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Sebastián Piñera decretó el Estado de Excepción durante 15 días y ordenó el envío de Fuerzas Armadas a las provincias de Biobío y Arauco (región de Biobío) y en las provincias de Malleco y Cautín (región de La Araucanía), para aplacar lo que refirió como una “grave alteración al orden público”, en relación a las protestas de comuneros mapuches.
Así, en las 72 comunas de ambas regiones se verán limitadas las libertades de reunión y traslado y se permitirá que las fuerzas armadas apoyen labores policiales. Recordemos que está zona es la sede histórica de la lucha del pueblo Mapuche contra el acaparamiento capitalista de la tierra, a manos de empresas forestales y hacendados. La mayoría de los mapuches viven en la pobreza.
Piñera está inmerso en una gran crisis política debido a sus cuentas en paraísos fiscales que revelaron los “Pandora Papers”. La aprobación de su gobierno se derrumbó, en apenas una semana, del 22% al 15%. Pretende parar la caída con ´mano dura´. Ha recurrido a esta medida con el discurso de “proteger a la población, para resguardar el orden público y el estado de derecho'', ante los "los graves y reiterados hechos de violencia vinculados al narcotráfico, al terrorismo, al crimen organizado, cometidos por grupos armados". A su vez, anunció que las cuatro provincias del Biobío y La Araucanía, quedarán bajo el mando de un almirante y un general, respectivamente. Piñera tuvo el descaro de anunciarlo durante la conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón al continente, en 1492.
La militarización contra las movilizaciones y luchas del pueblo Mapuche se producen cuando faltan 5 meses para las elecciones y el candidato oficialista Sichel ha caído en su adhesión de votos. El presidente trasandino busca desviar la atención con una campaña macartista contra la lucha social.