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Por iniciativa del Sutna, ha sido convocado un "plenario abierto del sindicalismo combativo" para mañana, sábado 5 de marzo, en Unione e Benevolenza. A su vez, el Plenario del Sindicalismo Combativo, en otro comunicado, invita "a todos los trabajadores y luchadores anti burocráticos, a los sectores en lucha, a participar en el Plenario Nacional (…) a sumarse a la coordinación en el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC)." De otro lado, informa el aparato del PO: “El plenario será abierto por Alejandro Crespo, secretario general del Sutna y cerrado por el “Pollo” Sobrero, secretario general de la Unión Ferroviaria Oeste.
Como se puede ver de este compendio informativo, la convocatoria se resume a una actividad de reclutamiento del PSC, lo que frustra las expectativas de una asamblea abierta, que tuviera el propósito de establecer una política frente al conjunto de la crisis política nacional, que abarca desde la crisis mundial desencadenada por la guerra imperialista en Europa y el plan de ataque a los trabajadores que representa el acuerdo con el FMI. La crisis en su conjunto ha provocado un dislocamiento, por momentos al borde de la ruptura, de los partidos patronales, y la posibilidad, consecuente, de una quiebra política. Los diferentes comunicados que comparten esta convocatoria tienen un carácter sindicalista, en un momento en que los marcos sindicales estallan, de un lado por el carácter generalizado de la miseria social, del otro por la conversión de la CGT y la CTA en columnas vertebrales del acuerdo con el Fondo. Los tarifazos en la energía y el transporte afectan a masas inmensas de trabajadores empobrecidos y la clase media pauperizada.
El Gobierno y las patronales han dado por terminada la pandemia, con la exclusiva finalidad de desatender la asistencia a los contagiados y sus contactos, y dar piedra libre al tarifazo de las prepagas. Frente a decenas de miles de casos por día, el Gobierno dejó de hisopar a las personas con síntomas que no fueran de riesgo. Concedió a las empresas que se deje de aislar a los contactos estrechos y que el Covid deje de ser una enfermedad presuntivamente laboral – para ahorrarle miles de millones a las ART. Todo esto se hizo de común acuerdo con la CGT. La presencialidad sigue siendo un tema crucial que afectará mucho a la educación, por ejemplo, con el reinicio de las actividades universitarias.
La salida de la cuarentena abrió un proceso de elecciones en fábricas, establecimientos y en seccionales sindicales, en donde aparecen nuevas listas, ajenas a la burocracia. Además de nuevas comisiones internas en decenas de fábricas (Frigorífico Beccar, Pepsico Mar del Plata, Fedesur; Chevallier), aparecen nuevas expresiones opositoras como en el STIA (Lista Amarilla en Mendoza, Lista Naranja en Entre Ríos), en la UOM Villa Constitución, etc. Existe una importante tendencia a la coordinación, en particular entre los choferes de la UTA, en Limoneros de Tucumán, entre los trabajadores vitivinícolas, y que ya se había expresado, aun en el peor momento de la pandemia, entre los trabajadores de la salud. Todo este escenario ha quedado fuera del radar del plenario del sábado, que se presenta como la correa sindical del FITU. Nuestra corriente, Política Obrera, ha combatido esta tendencia de aparato del aparato del PO, más preocupado por evitar ´disidencias´ que por llamar a una irrupción de masa de los luchadores. No hubo asambleas, ni plenarios seccionales, mucho menos debates.
La convocatoria insiste en “que las centrales rompan la tregua y su integración al gobierno y lancen un Paro General y una gran movilización el día que se trate en el Congreso.” Omite denunciar que la CGT es la columna vertebral del acuerdo, al punto que llamó a ir al Congreso a apoyar al gobierno del FMI, no a repudiar el acuerdo con el Fondo. Hay una omisión de las numerosas autoconvocatorias y coordinaciones que recorren distintas regiones del país.
El “Plenario del Sindicalismo Combativo” ha estado borrado durante larguísimos meses. El MST ni el PTS han difundido, hasta ahora, una convocatoria. Las adhesiones que se han dado a conocer son, esta vez, menos que en el pasado. El carácter restrictivo de la reunión es propicio a disputas faccionales, que es lo último que necesita la clase obrera.
La lucha por poner en pie un Congreso Obrero debe partir de una deliberación y una organización real, en la lucha, de la clase obrera.