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El domingo 15 se concretaron las elecciones en ATEP. La burocracia encabezada por David Toledo, que desde hacía 14 años dirigía el sindicato, fue aplastada por otra lista burocrática, encabezada por Brito, que tuvo el apoyo de aparato del gobierno de Jaldo, varios intendentes y delegados comunales.
La Junta Electoral designada por Toledo tuvo una misión que llevó hasta el final: sacar de la contienda a la lista Fucsia, representativa de la docencia autoconvocada. Sin ningún argumento legal ni estatutario que la sustente, sentenció que la lista Fucsia era inválida a pesar de haber presentado lista completa -casi 200 candidatos- y haber presentado 600 avales, el doble de lo exigido. El mandato era impedir que la lista que representaba al activismo que organizó y sostuvo todos los movimientos de lucha en los últimos tres años pudiera conquistar la dirección sindical.
En contraste, la Junta Electoral dio vía libre a la lista oficialista y a otras tres listas, fracturas del mismo tronco burocrático, Listas que violaban las normas electorales más elementales, hasta el absurdo de aprobar a la lista oficialista y a otras teniendo el mismo candidato.
Todos los reclamos efectuados por la lista Fucsia ante la propia Junta Electoral, la Secretaría de Trabajo, el Ministerio de Trabajo y el reclamo de un amparo ante la justicia fueron negativos.
Toledo, actuando con total impunidad, fue víctima de su propia política burocrática. Que la elección la haya convocada un día domingo obligaba a una movilización de aparato. El despliegue de todas las listas burocráticas acarreando docentes fue como el que se produce en una elección general acarreando a los electores.
Brito tuvo a su favor algo inesperado. A pesar de que la lista Fucsia denunció la acción proscriptiva de la Junta y llamó a boicotear la elección, se afirmó entre la docencia una tendencia de sacarlo a Toledo de cualquier manera, y envueltos en un cuadro de confusión, Brito se benefició de una gran cantidad de votantes que lo hubieran hecho por la lista Fucsia si hubiera estado habilitada. La lista de Brito obtuvo 2.083 votos sobre los 1.560 de la lista de Toledo.
Se trata de un recambio burocrático. Brito es un enemigo de toda expresión de lucha independiente. Desde sus inicios en enero del 2020, atacó al movimiento autoconvocado docente. En 2021 puso en pie una “Coordinadora” que unía a sectores de la 62 Organizaciones peronistas, a la UDT (un sello sindical afín al manzurismo), todo un arco de agrupaciones con vínculos con algún sector del gobierno y el apoyo de todo el FIT-U, en especial del PTS, que rompió con el movimiento autoconvocado docente, y el PO oficial.
Esa “Coordinadora” -que no organizó ni coordinó ninguna lucha y sostuvo la presencialidad “cuidada”- se dedicó a realizar una sistemática campaña macartista contra los autoconvocados y en especial contra Raquel Grassino, su referente más destacada, mientras Brito cultivaba muy buenas relaciones con Jaldo y su aparato de intendentes y delegados comunales.
Las cuestiones reivindicativas pendientes acumuladas son explosivas, tanto las salariales, las condiciones de trabajo, como el vaciamiento educativos que ha llevado en el último periodo a una seguidilla de ocupaciones de escuelas por parte de estudiantes y de los padres, en todos los casos con apoyo docente, por la falta de agua, de sanitarios, de pizarrones, de personal de maestranza, por cuestiones edilicias y ahora la inminencia de una 4º ola de la pandemia con la presencia de alumnos y docentes empujados a actuar sin ningún protocolo para hacerle frente.
La nueva conducción de Brito va a reproducir los mismos métodos de regimentación y colaboración con el gobierno y su política ajustadora, como lo venía haciendo Toledo.
En la continuidad de la organización independiente del activismo que se agrupó en el movimiento autoconvocado está la clave para enfrentar los próximos desafíos.