CABA: cacerolazos en los barrios contra los cortes de luz

Escribe Olga Cristóbal

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Si hay una melodía porteña a la que temen los gobiernos patronales es al sonido de las cacerolas, que suele marcar el fin de la paciencia de los sectores medios. A tal punto que -so capa de no confundirlas con protestas derechistas- el kirchnerismo intentó rebautizarlas “ruidazos”. El viernes a la noche, las cacerolas se hicieron escuchar en distintos puntos de la Ciudad, como Recoleta, Paternal, Villa Crespo, Palermo, Belgrano y Flores, barrios donde los cortes de luz, que empezaron a primera hora de la mañana, persistían. Estas protestas, la mayoría desde los balcones, se sumaron al corte durante toda la tarde de la avenida General Paz, a la altura del barrio de Mataderos. Una larga estela de fogatas, avivadas por vecinos enervados, iluminó la avenida a oscuras hasta la medianoche.

Según el Ente Nacional de Regulación de la Electricidad (ENRE), Mataderos, Liniers y Flores son los lugares con mayor número de afectados. El ENRE explicó el apagón por la exigencia de una demanda récord en medio de la ola de calor. Es posible: ayer 57 ciudades argentinas superaron los 40 grados y la Ciudad y el conurbano superaron los 41.

Alberto Fernández, durante una reunión con empresarios, insistió en que las industrias moderen el consumo porque prefería “que los hogares no sufran” cortes. “Ya no sé qué más nos va a pasar a los argentinos, tuvimos una ola de calor que no se repetía hacía no sé cuántos años”, lamentó como un orate. Fernández sabe perfectamente que la ola de calor no es un designio divino: es la suma de políticas capitalista que han llevado a una debacle planetaria: el desmonte, la construcción sobre los humedales, el uso desenfrenado de automóviles y camiones en desmedro del ferrocarril, la cementización de las ciudades, la explotación agrícola con monocultivos como la soja y el uso de pesticidas que extinguen la diversidad biológica y contaminan los cursos de agua.

Una entrevista a Carolina Vera, especialista en Ciencias de la Atmósfera y referente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) responde “qué más nos va a pasar a los argentinos”: “En un mundo con un calentamiento de 1,5 grados sobre los valores normales, este tipo de olas de calor son más frecuentes y de magnitudes más intensas. Si el calentamiento global continúa, si llegamos a un calentamiento global de un grado y medio en 2040, la frecuencia de estas olas de calor intensas se acelerará ocho veces”. (Pág. 15-1-2022)

En ese contexto, a sabiendas de que el calor se va a mantener en niveles insoportables, el gobierno ha permitido que las empresas de electricidad se rifen la calidad del servicio, no exista ninguna política seria de mantenimiento, desarmen un plantel de trabajadores altamente calificados, formado en décadas de experiencia, para reemplazarlos por empresas tercerizadas que explotan sus obreros y les pagan a destajo. Y por si fuera poco, los ha coronado con subsidios y autorizado la suba segmentada de tarifas, que repercutirá a través de los “costos empresarios” sobre toda la población.

No hace falta ser adivino para pronosticas un concierto feroz de cacerolas a la brevedad.

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