Olavarría: conflicto en Loma Negra

Escribe Juan Ferro

No a la reforma laboral.

Tiempo de lectura: 2 minutos

En Olavarría se ha reabierto un importante conflicto entre el pulpo internacional Loma Negra (hoy en manos de capitales brasileños) y el sindicato minero, AOMA. La medida puede afectar la provisión de cemento, por lo cual tendría incidencia directa en la industria de la construcción pues la cementera abastece el 70% del cemento que se utiliza en el país.

El conflicto -que tuvo un antecedente en diciembre del 2020- dejó al descubierto un brutal procedimiento de precarización laboral, que es el rasgo dominante de toda la industria minera. Nuevamente son los trabajadores de Minerar, una de las tantas tercerizadas que abastecen al grupo de Camargo Correa, quienes retoman la lucha por su encuadramiento. Esos trabajadores antes estaban encuadrados en una rama del convenio (cal y piedra), con salarios muy inferiores a los de la rama cemento. Finalmente pasaron a la rama superior en Minerar. El acta final firmada el año pasado entre el sindicato y la empresa, ya abría el paraguas de lo que vendría pues incluía una cláusula insólita que señalaba que “ambas partes” consideraban que no había precarización laboral. Minerar de cualquier forma incumplió durante casi un año aspectos del convenio en la rama cemento y se reabrió el conflicto, esta vez, por presentimos, contratados y condiciones de trabajo. Se sucedieron las conciliaciones obligatorias dictadas por funcionarios locales del ministerio de Trabajo, que son prácticamente peones del grupo que dirige Loma Negra.

Cuando ya se había logrado un acuerdo entre el sindicato y Minerar por los puntos del conflicto, la patronal de Loma Negra le impuso a la de Minerar que desconociera el acuerdo con los trabajadores si quería seguir abasteciendo a su fábrica.

Reforma laboral

El grupo brasileño Camargo Correa está siendo ampliamente favorecido por la reactivación de la construcción en la salida de la pandemia y está avanzando en inversiones con la ampliación de L'Amalí, en un proyecto de u$s 350 millones con el que duplicó la capacidad de la fábrica. Esa ampliación se inauguró a mediados de este año.

La modernización de la fábrica está dejando en la calles a un tendal de trabajadores del grupo y en otras tercerizadas que lo abastecen. La suplantación de los viejos hornos por otros de alta tecnología ya ha dejado más 340 mineros en la calle. La empresa ha implementado “retiros voluntarios” para muchos, pero un trabajo en los hornos deja sin reservas físicas a cualquier trabajador para el ingreso a un nuevo trabajo. La empresa además quiere imponer en su fábrica y en todas las tercerizadas que lo abastecen la imposición a sangre y fuego del “Ius Variandi”, haciendo fichar a los mineros cuando empiezan y terminan el trabajo en la máquina, algo que en una industria como la minera de alta suciedad y contaminación le roba al trabajador por lo menos una hora diaria de su jornada, liquidando el viejo convenio de los mineros.

La renovación tecnológica también está llevando a la suplantación de los viejos mineros efectivos que ahora son reemplazados por nuevos “operadores” flexibilizados, por lo que, en el actual conflicto, se pone en juego para los trabajadores quebrar la tentativa de estos grandes grupos internacionales por imponer en los hechos una reforma laboral.

El respeto al convenio, la eliminación de la aplicación del “Ius Variandi” al antojo de las empresas y el pase a planta permanente de todos los contratados y tercerizados, es uno de los grandes ejes del conjunto del movimiento obrero. La dirección nacional de AOMA no ha dado el paso de convocar a un paro general del gremio para defender estas cuestiones estratégicas.

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