burgueses, rebeldes, adultos, médicos, llantos, risas, borrachos, niños, mujeres solas batallando en su cotidiano por sobrevivir en un mundo lleno de incomprensión e inseguridades, mujeres como a ella, que luchó contra un fuerte alcoholismo y peleó como madre soltera para darle una vida digna a sus hijos. Berlin retrató todo esto y más. Su acto político fue que su obra diera cuenta y condensara esta lucha de mujeres por intentar desarrollar una vida plena, a pesar de su condición de oprimidas y explotadas. Hay una feminidad vital y poderosa en su escritura que nos muestra sentimientos puros y contradictorios y es sorprendentemente actual.

Al leer los relatos de Berlín se comprende plenamente que Almodóvar se haya sentido atraído por ellos, al punto incluso de querer llevarlos a la pantalla. Estos se conectan con la visión única, bella y tragicómica con la que el director español ha mostrado a lo largo de su filmografía las vivencias y batallas de todo tipo de mujeres, entregadas, como Berlín, a tratar de encontrar esa vida que las libere de esa constante angustia. Por caso, su película más reciente, que se estrena esta semana, “Madres paralelas”, con el papel protagónico de Penélope Cruz, abreva precisamente en esa tradición almodovariana.

En cuanto a la obra de Berlín, ahí están su “Manual”, otro compilado de relatos (“Una noche en el paraíso”) y, sobre todo, un libro autobiográfico (“Bienvenida a casa”), también profundo y revelador. Queda afirmar que cuando una obra artística habla vívidamente por sí misma no precisa de referencias de otros autores que tengan un estilo parecido, simplemente está allí esperando ser descubierta. Descubran a Berlin, no se van a arrepentir.

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