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A partir de marzo los jubilados que recibimos la mínima cobraremos $ 32.600; los de la PUAM (Pensión Universal Adulto Mayor), $ 26.100; y las Pensiones No Contributivas serán de $ 22.800. Rentas Vitalicias se ubicará incluso muy por debajo de estas cifras. Todos haberes de indigencia, pero que son los que cobramos el 80% de los jubilados de este país.
La confiscación es continua. Entre los años 2017-2019, el poder adquisitivo del conjunto de los jubilados se redujo en un 20%. Con los aumentos diferenciados de este gobierno en el 2020 hubo un deterioro para los haberes medios y altos de casi un 9%. Los miserables bonos otorgados en 2020 y 2021 fueron solo para los haberes más bajos, y no se integraron a los haberes.
Según Clarín (20/3), “A mediados de febrero, al conocerse el porcentaje de la primera movilidad del año para el periodo marzo-abril-mayo, el presidente Alberto Fernández aseguró: “Anunciamos el primer aumento de la movilidad jubilatoria de 2022. Es de un 12,28% en jubilaciones, pensiones y asignaciones y alcanza a más de 16 millones de argentinas y argentinos. Todas las jubiladas y jubilados empezaran el año ganándole a la inflación”.
Nuevamente la realidad le pega un cachetazo a una nueva promesa que cae en saco roto. En estos 2 meses la canasta de alimentos básicos de CABA y GBA aumento el 13,5% pudiendo llegar a casi el 20% en el trimestre. Es decir de 6 a 8 puntos por encima del aumento trimestral de las jubilaciones. En CABA el aumento de los alimentos básicos llego a un 17%.
Ahora debemos esperar hasta el mes de junio para el próximo aumento que comprende los meses de junio, julio y agosto.
La inflación calculada se ha visto exacerbada como consecuencia de la guerra en Ucrania. Los aumentos del gas, el petróleo, la soja, el trigo se van a reflejar con mayor agudeza en los próximos meses. Se vienen los tarifazos de la luz y el gas. Si en febrero el índice del costo de vida fue del 4,7 %, marzo no bajara del 6 %. Esto nos conduce a una inflación anual del 70/80 %, por ahora.
Las declaraciones del presidente Fernández de la guerra contra la inflación son una confesión de que la feroz carestía de los alimentos continuará inexorablemente.
Gobierno y oposición, bajo los designios del FMI y la complicidad de una CGT pro-patronal, han profundizado el ataque contra la clase obrera, donde los jubilados estamos en el centro de la tormenta con haberes de indigencia, victimas número uno de la pandemia que todavía no termina, con un PAMI absolutamente deficitario, con medicamentos, alquileres y expensas por las nubes.
No queremos una pensión a la vejez. Ningún jubilado debe ganar por debajo de la canasta familiar (hoy en $ 170.000). Los medicamentos y prestaciones debes ser el 100% gratuitas. Deben restituirse los aportes patronales. Nos oponemos a los tarifazos.
Un gran Congreso de trabajadores ocupados, desocupados, jubilados, de la mujer y la juventud debe ser convocado para debatir una salida a esta barbarie.
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