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El desmadre inflacionario que afecta al conjunto de los trabajadores del país pone en evidencia el agotamiento del Estado para arbitrar en la presente crisis. La inflación esperada en 2022 se proyecta en un 80%. Han quedado atrás las ilusiones de que el adelanto de las paritarias y del aumento de salario mínimo y los planes sociales fueran a recuperar la enorme pérdida del poder adquisitivo por los trabajadores.
El gobierno ya no aspira a resolver la crisis. Se limita a sobrevivir, en medio de crisis cada vez mayores, hasta las elecciones de 2023. Este es el objetivo político del acuerdo con el FMI. Hay un pacto de hecho de todas las fracciones políticas, sin excepción, con ese objetivo.
El gobierno ha decidido congelar la entrega de nuevos cupos de planes sociales. Han crecido el trabajo precario, las “cooperativas”, el monotributo y la explotación laboral en negro. Las patronales reclaman la aplicación del plan “empalme”, para utilizar esa fuerza de trabajo a precio de ganga. Juan Grabois ha llegado a un acuerdo con Grobocopatel, de la gran patronal agro-industrial, para avanzar con ese “empalme”.
Las reivindicaciones de la clase obrera, con o sin trabajo, se encuentran en un impasse. La colaboración política de las burocracias sindicales y de las organizaciones "cayetanas" con el Estado nos ha llevado a un retroceso creciente. Es necesario romper este chaleco de fuerza y lanzar un plan de lucha independiente. Los trabajadores debemos salir del anonimato político. Debemos construir una oposición política propia al gobierno y a todos los partidos que colaboran con este sistema.
Necesitamos un Congreso de la clase obrera, un Congreso de trabajadores, para organizar una movilización de conjunto que derrote los planes del FMI y de las grandes patronales. Un Congreso de trabajadores que impulse y organice una huelga general y la organización en la base de todo el mundo del trabajo. El objetivo estratégico es que gobernemos los trabajadores. El Polo Obrero Tendencia convoca a un congreso abierto a todos los luchadores y sus organizaciones, para organizar una campaña de propaganda, agitación y organización con este objetivo. Luego de la reciente Marcha Federal, entendemos que han madurado las condiciones para esta iniciativa.
En la Marcha Federal hemos movilizado, más allá de nuestras organizaciones sociales y piqueteras, a los obreros del limón de Tucumán. Hemos movilizado a numerosos trabajadores textiles, de la Salud, de la construcción y de casas particulares, de la Ciudad de Buenos Aires. A los obreros del ajo en Mendoza y los vitivinícolas en Mendoza y San Juan.
Planteamos un aumento del ciento por ciento de los salarios y los ingresos del trabajo, para recuperar el poder adquisitivo que nos han confiscado gobiernos y patronales. Un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar. Un plan de viviendas y obras de saneamiento, bajo control de los trabajadores y el reparto de las horas de trabajo para generar puestos laborales. Es necesario que se abran las cuentas y libros de las grandes patronales. Hay que poner fin al pago de los 500 mil millones de dólares que el trabajador de Argentina tributa al capital financiero nacional e internacional.
La cuestión es quién impone una salida. Si las patronales y políticos de siempre, o la clase obrera y los trabajadores en general.
Convocamos a Congresos en cada provincia, el 20 de junio. A un Congreso nacional, el 9 de julio.
Discutiremos resoluciones y votaremos pronunciamientos. Como un Congreso con conciencia de clase, impulsaremos una campaña contra la guerra de colonización internacional de la OTAN y contra la invasión de la oligarquía de Rusia a Ucrania. Es una guerra que destruye vidas de trabajadores y que ha profundizado la crisis humanitaria internacional de la pandemia y desatado una ola de inflación y de hambrunas. En oposición a la guerra imperialista, llamamos al derrocamiento de los gobiernos que la promueven y a luchar por gobiernos de trabajadores.
El Congreso abierto que convocamos será un paso importante la construcción de un Congreso Obrero general de la clase trabajadora.
El 20 de junio, congresos regionales en todo el país.
El 9 de julio, un Congreso nacional abierto, con todos los luchadores.