Las cárceles infectan

Escribe Agustín Fernández

Tiempo de lectura: 2 minutos

A partir de la última semana, se han registrado una serie de reclamos en prisiones desde Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Concepción del Uruguay, exigiendo mejores condiciones de higiene y seguridad, ante la manifiesta posibilidad de que el virus efectivamente ingrese en los establecimientos, como asimismo se cumplan con las garantías y los beneficios que la ley les otorga sobre salidas transitorias y medidas de aplicación de la pena que los exima del encierro.

La difusión de videos y mensajes en las redes sociales sobre el hacinamiento que padecen caracterizan la situación. “De los 2.500 empleados que rotan semanalmente, ninguno utiliza protección recomendada y sobre los cuales sabemos que han tenido viajes y contactos en el exterior. Se nos informó que están preparando pabellones aislados, nos quieren dejar morir acá adentro” manifiesta un delegado de la cárcel de Coronda. Tengamos en cuenta que, según datos oficiales, en la provincia de Santa Fe se registran 7.000 personas privadas de su libertad donde conviven desde mujeres embarazadas, niños y mayores de edad junto aquellos que padecen tuberculosis, inmunodepresión y diabetes (La Capital 25/03) sumado a los 3.500 penitenciarios. Adherido a esto, el cese de las visitas y la imposibilidad de entregar alimentos por parte de estas, ante el pésimo estado de la que otorgan en los penales, cayó de mal en peor.

El saldo de estas acciones de lucha ha sido de 5 muertes, cuyas autorías se desconocen, y una crisis política que vuelve a tener al verborrágico Saín en la escena. Las crónicas periodísticas sitúan encontronazos con los fiscales de turno a la hora de exigir autorización judicial para proceder mediante la fuerza y “retomar” el control de los penales (La Capital 25/03) sobre lo cual se emplearon a todas las fuerzas especiales para reprimir y sofocar los reclamos.

Tomado de conjunto, Perotti que pregonó la “paz y el orden”, sigue sin encontrar el norte, porque la lista de homicidios, principalmente relacionados con el crimen organizado, no merma ni parece encontrar un límite. A su vez, la interna policial sigue haciendo estragos, hoy “concentrada” en amedrentar a la juventud en los barrios, reforzando su presencia en las calles.

En una visión más general aún, se evidencia que las condiciones materiales para enfrentar la pandemia hacen agua por todos lados. El aislamiento, por sí mismo, no alcanza, cuestión que los trabajadores de la salud tienen muy en claro al denunciar la falta de insumos, personal e infraestructura para responder el pico de la demanda, como sucede en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.

La eventual declaración de un estado de sitio tenderá a agravar la situación que desde el principio es improvisada. Ninguna supresión de las garantías constitucionales hará de antídoto. Las reivindicaciones que se deben exigir a los estados Nacional y Provincial deberían partir de la deliberación de las y los trabajadores, nunca suprimiendo su derecho a organizarse. Con aquellos privados de su libertad, la declaración los sumergiría en una indefensión total. Por kits masivos, condiciones de higiene y salubridad en todos los centros penitenciarios. Cumplimiento de los beneficios de ejecución de la pena, con su correlativo control, en cada caso particular. Cese de las prisiones preventivas, basta de superpoblar las cárceles.

No al estado de sitio, plena vigencia de las libertades democráticas.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera