Berazategui: “El régimen político mussista huele a podrido”

Escriben El Colo y Sergio Salgado

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El título que lleva este artículo es la conclusión política que sacan por estas horas y días los vecinos de Berazategui, ante la situación de crisis sanitaria, social, económica, de servicios públicos municipales y política, que enfrenta la masa trabajadora en el distrito. No se reduce a la acumulación de basura en plena ola de calor durante los primeros días de enero, producto de la histórica huelga de los trabajadores municipales de Higiene Urbana, obligados a resistir los despidos masivos que efectuó Juan José Mussi. La huelga municipal fue un golpe al régimen mussista de precarización laboral municipal, y lo obligó a dar marcha atrás con el grueso de los despidos por primera vez en años. Pero el conflicto no logró la reincorporación de los principales directivos de la UPMB, el nuevo sindicato, que lideró la huelga.

El gran responsable de esta debacle política y social es el intendente Juan José Mussi que, en sus 34 años de gobierno, sólo benefició sus intereses personales y de camarilla. Mussi, uno de los incólumes “barones del conurbano”, es el puntero burgués que mejor ha logrado representar a la patria contratista (pejotista o macrista) y a las patronales de la gran industria local (Rosatto), a veces presentada como “PYME” en los parques industriales, verdaderos paraísos de evasión de impuestos y de precariedad laboral.

En su derrotero, el mussismo se acopló a todos los gobiernos de turno. Fue renovador-cafierista, luego menemista, después, duahldista, kirchnerista, kristinista, y tuvo sus mieles con la Vidal como gobernadora de Macri. El primo de éste, Nicky Caputto, emprendió grandes negociados inmobiliarios con los countries y barrios cerrados, de la mano del grupo Calcaterra, devastando la selva marginal, los humedales y parte del bosque del Parque Pereyra Iraola. Hoy, Mussi es un ferviente seguidor de Alberto Fernández.

Juan José Mussi nunca vaciló en desarrollar políticas de ajuste y miseria contra la clase trabajadora, convalidando el cierre de varios centros laborales, como el frigorífico SUBPGA, Consignaciones Rurales, Parafina del Plata, la transportista Río de La Plata, Maltería Hudson, Dupont-Ducilo-Invista-Kordsa y otras, que dejaron en la calle a miles de trabajadores. Berazategui es hoy, en parte, un Municipio “dormitorio”, puesto que la desindustrialización fue tolerada y la Municipalidad asumió como parte de deudas fiscales algunos de los predios de estas patronales, que fueron a la quiebra o se fugaron al exterior.

Los barrios populares, incluso el casco céntrico, sufren el deterioro de la infraestructura de servicios públicos municipales fundamentales y claves. La falta de inversión en los mismos es notoria, y la obra pública municipal se caracteriza centralmente por su condición “decorativa”. Mussi habla del “embellecimiento de los centros comerciales”, y de una política cultural con personal precarizado, con la cual busca “meterse en el bolsillo” a una franja de la pequeña burguesía; pero cloacas, desagües pluviales, asfalto con cordón, entubamiento de zanjas, arroyos, plan de viviendas municipal, urbanización ordenada y planificada, no existen. Mussi se vanagloria de índices de cloacas, de red de agua potable y de pavimentación, que siempre fueron a cargo del bolsillo de los vecinos y de un activo movimiento vecinal fomentista, que él se encargó de quebrar, vaciar y cooptar en su momento.

Desde hace años, la falta de agua de red (en plena pandemia), la falta de luz (que Mussi achaca demagógicamente a Edesur, pero se olvida del negociado contaminador de la Subestación Rigolleau, donde reprimió a los vecinos que reclamaban su instalación fuera del casco urbano), las cloacas tapadas, las calles inundadas, la falta de terrenos para viviendas populares, es la realidad que soporta la masa laboriosa de la población. El déficit habitacional abarca a más de 25 mil familias, en lista de espera para una vivienda social, y el hacinamiento en las barriadas obreras ha sido una fuente de expansión del Covid.

La pandemia en curso ha dejado al desnudo un sistema político local, completamente podrido desde el intendente hasta la oposición en el HCD, que ha votado diligentemente todos los presupuestos anuales de ajuste y tasazos contra los vecinos. Sanitariamente estamos en peligro de muerte constante ante el vaciamiento de la salud pública municipal, los CAPS no cuentan con personal ni insumos, hay guardias reducidas en el grueso de los mismos, mientras las prepagas de la medicina privada hacen fortunas. Los servicios del Estado están desmantelados, no funcionan las salitas barriales, y el Centro Sábato y el Hospital Evita Pueblo son constantemente colapsados por la demanda de atención.

Durante el 2021 y lo que corre de 2022, los reclamos y medidas de lucha vecinales no se hicieron esperar. Enero arrancó con la mencionada lucha de los municipales, pero también hubo piquetes vecinales en apoyo a esa lucha y en reclamo por los cortes de electricidad y por los problemas de falta de agua de red. Manifestaciones y cortes autoconvocados, a partir de incipientes asambleas barriales, llevaron el problema del agua de red al playón municipal. Y en diciembre pasado, las mujeres ganaron las calles contra un caso de femicidio. La bronca vecinal se expresa en las redes sociales por el aumento de los impuestos de un 43% (con opción a un 20% adicional, pero con picos de 170% por la rezonificación de barrios) y en las acciones callejeras mencionadas. En el ámbito del proletariado fabril, hay un clima de lucha por el salario en papelera Zucamor Ranelagh y mucha bronca en Papelera Berazategui por un asesinato laboral.

Política Obrera Berazategui caracteriza el cuadro de situación como de un verdadero polvorín social. Le planteamos a todas las capas populares de la población la necesidad de unir las distintas luchas y reclamos, y poner en pie asambleas barriales que sirvan como un canal de organización y coordinación para movilizarnos contra el poder político municipal, con independencia y autonomía respecto de las maniobras de los punteros y de los partidos políticos patronales, corresponsables de la corrupción denunciada recientemente en el Concejo Deliberante y la política de endeudamiento de las cuentas municipales llevada adelante por Mussi con el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) a tasa usuraria, para la supuesta compra de maquinaria para servicios municipales. Apertura de los libros contables del Municipio y deliberación popular para fijar el destino del presupuesto municipal.

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