Contra la guerra de la OTAN y contra el FMI, marchamos el 1 de marzo

Escribe Jacyn

La inauguración legislativa de Alberto Fernández.

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Entre diciembre y febrero, se desarrollaron dos movilizaciones multitudinarias contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Este miércoles, delegaciones de las organizaciones convocantes a aquellas jornadas volvimos a reunirnos para evaluar la situación política y los pasos a seguir. En ese marco tuvo lugar un debate en el que se vertieron diferentes posiciones.

La discusión fue instructiva, en especial porque se desarrollará más en lo inmediato. Un planteo que merece señalamiento es que el FMI viene para quedarse “por años”. Eso es obvio de la sola lectura del acuerdo, que prevé, explícita o implícitamente, pagos por más de una década, enlazados con varios defaults en el medio. Pero precisamente por esto, la solidez de la presencia del FMI en el tiempo se ve más cuestionada que nunca. La caracterización de la situación política no se desprende de los ‘memos’ del Fondo y el gobierno, sino del impasse enorme que representa el ajuste, cuando los autores admiten que no servirá para una salida a corto o mediano plazo. Lo que vino a quedarse es una crisis política inmensa, empezando por la crisis terminal que afecta al gobierno peronista, y que afectará a todas las estructuras del peronismo. Lo que se viene, por sobre todo, es una lucha de clases inmensas, que sufrirá de sus flujos y reflujos, pero que por eso mismo será prodiga en ascenso obreros y avances revolucionarios.

Varias organizaciones alimentaron expectativas de que las movilizaciones que emprendamos en ocasión de la votación del acuerdo en el Congreso, se asemejarán a las jornadas de diciembre de 2017 contra la reforma previsional. Según varios oradores, “acabaron con el gobierno de Macri”, algo que ninguno de ellos observó en la época, menos que nadie la fracción oficial del PO. El PTS sorprendió con el planteo de la necesidad de una “huelga general insurreccional”, porque nunca ha levantado la consigna de la huelga general a secas. El MST, por su parte, sostuvo “la exigencia de un paro con movilización” a la CGT, algo que se pierde en el vacío, porque la CGT se movilizará, pero para apoyar el acuerdo con el FMI. El PO oficial, en cambio, más optimista, planteó que el FITU mismo podría convertirse en el “canal” de una movilización de masas, sin detallar, lamentablemente, con qué métodos y consignas pretende conquistar ese lugar; fue una repetición de autoproclamaciones, que tampoco vienen acompañadas de una caracterización del momento político.

El ´entendimiento´ con el Fondo ha detonado crisis a repetición en el oficialismo y en la oposición, donde evalúan incluso saltear la aprobación del Congreso, como lo pide la Coalición de Carrió. Teme que las abstenciones superen la suma de votos positivos y negativos. El propio acuerdo ha entrado en un cono de dudas, debido a las divergencias acerca del tarifazo, que no serán superadas, sino por medio de acuerdos que se oculten a la opinión pública. A la gravedad de la hipoteca financiera, se suma, para este impasse, el temor a una rebelión popular durante la ejecución del ajuste.

El discurso inaugural de Alberto Fernández de las sesiones ordinarias del Congreso, estará centrado en estas contradicciones y choques. El Presidente va a presentar el plan de guerra que está enhebrando con el Fondo. Con estas premisas propusimos impulsar una demostración callejera para ese día. Podría ser la oportunidad de una primera demostración contra la guerra en Ucrania – ¡Fuera el FMI-Otan!

El FITU rechazó la propuesta con diversos argumentos. Para el PO oficial sería inconveniente rivalizar con la presencia que anunciaron la CGT y los intendentes, para apoyar a los Fernández, sin advertir que lo mismo podría ocurrir en ocasión del tratamiento en el Congreso, como ha ocurrido varias veces, recientemente.

El PTS, por su parte, se limitó a señalar que -según información recabada en los pasillos del Congreso, dijeron- AF no le dedicaría al tema más que algunas líneas de su discurso, como si esto no fuera en sí misma una manifestación de debilidad, en especial frente a una movilización masiva en contra.

Otras organizaciones, en cambio, apuraron el planteo de manifestar el 1°. Algunas incluso manifestaron su voluntad de participar.

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