Colapsa el sistema sanitario de Córdoba

Escribe Augusto César Ludueña

El gobierno “ómicron” de Schiaretti.

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El gobierno peronista de Hacemos por Córdoba se ha mostrado como el mejor aliado de la variante Ómicron, como lo fue también con las variantes precedentes, dado que promueve la presente explosión descontrolada de contagios en su afán de garantizar la presencialidad laboral a toda costa. El colapso generado por el gobierno está llevando a toda la población trabajadora a infectarse y a padecer un daño sanitario incalculable.

Debido a esta disparada de los contagios, muy por encima de la media del país, la provincia de Córdoba se ha convertido en noticia nacional. Los últimos datos de positividad superaron los 8.500 infectados, cuando el récord previo había arañado los 5.500. Desde los primeros días de la semana pasada, los centros de testeo de la ciudad capital se han ido colmando. En el mercado de Alberdi la fila superó el kilómetro de extensión, con más de seis horas de espera. En el centro de testeo de la Ciudad Universitaria, la fila era aún más larga. Todos los centros de pruebas están colapsando.

Semejante demanda exponencial de test y análisis de laboratorio ha puesto de manifiesto que el sistema sanitario de la provincia carece de los insumos suficientes para atender a esa demanda de test “rápidos” y tampoco hay laboratorios que puedan procesar la exorbitante demanda de análisis. Esta explosión de contagios es consecuencia directa de la política anti-sanitaria del gobierno de Schiaretti, que ha hecho todos los esfuerzos necesarios para someter a la población trabajadora a un régimen laboral de presencialidad sin restricciones sanitarias en plena pandemia. El objetivo ha sido recuperar los beneficios capitalistas, bajo el argumento del “lucro cesante” de las empresas durante el primer año de la pandemia. Mientras tanto, la ocupación de camas críticas se triplicó en la última semana.

Como consecuencia de este colapso sanitario, el gobierno dispuso realizar pruebas y análisis sólo a los que se consideran casos “asintomáticos”. A los casos con síntomas Covid compatibles, a partir de ahora se los considera directamente positivos y se les indica no concurrir a los centros de testeo. A su vez, redujo los días de aislamiento para los contagiados, con el fin de que se reincorporen lo más rápido a su actividad laboral.

Los trabajadores del sector público provincial volverían en su totalidad al teletrabajo por disposición del gobernador. Pero el gobierno provincial persiste en mantener habilitados los locales gastronómicos, de esparcimiento y de espectáculos, como bailes, teatros y cines, hasta las 3.00 de la madrugada, sin protocolos. Sólo se exige “pase sanitario” a los eventos habilitados para concurrencias entre 1.000 y ¡hasta 8.000 personas! Esta política cuenta, además, con la complicidad de todo el arco opositor, de toda la burocracia sindical, así también como asociaciones profesionales de la salud cooptadas por el Estado. Un párrafo aparte merece la izquierda “que no mira para otro lado”, o sea el FITU, que aún mantiene su política en favor de la “presencialidad cuidada”, que hasta ahora no ha demostrado en qué se diferencia sustancialmente de la presencialidad oficial.

Previo a esta disparada de contagios, la lucha obrera comenzaba a levantar temperatura, como lo demostraron las grandes movilizaciones piqueteras o el reclamo de reapertura de paritarias de los estatales. Debemos darle impulso a las luchas de la clase obrera, comenzando por enfrentar la política presencialista del gobierno de Ómicron-Schiaretti.

Desarrollemos la discusión en todos los gremios, en las asambleas de autoconvocados, en los barrios y en las organizaciones piqueteras para frenar la estampida de contagios, para exigir el cese de las actividades no esenciales y la asignación presupuestaria para atender el 100% de las demandas sanitarias.

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