Crece el trabajo en negro y cae la participación del trabajo en el Ingreso Nacional

Escribe Emiliano Monge

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En el día de ayer se conoció Según un informe del INDEC, que el 95% de los nuevos puestos creados se explican por el empleo no registrado (entre cuentapropistas y trabajadores asalariados). Sólo el 5% se trata de trabajadores registrados.

Según el último informe del INDEC, hubo un crecimiento del 17,2% en el segundo trimestre de 2021 en relación a los puestos de trabajo del segundo trimestre de 2020, aunque todavía son inferiores a los del segundo trimestre de 2019 (20.571.000). Los puestos de trabajo subieron de 17.131.000 a 20.086.000. Pero casi en su totalidad eso se debió al aumento de los asalariados no registrados (+ 1.329.000) y cuentapropismo (+ 1.463.000). Los asalariados registrados solamente mejoraron en 163.000 (Clarín, 19/10). Aún cuando el desempleo oficial es inferior al 10%, la cantidad de gente empleada es menor a 2019, por lo que se calcula que el desempleo real es superior al 30%.

En el sector privado, el trabajo en negro llega a su máximo histórico, el 40%: “el 40% de los puestos de trabajo de los asalariados del sector privado no están registrados. Son 4.492.000 trabajadores informales sobre 11.405.000. Además, hay otros 5.108.000 trabajadores por cuenta propia, que en un 70% no está registrado” (ídem). El sector público es el mayor precarizador del empleo en Argentina, y en algunas provincias esas cifras son escalofriantes. Gran parte de los 11 millones de trabajadores que reclamaron el IFE el año pasado, no lograron un empleo en blanco, y por el contrario, los que volvieron a conseguir trabajo lo hicieron en condiciones más precarias y por salarios con menor poder de compra.

Se trata de una enorme cantidad de trabajadores informales. La mayor actividad informal son los trabajadores de servicio doméstico, que cuentan con 505.000 personas registradas y más 800.000 no registradas, a pesar de los diferentes planes del gobierno para registrar el empleo doméstico. La construcción, uno de los sectores con mayor repunte este año, es uno de los más “negreros”: 355.000 registrados sobre un total de 1.300.000 trabajadores informales y cuentapropistas.

En horas trabajadas, el aumento fue del 50,1% respecto al mismo trimestre de 2020. “Las horas de los asalariados crecieron 45,7% y las de los no asalariados, 65,0%. En el caso de los registrados, el ascenso de las horas trabajadas es de 40,3% mientras que las horas correspondientes a los no registrados se incrementaron en 63,1%”. Las personas pueden tener más de una fuente de ingresos por concepto de empleo, bien porque trabajan para más de un empleador o, porque además de trabajar para uno o más empleadores, trabajan por cuenta propia.

Nada de “Fifty-Fifty”

También se dio a conocer datos del INDEC sobre la participación de los trabajadores en la economía, que cayó del 49,8% hace un año al 40% ahora. Esto se explica por la escalada de la inflación y las paritarias pisadas. El sector empresario incrementó su participación en la “torta” nacional y pasó del 47% en 2020 (llevándose 3 de cada 4 pesos en subsidios durante el comienzo de la pandemia) al 50,9%. La industria manufacturera y exportadora, explica un buen porcentaje de esa suba. En términos absolutos, las ganancias empresarias crecieron más de un 100%, muy por encima de la inflación promedio, que se ubicó en 48 % en la comparación del segundo trimestre del año contra el mismo periodo de 2020.

“No hay registros que en tan poco tiempo en que la actividad económica tuvo un fuerte rebote – un crecimiento del 10,3% interanual entre enero y junio y del 17,9% en el segundo trimestre, con un fuerte incremento de todos los precios - se haya producido semejante desplome, según el Informe del segundo trimestre de la “Cuenta Generación de Ingresos e insumo de Mano de Obra” del INDEC” (Clarín, 19/10).

Los cuentapropistas subieron del 11% al 12,6%, y esto se explica porque mucho trabajo en blanco y registrado pasó al rubro de “cuentapropista”, producto de la precarización y tercerización que avanzó durante la pandemia. Muchos de ellos recibieron subsidios que se terminaron a fines del año pasado. “La mayor actividad permitió que se recuperara el empleo asalariado no registrado y el cuentapropismo informal, casi sin avance de los asalariados formales” (ídem).

La inflación y la eliminación de los subsidios (IFE y ATP) provocaron lógicamente un retroceso en los salarios y el costo laboral en relación al valor de la producción (ídem). Mientras la Canasta Básica Total (CBT) registró un aumento de 3,2% en septiembre, por lo que una familia tipo -compuesta por dos adultos y dos menores- necesitó $ 70.532 para no caer en la pobreza, los salarios promedio no superan los $ 45.000 pesos.

El incremento desmesurado del trabajo informal pone al desnudo la complicidad de la burocracia sindical con las patronales, grandes y pymes, cuando se trata de la contratación laboral.

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