Escribe Matias Melta
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El 15 de mayo se cumplieron 40 años del Festival de la Solidaridad Latinoamericana, que se realizó a poco de comenzada la guerra de Malvinas con el lema "Mucho rock por algo de paz" y que contó con los shows de los representantes más importantes del rock argentino de la época, como Spinetta, García y Gieco. El festival, que tuvo una convocatoria multitudinaria de 60 mil personas, sigue despertando debates y polémicas al día de hoy porque, debido a sus flagrantes contradicciones, fue un evento colaboracionista con la dictadura, que se jugaba sus últimas cartas en la sangrienta guerra.
La idea de un festival pacifista en medio de la guerra ya circulaba entre integrantes de diversas bandas, como Javier Martinez de Manal o Edelmiro Molinari de Almendra y Color Humano. El olfato de productores y milicos les dijo que quizás podía sacarse algún provecho de ese moviemiento en ascenso entre los jóvenes que era el rock.
En ese momento la dictadura militar, que años atrás perseguía a cualquier expresión del rock nacional, al comenzar la guerra había prohibido la difusión de música en inglés en todo el territorio argentino, por lo que la primera sonaba en todo tipo de medios, lo que la ayudaría a ganar una enorme popularidad. La famosa conductora y locutora Elizabeth "La Negra" Vernaci contó que "había temas recomendados por los militares como 'Solo le pido a Dios' y 'Muchacha Ojos de Papel'"('Virus, una generación', Ed. Vademécum). Daniel Grinbank, Oscar López, Pity Iñurrigarro y Alberto Ohahian eran los dueños de los principales productoras y agencias de management de rock del país y fueron quienes vieron la oportunidad de llevar a cabo un gran festival que pusiera a sus músicos representados en los oídos de toda Argentina. La dictadura brindó gran parte de la infraestructura, la seguridad y los distintos permisos que se necesitaban, entre ellos uno fundamental: el de transmisión, ya que el festival terminaría siendo transmitido a todo el país por Canal 9 y por las FM de Radio del Plata y Radio Rivadavia.
El festival se llevó a cabo el 15 de mayo de 1982 en la cancha de Rugby y Hockey del Club Obras Sanitarias. Para ingresar el público debía donar un alimento no perecedero, ropa de abrigo o cigarrillos, que el gobierno cívico militar de facto supuestamente llevaría a los soldados que estaban siendo masacrados en Malvinas -todo lo recaudado, obviamente, nunca llegó a la isla. Si bien se habían dado conciertos de rock con una gran cantidad de concurrentes, como el que brindó Seru Giran de forma gratuita en diciembre de 1980 organizado por el canal estatal ATC, el Festival de la Solidaridad fue el primero, masivo, que juntó a tantos músicos de rock tan sustanciales.
Contó con la plana mayor del rock argentino: Charly García, Luis Alberto Spinetta, Raúl Porchetto, Nito Mestre, León Gieco, Miguel Cantilo y Jorge Durietz -o Pedro y Pablo- Dulces 16 y Litto Nebbia, entre otros. El cierre estuvo a cargo de la "súper banda" PorSuiGieco, que unía a Porchetto, Sui Generis y Gieco.
Los músicos, la mayoría jóvenes de veinti tantos, participaron del festival desde la concepción solidaria y pacifista-naif que englobaba el slogan del mismo. Claro que esta visión pacifista, utilizada por una dictadura cívico militar asesina y voraz que estaba herida de muerte, caía en una contradicción insalvable. Ya el movimiento hippie de Estados Unidos, el cual los músicos argentinos tomaron de base, había sido totalmente derrotado años atrás utilizando ese mismo prisma. El pacifismo no brinda una perspectiva realista de lucha contra las atrocidades bélicas, sino que lo hace desde un planteo falaz y fantasioso "contra la violencia", casi en abstracto. Para terminar con esta, con las guerras y su barbarie, es necesario una acción colectiva, una demostración de fuerza consciente de los trabajadores del mundo, es decir una revolución, que derrumbe al sistema en descomposición que las produce, el capitalismo -y a su fase superior, el imperialismo-, para dar paso al socialismo. La guerra imperialista de EE. UU./ OTAN vs. Rusia es un gran ejemplo de esta necesidad. El pacifismo lleva a la confusión y a -no- pelear en los marcos del sistema. Esa confusión fue protagonista en los músicos que participaron del festival.
Hubo dos bandas, apenas formadas y que representaban dos movimientos musicales que recién llegaban a Argentina, que no participaron del festival: Los Violadores -pioneros del Punk Rock- y Virus -abanderados de la New Wave.
Si bien Los Violadores no fueron invitados al festival, su postura abiertamente anti dictadura -su primer hit fue la canción "Represión"- les valió un lugar simbólico como no participantes y denunciantes del mismo. Pil Trafa, su cantante, dijo: "Ese festival, de tan fraternal fue fratricida."
Virus, poniendo como excusa que su baterista tenía un dedo casi fracturado, decidió no participar del Festival -Grinbank era su manager. Tenían razones profundas: en 1977 el hermano mayor de los tres hermanos Moura integrantes de la banda, Jorge, había sido secuestrado por la dictadura, frente a sus ojos, y luego desaparecido. Era dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo -ERP. La banda repudiaba a la dictadura y a la guerra. El día del festival, sin embargo, Federico Moura, su cantante, estuvo en los camarines.
Al día de hoy, la polémica en torno al festival no se ha zanjado. León Gieco fue el único músico que participó que pocos años después hizo una dura autocrítica, para terminar dándole la razón a Pil Trafa de Los Violadores. Llama la atención -o no- que, más allá que diversos medios de comunicación se hicieron eco del aniversario del festival, solo el grupo Clarín realizó una defensa acérrima del carácter "solidario y pacífico" del festival, a través de su diario y de TN.
Raul Porchetto dijo hace días al Diario Clarín: "No me arrepiento para nada de haber tocado, a mí me encantó poder cantarle (su canción) 'Algo de paz' a la dictadura en la jeta”. En un sentido parecido se expresó al mismo medio Miguel Cantilo, quien se exilió del país entre los años 77-80: "Fue una decisión solidaria y no tuvimos ni la menor duda. Buena parte de nuestro público estaba en las trincheras comiéndose un garrón histórico. Lo mínimo que podíamos hacer era poner el hombro en un festival cuyo precio de entrada fue una donación."
Sin embargo, por las contradicciones expuestas, el Festival de la Solidaridad Latinoamericana se mantiene como una mancha oscura en la historia del rock de Argentina. Sirve para dejar en claro que, independientemente del mensaje que deje en su obra, el músico que toma postulados ideológicos propios del capitalismo -como el pacifismo- seguramente termine, quiera o no, siendo complaciente con el sistema.